(Enviada especial – Las Vegas) "En 2019, nacerá una nueva relación entre los humanos y los robots", dicen desde la compañía japonesa Groove X, creadora del robot Lovot, que está presente en Eureka Park, el sector de startups de CES.
Luce amigable, parece un robot de peluche, mira a los ojos, se desplaza por el salón. Pero muchos se preguntan: ¿para qué sirve?
En principio es la propia compañía la que se describe a Lovot como "un robot emocional" (la tecnología que usa está registrada como Emotional Robotics). El dispositivo ha llevado más de 3 años de investigación y desarrollo. Sirve como una mascota que busca cariño. Cuando reconoce a su dueño, comienza a moverse alrededor para buscar su atención.
Desde la compañía nipona explican a Infobae que la temperatura de Lovot es cálida. Y de acuerdo a la temperatura que perciba alrededor, a través de sus sensores, puede ir regulando la intensidad. Asimismo, es posible cambiar su ropa, y mostrará alegría cuando eso suceda.
Lovot no hará tareas que resultan útiles para los seres humanos. "Pero cuando estás con él, sentís alivio", dicen desde la compañía.
Según señala su creador, Lovot pide atención a las personas con las que vive. Sus ojos tienen seis capas para crear profundidad. Cuenta con 50 sensores ubicados alrededor de su cuerpo, cámara y micrófono. Es una pequeña computadora por dentro y usa inteligencia artificial para procesar los datos.
Puede detectar hasta 1.000 personas a través de IA y reconocimiento de imágenes. Lovot no habla. De hecho, no tiene boca. Al alzarlo, si se lo acuna, se quedará dormido, por ejemplo.
El robot realiza un mapa del lugar donde vive y luego reconoce el espacio. La batería de Lovot tiene una autonomía de una hora, sin embargo como una aspiradora Roomba, vuelve a su base cargadora de forma autónoma, si así lo necesita. Su valor es de USD 3.000.
No está conectado a internet, y destacan que resguarda la privacidad de sus usuarios. La nariz funciona como un joystick, reaccionando a movimientos laterales o presionádola.
Su creador Kaname Hayashi es japonés y trabajó anteriormente en la academia de desarrollo de Softbank, compañía creadora de Pepper, donde participó en la creación de ese robot.
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