El jueves negro de Facebook representa mucho más que pérdidas económicas: qué riesgos enfrenta Zuckerberg

La red social ha sobrevivido -y con éxito- a varias caídas en la bolsa, pero la peor jornada bursátil de la historia para una compañía viene acompañada de interrogantes que no puede responder con firmeza

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Mark Zuckerberg (Reuters)
Mark Zuckerberg (Reuters)

Facebook, la red social más usada del mundo, comenzó finalmente a pagar en dólares el impacto de los múltiples escándalos que protagonizó en los últimos dos años, con una jornada en la que su acción cayó 19% y que además ofreció un vistazo sobre lo que puede ser el futuro de la empresa y la confianza de los mercados en Mark Zuckerberg.

"Los costos de años de errores en la privacidad alcanzaron a Facebook esta semana", resumió el Washington Post. La publicación del reporte trimestral, en los meses en los que se desarrolló el escándalo de Cambridge Analytica y el CEO debió testificar ante el Senado estadounidense y el Parlamento europeo, espantó a los inversores. "La caída no solo sorprende por su magnitud, sino porque Facebook había logrado evitar este tipo de castigos luego de una multitud de pecados muy grande como para enumerar", condenó el portal Market Watch.

Luego de las acusaciones de permitir la difusión de noticias falsas, Zuckerberg llegó a decir que "era una idea absurda" la posibilidad de que Facebook haya tenido un impacto en los resultados electorales. Debió retractarse y fue criticado. Su imagen venía en baja. Sin embargo, tras el desplome que sufrió en marzo cuando se conocieron las investigaciones sobre la consultora británica y las violaciones a la privacidad, solo le tomó dos meses a la empresa recuperar su valor de mercado. Para mayo, la curva había retomado niveles óptimos.

En ese sentido, el New York Times subrayó que el jueves negro "destruyó el mito de las empresas tecnológicas invencibles". En una jornada, Facebook mostró su vulnerabilidad y borró todas las ganancias que había acumulado desde enero, una cifra comparable con el valor total de mercado de McDonald's o Nike. Esa revelación de fragilidad es el tipo de jornadas que ahuyenta a inversionistas.

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"Esta es una llamada de atención de los mercados para Zuckerberg", consideró Jeffrey Chester, activista por la privacidad del Centro por la Democracia Digital. A su vez, Daniel Ives, CEO de la firma tecnológica GBH Insights, analizó: "Si (el escándalo de) Cambridge Analytica no hubiera pasado, no creo que hubiera tantas preocupaciones. Lanzó un manto de dudas sobre la confianza de los usuarios, de los clientes y los reguladores. Creó una imagen más oscura".

El británico The Guardian fue aún más severo. "Facebook contribuyó a muchos daños alrededor del planeta. Buena parte del mundo se ha dado cuenta de las formas en las que Facebook nos daña como especie, limitando nuestra habilidad de pensar y convivir", recordó en una columna el historiador cultural Siva Vaidhyanathan. "Desearía que esa fuera la razón por el desplome. No lo es. El jueves habla más sobre los mercados financieros que sobre Facebook", señaló.

De ser el caso, la acción de la red social no hubiera mostrado la recuperación que tuvo en abril y mayo. La respuesta de los mercados no fue a las críticas de privacidad, sino a las menores ganancias y bajas proyecciones. Incluso, algunas instituciones como Bank of America o Goldman Sachs continuaron recomendado comprar las acciones, mientras que otras consultoras no bajaron la calificación de la compañía.

No obstante, la firma Barclay's ofreció otras dos explicaciones, con un tinte más oscuro. Por un lado, plantearon que Facebook tiene serios problemas en el núcleo del sistema que todavía no han podido resolver. Por otro, deslizaron que los ejecutivos quieren mostrar una buena imagen y sería negativo para la percepción del público tener un trimestre con ganancias cuando sus productos presentan temas polémicos para la sociedad. "La verdad está en algún lugar en el medio de las dos posibilidades", señaló la consultora.

A su vez, esta caída puede tener un efecto muy peligroso en el propio seno de Facebook. Buena parte de los ingresos que los empleados recibe está en forma de acciones, por lo que un desplome afecta sus salarios. Para Roger McNamee, un temprano inversor de la empresa y ahora un ávido crítico de la plataforma, los buenos resultados podrían haber hecho que durante un buen tiempo los trabajadores "hagan la vista gorda" frente a algunas situaciones irregulares. "Si el precio (alto) de la acción fue la medicina, y si los empleados dejan de tener confianza en el mercado, hay una posibilidad para un momento Susan Fowler", comentó, en referencia a la ex trabajadora de Uber que decidió denunciar los abusos e irregularidades internas.

Todavía no está claro si el impulso de los reclamos por la privacidad tocó su techo o si los escándalos desembocarán en nuevas y más estrictas legislaciones, que pueden moldear el destino de Facebook y otras plataformas.

No parece ser el derrumbe del imperio de Mark Zuckerberg, más si se lo ve como un conglomerado de aplicaciones (muchas de las cuales sí están en crecimiento), pero la eventual caída de Facebook puede ser un golpe que reconfigure el horizonte digital y abra espacio para competidores con mayores estándares de respeto a los derechos de los usuarios.

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