La bomba detonó la semana pasada e hizo mucho ruido. Un fuerte e inesperado ruido: había una nueva empresa que lideraba las ventas en uno de los mercados más observados del negocio móvil: la India. Con unos 300 millones de usuarios de smartphones, es el segundo país del mundo en ventas de estos dispositivos, detrás de China (700 millones, sobre un total de 1.300 millones de usuarios de celulares).
Según la consultora Counterpoint, en el último trimestre de 2017, la china Xiaomi alcanzó un cuota de mercado en la India de 25% y destronó por dos puntos a Samsung, el gigante coreano que es líder global (21%). Un año atrás, Samsung contaba con un 25% contra 9% de participación.
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Otra consultora también registró el fenómeno: para Canalys, fue un 27% para Xiaomi y un 25% para a Samsung. La empresa surcoreana salió a quejarse y aseguró que ambas medidoras toman en cuenta equipos despachados y no ventas finales. Dice que sigue siendo líder en ventas, por lejos, con 45% de share (según la alemana Gfk). Tenga quien tenga razón, nadie puede negar el impacto de esta marca poco conocida, al menos en estas latitudes.
Si bien Xiaomi no es primera ni en su país ni en otros —salvo en la India— crece y se hace notar cada vez más en Occidente, siguiendo, quizás, una estrategia de expansión similar a la de Huawei, un fabricante de móviles que ya tiene más visibilidad en esta parte del mundo.
Xiaomi significa "mijo" en chino, aunque ese no sea el significado que seguramente se le quiso dar al nombre de la compañía. Si bien no está claro, se cree que podría haber una doble referencia: "xiao", término budista, y "mi" por "Mobile Internet". Además, "Mi" es la denominación de su principal línea de equipos.
Es una empresa muy joven que hasta 2010 no existía. Fue fundada por Lei Jun (48), un ejecutivo al que le encanta que lo comparen con el fundador de Apple. Aunque se haga el distraído cada vez que se lo mencionan, se ganó con creces el apodo de "el Steve Jobs chino": es conocido como un showman a la hora de dar discursos en presentaciones y eventos a los que suele presentarse vestido de jeans, polera negra y zapatillas. Cualquier parecido con el padre de la manzanita no parece ser simple coincidencia.
Xiaomi también se "inspira" en Apple para crear sus productos, e intente poner como prioridad el diseño de estos teléfonos. Claro, muchos los ven muy parecidos al iPhone y hasta Jonathan Ive, el histórico diseñador de Apple, los acusó de robarle los diseños.
"Voy a ser un poco duro. No lo veo como adulación. Cuando haces algo por primera vez, no sabes si va a funcionar, y te pasas 7 u 8 años trabajando en algo para que luego sea copiado. Creo que la cuestión es simple. Es un robo y es fruto de la pereza", dijo Ive en 2014. Los chinos se le rieron un poco y contestaron diciendo que le iban a regalar uno de sus teléfonos "para que lo pruebe y pueda hablar con propiedad".
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Lei tiene una fortuna de USD 7.000 millones y está en el top 25 de los más ricos de China, según Forbes. Estudió informática en la Universidad de Wuhan y su primer trabajo fue en la empresa de antivirus Kingsoft: en seis años ya era el CEO y se convirtió en inversor.
En 2004, Amazon le pagó USD 75 millones por el eCommerce Joyo.com, y luego le vendió el navegador móvil UCWeb y YY.com (app de videos) al gigante Alibaba, un grupo de otro hombre de negocios chino de peso, Jack Ma.
Xiaomi nació cuando Lei se asoció con Bin Lin, un alto ejecutivo de Google en China, que se quedó sin trabajo cuando el buscador se retiró de ese país. En 2014, llegó a ser el tercer vendedor de móviles del mundo, detrás de Samsung y Apple, pero el sueño duró poco y la superaron rápido otras marcas. Por eso se tomó un tiempo para repensar sus estrategias para liderar. Ese año también contrató a Hugo Barra, un importante ejecutivo de Google responsable de Android (dos años después, el brasileño Barra saltó a Facebook y regresó a Estados Unidos).
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La empresa tiene 16.000 empleados y podría comenzar a cotizar en la bolsa este año. Quiere recaudar dinero y alcanzar un valor de mercado de unos USD 50.000 millones para afianzar su expansión internacional. En la región está presente en México y Brasil. En la Argentina, por ejemplo, se puede comprar varios de sus modelos en tiendas de eCommerce, por precios que van desde los $ 5.500 a $ 10.000, pero no tiene operación local formal ni las empresas telefónicas ofrecen sus equipos.
La compañía que hace siete años no existía tuvo altas y bajas y ya suma más del 7% del mercado global de ventas de equipos móviles. Un mercado muy dinámico en el que reinan Samsung (21%), escoltada por Apple (11,7) y Huawei (9,8%). Abajo emergen con mucha fuerza otras marcas "desconocidas", como Oppo y Vivo, que también son chinas. En ese mar de tiburones hambrientos, Xiaomi, la empresa que "ama" a Apple y hasta tiene a su propio "Steve Jobs", busca su destino de gloria.
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