Qué es el phubbing y por qué ese gesto de desprecio se convirtió en algo normal

La adicción a internet, el miedo a perderse algo, la ubicuidad de los celulares y conductas humanas básicas como la reciprocidad han hecho que ignorar a la gente para mirar el teléfono se deje de ver como una grosería. Un estudio de la Universidad de Kent analizó esta tendencia

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Phubbing es el neologismo que combina phone (teléfono) y snubbing (desdeñar). Y es también el nuevo criterio de normalidad para la vida social en la era digital, según un estudio de la Universidad de Kent que atribuyó el nuevo hábito a la adicción a internet. De tanto hacer y sufrir phubbing, las personas comenzaron a considerar la actitud como algo corriente y le quitaron el color de grosería que solía tener ignorar a alguien.

La conectividad móvil permitió que los smartphones se consolidaran como una herramienta de comunicación sin precedentes. El phubbing (sin traducción al castellano por ahora, aunque se ha difundido el uso de ningufonear) permite también usarlos como un arma para expresar desinterés, del mismo modo que los auriculares se usan para evitar el contacto con otros.

Antes de la presencia generalizada
Antes de la presencia generalizada del celular era difícil ignorar a quien se tenía al lado. (iStock)

Antes de que existieran los teléfonos celulares, si alguien quería ignorar o desdeñar a alguien debía tomarse algún trabajo. Pagar el costo de, por ejemplo, tomar una revista y comenzar a mirarla cuando una persona le hablaba. Hoy es socialmente gratis escribir una carta mientras se participa en una comida con amigos. Y a nadie asombra que alguien que no se encuentra en el mismo espacio físico llame, y obtenga, la atención de uno mientras que el ser humano que tiene frente a sí articula una oración.

Varoth Chotpitayasunondh y Karen Douglas, de la Escuela de Psicología de Kent, identificaron una serie de factores que hacen que la gente viva pegada a la pantalla del celular: adicción a internet, miedo a perderse de algo (FOMO, por fear of missing out) y falta de autocontrol. Sobre esa base, las personas comenzaron a percibir el ninguneo digital como algo aceptable. Uno lo comete, uno lo sufre. Todo el mundo lo hace.

El análisis mostró vínculos significativos entre todos los factores: la falta de autocontrol se asoció a adicción al celular, del mismo modo que la adicción a internet y el miedo a perderse algo. "Hubo una correlación positiva entre la adicción al smartphone y el phubbing, y entre practicar phubbing y sufrirlo", observaron los investigadores.

"El phubbing se puede haber vuelto normal como resultado tanto de la conducta observada como realizada", escribieron los autores. "En un ambiente donde la gente pasa constantemente de ser productor a ser destinatario de esta conducta, nuestros datos sugieren que se ve como algo corriente".

La mayoría de los encuestados
La mayoría de los encuestados reconoció el phubbing, cometido o sufrido, como parte de su vida.

La mayoría de los entrevistados (el 47,3% de los varones y el 55% de las mujeres) identificó el phubbing como un factor en sus vidas, con una frecuencia de entre menos de una vez por día a tres veces por día; aunque el 46,2% de los varones lo registró como un conducta escasa, el 6,3% de las mujeres lo estimó en hasta más de dos horas por día.

Además, existe un efecto de reciprocidad propio de las interacciones humanas y los intercambios sociales que se pone en juego en el ningufoneo, observaron. Es tanto positivo como negativo, y tan consciente como inconsciente.

Las personas "suponen que otros las ignoran del mismo modo que ellos hacen a los demás, lo cual perpetúa la conducta", escribieron los psicólogos de Kent. Además de que, por ver "la frecuencia con que ocurre a su alrededor", pueden considerarlo normal, también sucede que "en respuesta a acciones que les causan descontento, tienden a cometer un comportamiento de represalia".

La adicción a internet, el
La adicción a internet, el miedo a perderse algo y la falta de autocontrol subyacen al phubbing.

Las ventas de smartphones dominan el segmento global de los dispositivos de comunicación, recordaron Chotpitayasunondh y Douglas. La gente tiende a preferir los celulares antes que las computadoras para conectarse a internet y, como consecuencia, los smartphones se han convertido en parte central de la vida cotidiana. "Sin embargo, a pesar de sus obvios beneficios, en los años recientes los investigadores se han preocupado cada vez más por sus potenciales efectos adversos en la salud mental y física, y en la calidad de las interacciones sociales".

Del mismo modo que se hacen advertencias sobre el potencial adictivo de las redes sociales y de internet en general, los autores creen que habría que tener más cuidado con el dispositivo en sí. "Cada vez más personas se convierten en usuarios problemáticos del smartphone, lo cual causa preocupación por las consecuencias potenciales del uso excesivo", escribieron.

El estudio recordó otros trabajos anteriores para destacar algunas de esas consecuencias: "Los usuarios de smartphones que muestran una tendencia a la adicción al teléfono se presentan como más propensos a sufrir problemas de salud, del mismo modo que aquellos que muestran una tendencia a la adicción a internet o a los juegos". También la depresión y la ansiedad se presentan con más frecuencia entre esas personas.

Además de la urbanidad, el
Además de la urbanidad, el phubbing daña las relaciones y la salud. (IStock)

El ninguneo digital, en particular, "parece tener consecuencias negativas en la comunicación entre iguales, en detrimento de la satisfacción en las relaciones y los sentimientos de bienestar personal", señalaron en su trabajo. Titulado "Cómo el phubbing se volvió normal", se trata de la primera investigación que considera tanto las causas como las consecuencias de este fenómeno.

El estudio se realizó sobre 276 participantes que completaron distintos cuestionarios para medir sus experiencias de phubbing, cometido y sufrido, y el efecto de "falso consenso" que puede surgir cuando la gente presume que los demás comparten opiniones y creencias.

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