Miramos el celular unas 150 veces al día y se estima que estamos online entre 5 y 6 horas por día. Esta conexión non-stop a los dispositivos se convirtió en una preocupación, cada vez mayor, en Silicon Valley.
Allí, en el epicentro de la innovación, hay ingenieros, directivos y expertos en tecnología que quieren mantener a sus hijos completamente apartados de las pantallas. Tal es el caso de Athena Chavarria, que trabajó como asistente ejecutiva en Facebook y ahora es parte de la Iniciativa Chan Zuckerberg.
"Estoy convencida de que el diablo vive en nuestros teléfonos y está causando estragos en nuestros hijos", Chavarria en una artículo publicado este fin de semana por el New York Times.
Sus hijos recién pudieron tener celular en el secundario y aún ahora, que son adolescentes, tienen muchas limitaciones para usarlo en el hogar. Y en el auto directamente tienen prohibido mirar sus móviles.
No sorprende: abundan los estudios que alertan sobre los efectos nocivos que pueden tener las pantallas en el sueño, el ánimo y al aprendizaje. Sobre todo cuando se produce una sobre exposición desde edades muy tempranas.
Kristin Stecher, que es ex investigadora de computación y está casada con un ingeniero de Facebook, también quiere mantener alejada a sus hijas de 5 y 3 años de los dispositivos electrónicos. Sólo les permite exponerse a las pantallas, por tiempo limitado, cuando tienen que hacer un viaje largo en auto o los viernes cuando comparten entre todos una película familiar.
Por su parte, Chris Anderson, ex editor del portal especializado en tecnología Wired, comparó el nivel de adicción que generan las pantallas con el crack. "Está fuera de nuestro control. Esto se dirige directamente a los centros de placer del cerebro en desarrollo. Va más allá de nuestra capacidad de comprensión como padres", aseguró.
Anderson, que tiene cinco hijos, les impuso reglas estrictas de conducta: el primer celular lo tienen recién al entrar al secundario, no pueden tener redes sociales hasta los 13 años y tampoco tienen pantallas en la habitación, según publicó el portal.
No son los únicos: Bill Gates le prohibió a sus hijos que usaran celulares hasta la adolescencia y Tim Cook dijo, hace poco, que no quiere que su sobrino esté en las redes sociales.
Pedagogía Waldorf
La necesidad de retrasar el primer contacto con los dispositivos electrónicos que estos gurúes tecnológicos plantean es algo que se viene implementando hace años en las escuelas Waldorf.
En los colegios que siguen esta pedagogía, basada en las concepciones del filósofo y educador Rudolf Steiner, creen que es necesario plantear el acceso a las computadoras y demás dispositivos electrónicos recién después de los 12 años, una vez que el alumno ya adquirió algunas estrategias de aprendizaje.
El contacto prematuro, se cree, puede limitar la capacidad de concentración, la creatividad y afectar la socialización. La primera escuela Waldorf se fundó en 1919 y en la actualidad hay miles de instituciones que siguen esta pedagogía, en todo el mundo. De hecho en California funciona la Waldorf School de Peninsula, donde asisten los hijos de muchos empleados de los gigantes tecnológicos que se encuentran en la zona.
Un Centro para la Tecnología Humana
Hace un tiempo, algunos referentes del mundo techie decidieron crear una entidad para generar conciencia sobre la necesidad de tener un vínculo más sano con los dispositivos. Así nació Centro para la Tecnología Humana (Centre for Humane Technology). Su director ejecutivo, Tristan Harris, trabajó para empresas como Apple y Google.
"Juntos, podemos lograr que las plataformas tecnológicas dejen de capturar nuestras mentes para priorizar nuestro bienestar", se destaca en la página del sitio. Allí se busca incentivar a las empresas para que desarrollen productos menos adictivos y también se comparten estrategias para que los usuarios controlen esa necesidad de estar online todo el tiempo.
Estar híper conectados a diversas plataformas hace que la atención quede atrapada en notificaciones y mensajes constantes. Así, se pierde tiempo valioso y capacidad cognitiva que, en vez, podría utilizarse para, por ejemplo, buscar soluciones para resolver problemas como el cambio climático o la pobreza, según se detalla en el sitio.
Apple y Google también apuestan al bienestar digital
La necesidad de combatir la adicción digital y sus efectos nocivos hizo que los gigantes tecnológicos tomaran cartas en el asunto e incorporaran herramientas en los dispositivos para fomentar el tiempo offline.
Apple sumó la herramienta Screen Time (Tiempo de pantalla) en iOS 12, la última versión del sistema operativo para móviles. Esto incluye un panel con información para saber cuánto tiempo y con cuánta frecuencia se está usando el teléfono o tablet.
Algo similar hizo Google con Digital Wellbeing (Bienestar digital) que está incorporado en Android P y también busca que el usuario tenga más control sobre el tiempo que pasa conectado a su móvil.
Encontrar el equilibrio
"Está claro que ni un bebé, ni un niño de dos años necesita un elemento tecnológico para jugar porque necesita, justamente, poder interactuar con un adulto, el contacto físico. Hace falta todo esto previo a poder usar un dispositivo que lo único que hace es excitarlo y mucho", explicó a Infobae, Nora Koremblit de Vinacur, psicoanalista de niños y adolescentes, que es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
En este sentido, la especialista dijo que no es conveniente que los niños usen aparatos electrónicos antes de los cinco años y que el contacto debe estar regulado por los mayores. Son ellos los que deben establecer los límites.
Ocurre que mucha veces son los mismos padres los que propician esa híper conexión desde edades muy tempranas cuando les entregan libremente los celulares o tablets a los niños para que "no molesten", según explicó.
"A veces se escucha que los dejan solos horas y horas mirando las pantallas o que se las entregan para dormir, y en realidad el adulto tiene que estar atento al manejo de dispositivos", analizó Koremblit.
De todos modos, explicó que en la adolescencia, la tecnología pueden ser una forma de conexión con los pares. "Se escucha que los chicos más grandes socializan a través de las pantalla, de los dispositivos y el que no lo tiene está quedando afuera, entonces son interrogantes para preguntarse cómo se está manejando la sociedad actual". Y concluyó: "no hay que demonizar, sino encontrar un punto de equilibrio".
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