Dejar la gran ciudad e instalarse en un pequeño pueblo rural es una aspiración de cada vez más personas que, hastiadas del anonimato, la falta de seguridad o los problemas económicos de las grandes aldeas urbanas buscan en comunidades pequeñas otra forma de vivir. A pesar de su extensísimo territorio, su enorme variedad geográfica y la abundancia de recursos naturales, la Argentina es un país con una muy elevada concentración de población urbana: el 92 % de sus habitantes vive en ciudades.
Con la idea de desandar ese desequilibrio demográfico y promover el arraigo en comunidades rurales, nació Bienvenidos a mi Pueblo, un programa de repoblación de comunidades rurales pensado, diseñado y puesto en práctica por la ONG suiza Es Vicis que ya dio sus primeros pasos en el país con un proyecto piloto en la comuna Colonia Belgrano, un pueblo del centro de la provincia de Santa Fe, cuyos 1.500 habitantes viven, más que nada, de la actividad agropecuaria de la rica llanura pampeana y de algunas pymes industriales del sector metalúrgico.
¿Por qué era necesario encarar un programa de repoblamiento de áreas rurales? Según Cintia Jaime, empresaria social argentina que vive en Suiza y fundó allí Es Vicis, el objetivo es impulsar “una repoblación sostenible y planificada de familias emprendedoras que pueden aportar a la comunidad productos y servicios inexistentes”. Potenciar el arraigo, fortalecer la identidad del lugar, generar oportunidades y trabajar con mirada sustentable son algunos de los ejes de la propuesta, que apunta a multiplicar el proyecto y ya trabaja en otras cinco comunidades del sur de Santa Fe con la misma metodología aplicada en Colonia Belgrano.
De la ciudad al campo
Desde hace varias décadas existe, a nivel global, una tendencia clara hacia la urbanización. A partir de 2007, la población urbana mundial superó a la rural por primera vez en la historia, un movimiento impulsado sobre todo por los rápidos cambios sociales y demográficos en los países asiáticos más poblados. América Latina no escapa a la regla y la Argentina tiene, incluso, números extremos ya que ―según datos de la Cepal― su 92 % de población urbana está muy por encima de la media mundial (54 %), de la europea (75 %), de la estadounidense (82,2 %) e incluso del promedio en el resto de los países de la región (83 %).
“Hay un flujo constante de migración desde las pequeñas localidades rurales hacia ciudades que crecen rápidamente y se transforman en lugares muy deshumanizados, con problemas de violencia, déficit en infraestructura y pérdida de identidad cultural” dice Jaime, quien en 2013 comenzó a desarrollar un proyecto para estudiar tanto las causas de este fenómeno como las posibles soluciones.
Así nació Bienvenidos a mi Pueblo, el programa que busca repoblar pequeñas comunidades. Para lograrlo, brinda un marco de infraestructura adecuado para que los habitantes de esas localidades puedan desarrollarse en un “pueblo inteligente” con acceso a las mismas herramientas y oportunidades que ofrece la ciudad, a través de la tecnología y un acompañamiento para que esto sea posible.
“Hicimos un programa de repoblación con varias etapas: un estudio previo, una selección y un trabajo con la gente del lugar, la que recibe a las familias nuevas. Para nosotros, la bienvenida es algo primordial”, detalla Jaime. Una vez hecha la convocatoria, a las personas o familias seleccionadas se les aporta capacitación, acceso a vivienda, fuentes de financiamiento y acompañamiento para asegurar la sustentabilidad del proyecto.
Por el lado de las comunas o pueblos, el perfil con el que trabajan desde Es Vicis es el de localidades rurales que quieran impulsar su crecimiento poblacional y diversificar su oferta de productos y de servicios.
Apoyo suizo
Bienvenidos a mi Pueblo captó desde un principio el interés de la embajada de Suiza en la Argentina. Según detalla Isabelle Mauhourat, la agregada cultural de esa embajada, cada año se abre una convocatoria a organizaciones de la sociedad civil que, de ser seleccionadas, reciben ayuda financiera para proyectos enfocados en niñez, trabajo y ambiente. “Apoyamos entre 10 y 12 proyectos por año y Es Vicis ha sido parte de esta ayuda”, puntualiza.
“Cintia Jaime desde el principio se contactó con nosotros para contarnos sobre el proyecto, nos interesó y la apoyamos desde la gestión inicial y ya visitamos un par de veces Colonia Belgrano”, dice Mauhourat, para quien es destacable “el enfoque muy inclusivo y multidisciplinario del programa, que no solo genera fuentes de trabajo, sino que profundiza en la inserción social de las familias que llegan a la comunidad”.
“Nos pareció atractivo y por eso los apoyamos en dos oportunidades” subraya, para destacar que en la historia de Colonia Belgrano subyacía además el espíritu cooperativista de la inmigración suiza, muy presente en esa zona de Santa Fe. “Apoyamos con mucho entusiasmo a este proyecto porque nos parece integrador de las diferentes necesidades sociales; es mucho más que relocalizar gente, es lograr que la sociedad la integre y es darles herramientas para que todos estén mejor”, concluye.
Colonia Belgrano, prueba piloto
Colonia Belgrano, en la Santa Fe profunda, fue el lugar elegido para llevar adelante la prueba piloto. El pueblo tiene al ADN inmigrante en su propio nombre. Fue el aporte migratorio centroeuropeo de finales del siglo XIX el que le dio forma a esa localidad, que comenzó su vida “formal” el 8 de marzo de 1883, cuando el Gobierno provincial aprobó su creación. A partir de ese momento, la llegada de inmigrantes ―suizos e italianos, en su mayoría― le dio identidad al lugar, que todavía tiene como festividad principal la “fiesta del bricelet”, una galleta de origen suizo.
Según la fundadora de Es Vicis, se eligió esa localidad “porque era un pueblo pequeño que perdía jóvenes, con una narrativa de expulsión rural”. En primer lugar, se hizo un mapeo de la población de Colonia Belgrano y de la región, para luego abrir una convocatoria a la cual se inscribieron, en cuatro semanas, 20 mil familias, de las cuales resultaron seleccionadas cerca de veinte. “Tuvimos resultados increíbles con esas familias, que fueron capacitadas y presentadas a los vecinos con la idea final de revitalizar el pueblo, generar arraigo y hacer un repoblamiento sostenible”.
Para Jaime, la llegada de esas personas “desbloqueó el pueblo y generó un gran impulso socioeconómico. Se transformó en un lugar atractivo, y en ese marco las familias que se establecieron son las pioneras, la cara de lo que significa un cambio de vida”.
Daniel Pisilli, el actual jefe comunal de Colonia Belgrano, tiene una mirada más moderada: “El proyecto no era malo, pero en mi opinión no cumplió con las expectativas del pueblo. Vinieron peluqueros, gente que hace zapatillas y cosas para los perros, son cosas buenas y la gente que llegó es espectacular y hace un trabajo bueno, pero la comunidad pensaba que iba a llegar una empresa grande que venía junto a las familias. No fue malo, pero fue a menor escala de lo que pensábamos”, señala, para agregar que “es verdad que era una prueba piloto y esas pruebas son para eso, para ver lo que sale bien y lo que sale mal”.
Según Pisilli, los chicos jóvenes “se van igual”. " Cuando terminan de estudiar, poder trabajar en un pueblo tan chico es complicado, porque falta oferta laboral” dice Pisilli, quien considera la vida rural “mucho mejor que la de la ciudad”.
Multiplicar
La idea de la Fundación es escalar el proyecto no solo en más pueblos de la Argentina, sino también en otros países. “El piloto fue reconocido y premiado y nos propusimos transmitir nuestra metodología a socios regionales a través de una herramienta de franquicia social. El programa sigue siendo de la Fundación y esos socios avanzan gracias a nuestras capacitaciones y usando nuestros procedimientos. Ese es el formato para poder escalar el proyecto”, explica Jaime.
Ya se hicieron charlas en 70 pueblos de varias regiones argentinas y se está avanzando en algunas localidades más grandes como Pergamino y Tandil. Una de las patas más ambiciosas para replicar el modelo de Colonia Belgrano es un proyecto con cinco localidades del departamento de General López, al sur de Santa Fe que Es Vicis trabaja junto a un socio local, el Centro Regional para el Desarrollo del Sur de Santa Fe. En ese marco se creó el Proyecto Repoblación, Arraigo y Desarrollo Regional del Sur de Santa Fe, que busca promover el desarrollo local, la repoblación y el arraigo en Carmen, Labordeboy, Maggiolo, Murphy y San Eduardo.
Según explica Patricio Marenghini, referente de esta iniciativa, el proyecto fue uno de los 21 seleccionados (entre 664 propuestas de todo el país) para recibir financiamiento dentro de la convocatoria de proyectos para el desarrollo armónico con equilibrio territorial del Consejo Económico y Social. Sobre el futuro, señala el ingeniero agrónomo: “Estamos avanzando muy bien y el trabajo en alianza con Es Vicis es clave. La región tiene mucho potencial, es fundamental tener estrategias a largo plazo y trabajar sobre el arraigo con una mirada integradora”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.