“Acá encontré el camino para emprender. No solo eso; también me llamaron de lugares para trabajar. Es una capacitación con muchas herramientas y salida laboral”. Quien habla es Rocío Guerrero, egresada de la Escuela de Oficios Textiles de De la Nada Asociación Civil. Rocío tiene 32 años, vive en Luján, provincia de Buenos Aires, y es ama de casa. “Llegué por medio de una notificación sobre cursos gratuitos promocionados en redes sociales. A mí me interesaba el de costura, pero tenía que hacer el inicial porque no sabía nada del tema. Eso no fue un problema; me anoté y tuve una experiencia hermosa tanto para aprender el oficio, como con todos los cursos extras que nos dieron”, cuenta.
Desde hace 22 años, esta organización de Luján tiene como misión facilitar, por medio de diferentes programas, que las personas logren desarrollar su potencial a través de la educación y el trabajo. Con la sustentabilidad como compromiso para hacer compatibles el crecimiento personal y el social, sus objetivos apuntan a un mundo sin pobreza, donde el trabajo sea el motor del desarrollo de las personas, sus familias y la comunidad: “Sumar trabajo para restar pobreza” es su premisa.
Así lo explica María Luciana Malvazo, licenciada en Trabajo Social, emprendedora social y parte del comité ejecutivo de la asociación: “La pobreza es un flagelo que amenaza a la sociedad entera pero tenemos la convicción de que es posible influir sobre el curso de los acontecimientos generando pequeños cambios. En ese camino, el aporte de cada uno impacta en que sucedan cambios sustanciales. Creemos que todas las personas, sin excepción, tienen el potencial de lograr grandes cosas si se les brindan las oportunidades y herramientas adecuadas. De La Nada lleva 22 años trabajando con mujeres excluidas del sistema económico, brindándoles oportunidades para que puedan transformar sus vidas”. Malvazo tiene 43 años y vive en Torres, un pueblo de casi 4.000 habitantes a 17 kilómetros de Luján.
Ya son 59 las egresadas de la Escuela de Oficios Textiles, que nació de la alianza entre De La Nada y Enredando, una red colaborativa que conecta a diversos actores de la industria textil y de la moda. El vínculo surgió a través de Dalia Grinbaum, miembro del comité ejecutivo de la asociación civil, dueña de una empresa textil y amiga de Karina Fleider, fundadora de Enredando.
“Hicimos varias experiencias piloto hasta que a mediados de 2021 con la colaboración de la empresa de indumentaria Levi’s, pudimos cumplir un sueño: la inauguración de la Escuela de Oficios Textiles”, cuenta Fleider. “Pretendemos formar y brindar una salida laboral a mujeres de sectores vulnerables y ofrecer servicios a empresas y diseñadores que busquen generar un impacto social y ambiental en sus producciones y/o proyectos, articulando así una gran red colaborativa”.
Fleider vive en La Lucila, en el Gran Buenos Aires. Es arquitecta recibida en la Universidad de Buenos Aires, coordinadora desde 2008 de la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad de Belgrano y directora de la de Diseño de Interiores. “Soy una apasionada del diseño y de los proyectos sociales”, dice. “Luego de mucho recorrido y aprendizaje decidí armar una red vinculando a integrantes de la cadena de producción ―industria, artesanas, costureras, diseñadores de moda― en la que el valor agregado es emprender con impacto social y ambiental”. Su rol principal en esta red colaborativa es articular y gestionar cada uno de los proyectos. Enredando obtuvo el Premio al Liderazgo Sostenible 2021 otorgado por la Cámara de Comercio Argentino-Británica en la categoría microemprendimientos y fue finalista del Premio Mujeres Empresarias 2022 de la Ciudad de Buenos Aires en la categoría riple impacto.
“Cuando Levi’s donó las máquinas y el equipamiento pudimos concretar la puesta en marcha. Actualmente me desempeño como coordinadora general de la escuela, en conjunto con Karina. Desde De La Nada nos ocupamos de la parte social y de capacitación y desde Enredando, del diseño de productos y vínculos con las empresas; 21 ya se sumaron a través de la donación de descartes textiles y la compra de productos realizados con ellos, como portacosméticos, cartucheras, bolsos, paneras, riñonera y porta laptops, entre otros”, explica Malvazo.
Los cursos capacitan en diseño, costura inicial y moldería. En este contexto, se lleva adelante un emprendimiento social en el que se crean productos de diseño con descartes textiles. Durante las cuatro capacitaciones realizadas hasta ahora, trece mujeres ya confeccionaron más de 5.200 productos que generaron oportunidades de ingresos para alumnas y egresadas y dieron una nueva vida a descartes textiles, y de esta manera contribuyeron con la economía circular. Al mismo tiempo, se generaron ingresos para sostener los gastos de la escuela.
La iniciativa está alineada con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En el caso particular de este programa se abarcan los objetivos 1) fin de la pobreza, 5) igualdad de género, 8) trabajo decente y crecimiento económico, 10) reducción de las desigualdades y 12) producción y consumo responsable.
Un enfoque integral
Además de enseñar el oficio, en las capacitaciones de De la Nada se incluyen conceptos y herramientas necesarios para la inserción laboral, a través de un emprendimiento propio o en relación de dependencia.
Así cuenta su experiencia Rosario Taparauskis, empleada y egresada de esta escuela, que tiene 20 años y vive en la localidad de Cortínez, dentro del partido de Luján: “Con este curso hice cosas que no me imaginaba, como confeccionar algo desde cero. El equipo te acompaña mucho, las profesoras te explican muy en detalle, te podés sacar todas las dudas. El ambiente que se armó fue muy lindo, de mucho compañerismo. Las clases no son solo teóricas y prácticas de costura en sí misma, sino que también tenemos herramientas para emprender. Vienen a hablarte de fábricas, de empresas, te introducen en el rubro textil”.
La enseñanza práctica del oficio de costura propiamente dicho está a cargo de la profesora Patricia Gil. A su vez, Victoria Fitero y Romina Ferreyra son quienes acompañan a las alumnas en el proceso de aprendizaje, tanto académico como personal. Preparan las clases, reciben a las estudiantes y las acompañan en todas sus necesidades; son sus referentes. También son el apoyo del equipo docente y participan de las clases. Es este acompañamiento integral el que permite que las personas puedan completar sus capacitaciones.
“Acá se respiran la paciencia y la dedicación al trabajo. Te enseñan desde cero, desde enhebrar una aguja hasta confeccionar una chaqueta de ambo, que jamás en mi vida pensé que iba a hacer. Pero lo logré. Y Vicky siempre nos apoyó. Por ahí a nosotras, que tenemos chicos chiquitos, se nos complicaba venir y ella siempre estaba cerca. A veces un chico se enfermaba, no tenías con quién dejarlo, o pasaba algo y ellas estaban ahí siempre, alentándonos y apoyándonos en cosas concretas, como guardarnos las fotocopias o mandarnos cosas. Esa contención es superimportante”, cuenta Guerrero.
Los contenidos complementarios para la inserción laboral son dictados por voluntarios, profesionales especialistas en cada módulo o en cada tema. Alguien enseña seguridad e higiene en la costura, otro elaboración de currículum y búsqueda de trabajo. Alguien más costos y otro, corte. “Son muchos docentes y en cada curso pueden estar los mismos o rotar”, cuenta Malvazo. “Complementan la práctica del oficio, porque lo que se busca es que las personas consigan herramientas adicionales para trabajar por su cuenta o como empleadas. A veces también hacemos visitas a industrias textiles, talleres y empresas, para que vean cómo se trabaja”.
Una de estas empresas es Levi’s. Matías Galmarini tiene 52 años y es su director de marca. “El primer contacto lo tuve con Karina de Enredando, que nos llamó a principios de 2021 para proponernos colaborar en el auspicio de un concurso de reciclado con estudiantes de diseño, poner ropa para reciclar y participar como jurados. Más adelante le propuse este proyecto de reciclado en el que invitamos a nuestros consumidores a que dejen sus jeans a cambio de un descuento en la compra de uno nuevo. Con esos jeans que la gente dejaba, se hacían bolsos en la Escuela de Oficios Textiles. Nosotros pagábamos por su confección, después volvían al local para su venta y todo lo facturado volvía a la escuela. Lo llamamos Recycle”. Este año, la empresa repitió la experiencia.
Levi’s no solo ayudó a montar la escuela, con la donación de las máquinas, sino que, en red con otras instituciones, se puso en contacto con la Cámara Textil de Luján para conseguir un espacio. “Con un granito de arena de todos pudimos concretar este proyecto, que funcionó muy bien para todos los involucrados”, cuenta Galmarini.
Respuestas concretas
El programa propone un camino posible. Tanto a nivel social como ambiental.
La feminización de la pobreza no perdió peso, sino que se acentuó durante la crisis económica profundizada por la pandemia. La pobreza es un fenómeno multidimensional que involucra aspectos materiales e inmateriales, simbólicos y culturales. “Se manifiesta de diferentes maneras: insuficiencia de los ingresos, pocas oportunidades, falta de poder de decisión, limitación de vínculos sociales y privación de seguridad física, entre otros. Todas estas dificultades atraviesan más a las mujeres que a los hombres”, explica Malvazo.
“Estos cursos de costura representan una salida para el desempleo; no solo se enseña un oficio, sino también a desenvolverte en la vida. Ofrece conexiones con las empresas, te introducen en el mundo de la costura.Tienen muchas cosas que compartir. Es muy completo tanto para quien sepa lo básico de costura como para quien no sepa nada, es una gran ayuda para trabajar”, dice Taparauskis.
A nivel ambiental, permite dar una solución a los descartes textiles, que son tan contaminantes. Durante 2021 en los cursos se reciclaron 97 kilos de denim de la empresa Algoselan Flandria, 800 jeans de Levi’s, 300 metros de tela batista para el interior de los bolsos que donó la empresa Startex y 200 botones que ofreció un particular. En 2022: 55 metros de tela Startex para paneras, 4 metros cuadrados de cuero para paneras, 800 jeans Levi’s, 40 pantalones Solbayres, 150 metros de denim para sets materos y mochilas para el Día de la Niñez de las empresas Santista y Cladd, 50 pantalones y 50 camisas de la marca Rossi y 200 camisas de la empresa OSDE.
El trabajo en red de la asociación teje alianzas no solo con empresas sino también con diferentes organismos del Estado para trabajar en la problemática de la pobreza y en lo ambiental. “A través del trabajo articulado, proyectos como estos realmente logran transformar realidades”, asegura Malvazo.
Los desafíos
“Necesitamos que la escuela sea autosustentable. Podríamos lograrlo potenciando el emprendimiento social textil y para esto es necesario contar con alianzas con más empresas que se sumen comprando los productos, que tienen valor social y ambiental”, cuenta Malvazo sobre los planes para el nuevo año.
El programa se propone crecer en capacitaciones. “Es un gran desafío seguir fortaleciendo la inserción laboral de las mujeres capacitadas, para lo cual estamos pensando en un programa en el que podamos articular la salida laboral con las empresas textiles de la zona”, agrega la emprendedora social.
La escuela también proyecta producir más propuestas innovadoras con otros productos de descartes ―no solamente textiles―, como plásticos y lonas vinílicas. La idea es buscar soluciones para estos materiales, que tardan mucho en biodegradarse, convertirlos en productos atractivos, de diseño.
Fleider, de Enredando, coincide en esta mirada: “El proyecto con De La Nada no hace más que estimularme para continuar en el mismo camino, aspirar a que cada vez sean más los que tengan la inquietud de desarrollar sus habilidades mirando también a los que tienen menos oportunidades. Creo que tenemos que pasar cada vez más a modelos de trabajo en red, creando, diseñando, el mundo que queremos”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.