En 1812, a los 5 años, el niño Luis Braille quedó ciego. Dos años antes había tenido un accidente doméstico en el taller de su padre: una curtiembre. El niño se había perforado con un punzón un ojo que se le infectó gravemente y perdió su funcionalidad. Poco tiempo después, la infección se le pasó al otro. Cuando tenía 13 años, el director de la Escuela de Ciegos y Sordos de París, donde estudiaba Luis, le hizo una propuesta: investigar un sistema de lectoescritura táctil inventado por un militar llamado Charles Barbier de la Serre para transmitir órdenes a puestos de avanzada sin tener necesidad de delatar la posición durante las noches. Es así como el joven Braille descubrió los alcances del proyecto. Y fue por más, lo reinventó utilizando un sistema de 8 puntos, que fue simplificando con el correr de los años a 6 puntos. Un sistema binario que precedió a la aparición de la informática y que goza de plena vigencia.
En la Escuela Especial N.º 2014 Centro de Rehabilitación Luis Braille de Rosario, Santa Fe, recuerdan la historia del creador del sistema. No es un idioma, es un alfabeto. Porque con el braille se pueden representar letras, signos de puntuación, números, la grafía científica, los símbolos matemáticos, la música. El braille consiste en celdas de seis puntos en relieve, organizados como una matriz de tres filas por dos columnas, que convencionalmente se numeran de arriba a abajo y de izquierda a derecha. En reconocimiento al sistema, en ese centro educativo crearon el primer mural en sistema braille de la ciudad santafesina, en el frente de su edificio de la calle España 528, pleno centro de Rosario.
Dar un mensaje de igualdad de oportunidades, empatía y respeto a la diversidad es uno de los objetivos de la creación del mural. Según Mariel Massari, directora de la institución, es fundamental adquirir conocimientos sobre el sistema, ya que mejora la comunicación y es un puente con los demás.
“La idea (del mural) surgió desde la Dirección de Inclusión de la Municipalidad para difundir y visibilizar la lectoescritura en braille. Es cierto que han avanzado las tecnologías, pero pensar que el braille está en desuso es erróneo”, sostiene Massari. “Es un sistema para alfabetizarse. Nosotros tenemos en el centro alumnos desde los 15 años en adelante”, describe y destaca que hay un estudiante de 93.
“Existen muchos adultos que no han aprendido el braille, que no han tenido suficiente estimulación en el tacto para poder leer”, dice la directora del centro. “Conocerlo es fundamental para poder leer la etiqueta de un medicamento, por ejemplo”, agrega.
¿Diferentes?
Massari destaca que los estudiantes renuevan el entusiasmo diariamente. “Siempre tienen ganas de aprender y salir adelante. Nosotros les enseñamos también sobre aplicaciones y cómo usar el celular”, agrega. En Rosario, desde 2016 está vigente la ordenanza N.° 9524, que reconoce el derecho de las personas con discapacidad a la educación y promueve un sistema inclusivo en todos los niveles.
El 28 de octubre fue la inauguración del primer mural en braille. También se estrenó la vereda educativa, un espacio que cuenta con una línea de baldosas podotáctiles que sirve de guía para el bastón y una línea de baldosas contrastantes que sirven de referencia para las personas con baja visión. El mural, en tanto, tiene la frase: “¿Diferentes? ¡Todos!”, escrito en braille con gemas de colores. También está el nombre del centro educativo, en el mismo sistema, y el logo de la institución hecho en mosaiquismo. El trabajo fue dirigido por las profesoras de actividades prácticas y trabajo manual, y realizado en equipo con las docentes y los alumnos del Centro Braille Rosario. “Las gemas representan lo valioso, es una joya. Simbolizan el valor de la lectoescritura”, explica la directora.
“Que el mural sea en la fachada es representativo para nosotros. Es que la escuela está en un lugar estratégico de la ciudad”, agrega Massari.
“Luis Braille fue un genio absoluto, su sistema no se ha podido reemplazar. Quisimos darle ese valor a la obra”, agrega.
El mural se realizó en el marco de actividades del mes en que se conmemora el Día Mundial del Bastón Blanco (15 de octubre). La Dirección de Discapacidad del municipio de Rosario trabajó junto al centro para concretar la obra.
Además del mural, Malena, una alumna de la escuela, escribió su nombre en un cuadro de mosaiquismo junto a las profesoras Sandra y Érica.. Sobre un rectángulo de madera con rayas y espejitos cuadrados escribieron en braille “Male” utilizando venecitas redondas celestes.
Plazas sensoriales
Para la directora del Centro Braille es necesario tener más presencia en el espacio público. “Estos murales deberían replicarse en distintos lugares. Durante la pandemia de la COVID-19 trabajamos en conjunto con la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Rosario para idear plazas sensoriales. Pensamos en la creación de un espacio donde intervengan todos los sentidos, que no solo sea pensado desde lo visual, sino que entren en juego los aromas y el tacto”, anticipa.
En el proyecto, se busca el disfrute de los niños a través de juegos sonoros, visuales y otros en donde se puede estimular el tacto. El sitio elegido es la Plaza Bélgica de Rosario. Desde 2018 esta plaza cuenta con una hamaca inclusiva, diseñada para que pueda ser usada por personas con movilidad reducida, aunque no exclusivamente. El Área de Servicios Urbanos de la Secretaría General realizó trabajos de corte y desmalezado del césped y el terreno fue nivelado. También, cuenta con el respaldo de los vecinos del Barrio Martin. Será la primera plaza en transformarse como un espacio sensorial, que entre otros detalles tendrá plantas aromáticas y murales en braille.
Además de inaugurar el mural, estudiantes, docentes y directivos realizaron un recorrido inclusivo por el Museo de Arte Contemporáneo, (Macro) en la Noche de los Museos Abiertos. Los alumnos disfrutaron de la audiodescripción de las obras, a la que accedieron con un código QR, y de la información escrita en braille. En la Argentina se calcula que hay más de cinco millones de personas con alguna discapacidad. Este centro rosarino es la única institución del sur santafesino dedicada a la rehabilitación de las personas con discapacidad visual que tienen desde 15 años.
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