En 2016, Andrés Queirel cursaba el tercer año de la licenciatura en Turismo en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). Durante una clase, el profesor de Contabilidad propuso “plantear una solución innovadora a un desafío actual del turismo mundial”. Ese mismo año, la Organización Mundial del Turismo había lanzado el lema “Turismo para todos” para promover la accesibilidad universal. Entonces, el estudiante no dudó: la perspectiva de su trabajo sería la inclusión. “Descubrí que uno de los grandes desafíos del turismo accesible era la falta de información confiable”, recuerda hoy el fundador y director comercial de Accesapp, la plataforma que muestra cómo es la accesibilidad en diferentes servicios turísticos del país.
“Planteé una solución tecnológica simple. Pensé que si había apps para tener citas o para pedir empanadas, ¿por qué no podría haber una con esa información? Presenté la idea en la universidad y el profesor me incentivó a que la siguiera trabajando, pero en ese momento no le di importancia”, agrega Queirel.
Semanas después, le comentó su idea a su gran amigo y futuro socio Carmelo Martinucci, que lo incentivó: “Tenemos que hacerlo”, le dijo. Y fue él quien insistió en capacitarse y aprender sobre discapacidad, accesibilidad y desarrollo de apps para poder llevar a cabo la idea. Así fue que trabajaron durante un año junto a organizaciones enfocadas en la discapacidad que los ayudaron a entender qué debería tener y cómo debía funcionar la aplicación.
“En 2017, ya habíamos bajado la idea a un proyecto con nombre: Accesibilidapp. De hecho, el trabajo de investigación final para recibirme de licenciado en Turismo fue sobre la factibilidad del desarrollo de esa aplicación en la Argentina”, relata Queirel.
Con el proyecto armado, los socios necesitaron reunir fondos para llevarlo adelante. Lo presentaron a diferentes organizaciones y empresas, para obtener financiamiento. También al concurso Innovar para viajar, que organizó el entonces Ministerio de Turismo de la Nación junto al Ministerio de Producción y Ministerio de Modernización, que buscaba propuestas innovadoras para transformar el turismo nacional.
“Pasamos por todas las instancias junto a otros 1.100 proyectos y logramos ser finalistas. Lamentablemente no logramos ganar el financiamiento, pero el concurso nos ayudó a mostrar nuestro proyecto a nivel nacional”, repasa Queirel.
Finalmente, fueron sus familias las que hicieron la primera inversión para llevar adelante el proyecto y en diciembre de 2018, más de dos años después de que surgiera la idea y con mucho trabajo y aprendizaje de por medio, surgió la primera versión de la aplicación, ya con la denominación final: Accesapp. En 2019, se incorporó María Noel Salviolo como directora de Comunidad y Redes para dotar al proyecto “con una mirada original, sensible, empática y optimista”.
La primera versión de Accesapp tenía información sobre 200 establecimientos y servicios turísticos de la Argentina que habían sido distinguidos como accesibles por el Programa de Directrices de Accesibilidad del entonces Ministerio de Turismo de la Nación. Desde ese día, no paró de crecer en usuarios, servicios turísticos, destinos, comentarios y puntuaciones.
Otro hito en el crecimiento de la aplicación fue el desarrollo que realizó el programador Federico Queirel, sumado a los lazos que se fueron construyendo en otros países como Chile e Italia.
Gratuidad y compatibilidad
“Accesapp se encuentra disponible para su descarga en dispositivos Android e IOS y es gratuita. Cuando el usuario la descarga, se registra de manera muy simple y crea su perfil, donde pone nombre, apellido, email y una imagen. Junto a ello, elige el país que le interesa y selecciona las accesibilidades que quiere que la aplicación le filtre (por ejemplo: visual, motriz o auditiva)”, describe Martinucci.
La plataforma permite chequear el nivel de accesibilidad de servicios y establecimientos de diferentes ciudades y también compartir la experiencia con otros usuarios. “Otra de las características importantes es que se trabaja constantemente para que la app sea compatible con los programas de voz que utilizan las personas con discapacidad visual; y lo es en un 95 %”, agrega Martinucci.
En comunidad
La información que figura en Accesapp proviene de diversas fuentes, tanto del sector público como del privado y de diferentes ONG. Así lo explica Martinucci: “Nuestra meta era llegar a 500 establecimientos, así que estuvimos meses contactando autoridades y reuniéndonos con instituciones. Hoy contamos con una base de más de 1.000 establecimientos en 90 ciudades de la Argentina y la región, y nos contactan directamente los lugares o municipios para decirnos: ‘Hola, nos encantaría formar parte de la app, ¿cómo podemos hacer?’. Les facilitamos un formulario estándar y les pedimos fotos”.
El objetivo es buscar siempre la construcción colectiva de la información que es una forma de respaldarla y cotejarla. “Si nosotros tuviéramos que verificar la accesibilidad de cada establecimiento sería imposible por tiempos y costos. De esta manera, entre todos armamos una base de datos amplia y robusta”, dice Martinucci. “Además, hacerlo así compromete también a muchas personas”, sostiene.
Presencia global
En la actualidad hay representantes de la plataforma en Chile, Uruguay, Venezuela e Italia, quienes trabajan para expandir y desarrollar Accesapp en sus países. “Los casos de Argentina y Chile son los más avanzados, con redes de trabajo ya consolidadas e información cargada a la app que fue verificada por expertos. En los otros casos recién se está comenzando a trabajar, con muchísimas ganas y con visión a mediano plazo, lo que consideramos muy importante por el tipo de proyecto y porque en muchas regiones todavía la discapacidad es un tema tabú, por lo que nuestro trabajo ahí también es sensibilizar a la sociedad y empoderar a las personas con discapacidad”, dice Martinucci.
En la Argentina y Chile hay “embajadores” que representan a la aplicación en sus provincias y ciudades. Son alrededor de 20 “embajadores” que, por su trayectoria, compromiso y vocación, consideran que “pueden llevar muy bien la bandera de Accesapp, promoviendo las buenas prácticas en turismo accesible, ayudando a juntar información de lugares y conectándose con referentes de discapacidad que quieren ayudar a tener ciudades más inclusivas”.
En el plano internacional, los socios de Accesapp están trabajando junto a un equipo de la Universidad Libre de Comunicación y Lengua de Milán, el Comité Paralímpico Italiano y la empresa Startup Geeks con el objetivo de que la aplicación tenga presencia en Italia para los Juegos Paralímpicos de 2026.
Según Salviolo, desde la comunicación se trabaja con el eje puesto en el concepto de “comunidad” y se busca que la plataforma sea un espacio que muestre los logros y avances que se van alcanzando en torno a la accesibilidad y la inclusión. “Que sea un espacio de acompañamiento, de reflexión, con una energía empática y optimista”, describe.
“Contactamos a personas y representantes de instituciones de toda la región para que cuenten sus historias, con las que se busca darles a la ‘comunidad Accesapp’ y a sus voces todo el alcance y visibilidad posible. Seguimos trabajando para que los viajeros de la comunidad puedan estar en contacto, recomendarse lugares y compartir sus experiencias”, agrega Salviolo.
—¿Cuáles son las barreras más frecuentes que tiene una persona con discapacidad a la hora de planificar un viaje?
—Las barreras pueden ser de infraestructura, comunicacionales o actitudinales. Cada una plantea un desafío a resolver, con complejidades y recursos distintos —responde Martinucci. —Nosotros trabajamos para eliminar esas barreras, buscando que la comunicación sea textual, visual, auditiva y accesible para personas con discapacidad intelectual y pueda llegar al receptor con la menor cantidad de fricciones posibles. En lo actitudinal, trabajamos la percepción de la discapacidad en la sociedad, desde una visión social y desde cómo la forma en que tratamos a las personas influye en hacer que una ciudad sea más o menos accesible.
Cuando se abordan las barreras de infraestructura, desde la empresa distinguen entre los lugares con topografías muy complejas —con montañas, sierras o lomas—, donde las obras suelen ser muy costosas, y los ubicados en planicies, donde las intervenciones urbanas son más económicas y presentan menos desafíos. En todo caso, concluye Martinucci, “hay que empezar con lo que se pueda, siempre una obra es mejor que nada;también es importante recordar que, ante iguales situaciones de infraestructura, una ciudad puede ser más accesible que otra por el espíritu comunitario de sus habitantes”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.