Falta de redes de apoyo y de cuidado. Casos de abandono. Personas mayores con dificultades para realizar tareas domésticas a causa de discapacidades motrices, auditivas o visuales. El diagnóstico que hizo el Área de Adultos Mayores del municipio chileno de Quilicura (que tiene 200.000 habitantes y pertenece a la Región Metropolitana de Santiago) era el combo perfecto para propiciar la soledad y minar las posibilidades de una vida autónoma para esta población. Ofrecer a los adultos mayores de la ciudad un servicio gratuito de lavandería, planchado y secado —una iniciativa simple y diseñada en articulación con la comunidad— ayudó a mejorar esta perspectiva.
La iniciativa surgió en 2017 y fue la primera de su tipo en Chile. Su objetivo va mucho más allá de lavar prendas: implica mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, ya que liberados de esa tarea doméstica cuentan con más tiempo libre para su desarrollo personal.
Más derechos
“Nuestra motivación es acompañar un envejecimiento positivo, con dignidad, cariño y respeto para nuestras personas mayores. Por eso, el servicio de la Lavandería Municipal Solidaria se enmarca en un programa de protección de derechos y cuidados para las personas mayores”, señala Paulina Bobadilla Navarrete, alcaldesa de Quilicura desde 2021. En su gestión, la actual mandataria dio continuidad al programa de lavandería iniciado en el mandato de su antecesor Juan Carrasco.
La lavandería funciona en el barrio Villa Recsa, junto a uno de los tres Centros Integrales del Adulto Mayor que tiene la municipalidad. Está abierta de 9 a 18 h y pueden acercarse todas las personas mayores de 60 años a dejar tanto sus prendas de vestir y otras de mayor volumen, que no suelen limpiarse con lavarropas tradicionales, como cobertores, frazadas, plumones, toallas y sábanas. En un principio, las personas que estaban postradas podían pedir el retiro y entrega de las prendas en su domicilio. Desde la pandemia, este servicio se hizo extensivo a todo adulto mayor.
A cada persona que requiere el servicio se le da una bolsa con capacidad para 7 kilos en la que entrega su ropa sucia. Desde la lavandería, se revisan las prendas para chequear previamente al lavado si tienen algún deterioro. La devolución se hace dentro de las 24 horas.
En el servicio trabajan tres operarias y un operario de apoyo, además de un conductor, que hace los retiros y repartos. En cuanto a infraestructura, el programa tiene cinco lavadoras, cinco secadoras y dos calderas a vapor (planchas). Regularmente, se les realizan tareas de mantenimiento, aunque ahora, por el fin de la vida útil de los electrodomésticos, se gestiona la compra de nuevos equipos. Un detalle que destacan desde el municipio es que los lavados se hacen por separado: no se mezclan prendas de distintos usuarios para completar una carga.
La satisfacción generada entre los beneficiarios ha hecho que delegaciones de distintos municipios del país hayan consultado a la Alcaldía de Quilicura sobre los detalles del proyecto, con el fin de implementarlo en sus zonas.
Articulación
Uno de los grandes pilares que permite que este servicio llegue a los adultos mayores del municipio es que desde el Estado se trabaja en red con organizaciones comunitarias.
“Como Alcaldía Ciudadana, tenemos un vínculo comunitario permanente y de coordinación ascendente con los territorios y sus organizaciones. Las organizaciones de adulto mayor nos ayudan a promover, focalizar nuestro servicio y a coordinar en red su desarrollo e implementación”, destaca Bobadilla Navarrete.
El municipio ha diseñado y aceitado esta política en conjunto con la Unión Comunal de Agrupaciones de Adultos Mayores (UCAM) de Quilicura, que nuclea 105 organizaciones de la sociedad civil. Estas organizaciones, por ejemplo, ayudan a identificar a destinatarios en situación de vulnerabilidad social o con discapacidad y a advertir las necesidades del colectivo para ajustar los servicios que se le brinda. A partir de esto último, por ejemplo, es que se implementó el servicio de lavado y secado de cobertores, plumones y acolchados.
Las organizaciones de la UCAM nuclean a 2.400 adultos mayores que participan activamente en los diferentes espacios de encuentro social dispuestos por el Gobierno comunal para este segmento poblacional.
Por otra parte, la Unidad de Apoyo Social al Paciente Postrado del Área de Salud de la Municipalidad de Quilicura ayuda a identificar a ese grupo específico dentro de la población destinataria.
Monitoreo y resultados
Desde su implementación, esta política pública ha llevado adelante un sistema de registro de destinatarios que utilizan el servicio de lavandería, en el que se incluyen pedidos y devoluciones de los usuarios.
Según la alcaldesa, el servicio “presenta un alto nivel de satisfacción y aprobación entre los usuarios”.
Prueba de ello, señala, es la cantidad de personas que lo usan. Entre 2017 y 2018 fueron unos 7.000 adultos mayores al año. Y entre 2019 y 2022, la cifra se ha mantenido en 8.400, la máxima capacidad que puede atender la lavandería. Es decir, se ha pasado de 25 a 35 usuarios diarios. En Quilicura, según los datos del censo de 2017, viven 18.967 adultos mayores.
Por otra parte, según un informe del municipio, además, el servicio “fue muy útil en tiempos de pandemia”.
De todas formas, más allá de los números, hay un factor cualitativo a la hora de evaluar el programa: las palabras de gratitud de los usuarios.
“Ha significado un gran desahogo y ayuda para nosotros y en general para todos los adultos mayores de la comuna. Ahora, junto con mi esposa, que está postrada, tenemos nuestra ropa limpia y seca en el día”, decía Juan Figueroa, un adulto mayor del municipio, durante el primer año de implementación de la política.
Zoila Reyes, otra usuaria, dice que el servicio le “cambió la vida”, y destaca la amabilidad del personal. Mientras que Mirna Astorga remarca un gesto: le devolvieron 5.000 pesos que se había olvidado en la camisa que dejó para lavar.
“Los adultos mayores se sienten valorados y cuidados al recibir y vestir sus ropas limpias, y esto se traduce en una mejor autoestima. Además, ellas y ellos mencionan que valoran mucho el cuidado que las y los funcionarios les dan a sus prendas, y que estas lleguen en un tiempo acotado de dos días, dobladas y listas para guardar”, enfatiza la alcaldesa. Y agrega que el servicio “les permite tener un ahorro real y concreto en su economía mensual, al bajar los gastos de consumo de agua y luz en lavado, planchado y secado, así como también la compra de insumos de detergente”.
Además de todo eso, el municipio apunta a que los adultos mayores, a partir del servicio de la lavandería, puedan ocuparse de actividades que les permitan desarrollarse personal y socialmente. De la mano de esto, en los Centros del Adulto Mayor, como el que está junto a la Lavandería Municipal Solidaria, hay distintas actividades coordinadas por profesionales como terapistas ocupacionales; por ejemplo, talleres de desarrollo de talentos. En esta línea, Bobadilla Navarrete destaca que contar con el lavado y secado gratuito de sus prendas les permite a los adultos mayores “ocupar su valioso tiempo en otras actividades personales y sociales que son de mayor relevancia e interés para ellos”.
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