En la mitología griega, Pigmalión crea a Galtea, una estatua a la medida de sus deseos, "la mujer ideal" y se enamora de ella. Afrodita, conmovida por ese amor, le da vida a Galatea.
En Westworld, la serie de HBO, se plantea un futuro donde los humanos pueden tener aventuras de todo tipo en un universo paralelo creado especialmente para que den rienda a sus placeres. Entre esos placeres está el sexual, por supuesto.
Los robots de ese escenario situado en algún pueblo de un "Lejano Oeste" le dan placer a los humanos. Y hasta se enamoran de ellos.
Un poco más acá (en el tiempo y el espacio) esas historias de sexo entre robots y humanos se van haciendo cada vez más sofisticada. Y si bien los robots no son tan reales como los de Westworld, cada vez se van acercado más a esa estética.
En la actualidad, hay varias empresas que ofrecen androides, potenciados por inteligencia artificial, que son capaces de dar y sentir placer, además de hablar con los usuarios.
Abyss Creations es una empresa estadounidense conocida por generar muñecos y muñecas sexuales de silicona que son híper realistas (Real Dolls). La compañía presentó hace un tiempo Harmony, un sistema de inteligencia artificial que se puede manejar a través de una app.
Este sistema es el cerebro que habita dentro de una cabeza robótica que tiene diferentes personalidades, interactúa con el usuario y hasta se le puede cambiar el rostro, por medio de diferentes máscaras que se adhieren por medio de imanes.
Esta cabeza se puede añadir a los diferentes muñeco que produce la empresa para así crear un robot sexual inteligente y a medida. Las muñecas Real Doll tradicionales se venden a partir de los USD 5.500. Si a esto se le suma el valor de la inteligencia artificial entonces hay que calcular que un modelo puede costar unos USD 14 mil . La compañía también ofrece versiones masculinas del robot inteligente.
Samantha, la muñeca que llega al orgasmo
Ellos no son los únicos que están en esta industria. La compañía Synthea Amatus, fundada por el ingeniero catalán Sergi Santos, creó a Samantha, un robot equipado por inteligencia artificial que cuesta unos 3.500 euros.
El androide no mueve los labios, la boca y los ojos como los modelos de Realbotix, pero integra un bot con el cual se puede mantener conversaciones y además cuenta con sensores en distintas partes del cuerpo.
Cada vez que se ejerce una leve presión en alguno de esos puntos, la muñeca responde con frases "hot". Incluso emite gemidos de placer cuando se estimula su punto G y llega al orgasmo. O algo así.
La compañía china Doll Sweet también produce robots sexuales que se pueden controlar por medio de una aplicación. La muñeca, que tiene cuerpo de silicona, interactúa con el usuario y hace diferentes expresiones faciales cuesta unos USD 1.800.
Casas de citas para tener sexo con muñecas
En el último tiempo surgieron sitios especiales para tener sexo con muñecas.Tal es el caso de las muñecas Lumidolls que reciben clientes en la casa de citas Apricots, que queda muy cerca de Camp Nou. Se trata de los modelos convencionales, en tamaño real y hecho de silicona pero sin inteligencia artificial. Los encuentros se cobran 100 euros la hora.
En Londres, Inglaterra, funciona Dolly Parlour, que tiene una lógica similar. Allí las dos horas con una muñeca se cobra USD 139. En febrero también se abrió una casa de citas de este estilo en París.
¿Podrían ser el fin del amor entre los humanos?
El escritor y futurólogo, David Levy, anticipó que los robots sexuales tendrán un gran impacto en las interacciones humanas.
"Ya vimos cómo cambiaron las relaciones humanas debido a internet, los móviles y las redes sociales. El próximo gran avance nos permitirá tener encuentros íntimos con la tecnología: enamorarnos de la tecnología, tener sexo con robots y casarnos con ellos", aseguró el experto, según publicó The Sun.
"Estas máquinas estarán siempre disponibles y nunca dirán que no, por lo que podrían ser perjudiciales para las personas con personalidad adictiva", explicó Joel Snell, investigador de Kirkwood College, según publicó Daily Star.
Sin embargo, algunos expertos ponen en duda esta teoría cuasi apocalíptica. "El desarrollo de estos robots constituyen alternativas eróticas para aquellas personas que quieren tener experiencias nuevas. Pero nada puede suplantar al encuentro con un otro, con otro cuerpo una persona que incluye lo sensible y sensorial y toda una cuestión de actitudes aptitudes y fantasías que tienen que ver con lo erótico y con la psicosexualidad", detalla Mónica Cruppi, psicóloga y autora del libro Vivir en la posmodernidad, en diálogo con Infobae. Y añade: "la sexualidad es psico sexualidad ya que interviene el mundo de la fantasía de ambas personas y donde se crea y recrea lo erótico y el erotismo".
"Podrán servir tal vez para ciertas compulsiones pero nada sustituye el encuentro humano. Obviamente que la gente con patología previa, como puede ser adicciones apegos u obsesiones, encontrará en estas máquinas la vía para desplegar estas patologías. El problema no está en la tecnología sino en el uso que le dan las personas", concluye la especialista.
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