Cómo funciona el club de libros infantiles en español más grande de Latinoamérica y por qué es tan exitoso

Con Lecturita —el club literario para los más pequeños creado en 2018— la marplatense Celina Alonso ofreció soluciones a dos problemas que suelen tener los adultos al elegir libros para sus hijos e hijas: acceder a la oferta de literatura infantil, que es mucha pero concentrada en las grandes ciudades, y entender cuáles entre toda esa variedad de títulos se adaptan a los gustos y necesidades de la personita en cuestión

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Suena el timbre, llega el correo y, en lugar de traer sobres lisos y aburridos o paquetes para los mayores de la casa, aparece un regalo envuelto en un papel kraft con dibujos que se pueden colorear o convertir en obras de arte y el nombre del pequeño lector o la pequeña lectora que va a disfrutar el contenido: dos libros especialmente seleccionados según la edad y los gustos de quien los recibe, una carta con consejos vinculados a la literatura y la infancia y una sorpresa para potenciar la experiencia. Esta escena se repite mes a mes en la casa de los más de seis mil suscriptores de Lecturita, el club de libros infantiles en español más grande de Latinoamérica.

La idea se le ocurrió a la marplatense Celina Alonso —41 años y arquitecta— hace más de cuatro años, cuando vio lo complejo que era ir con sus hijos pequeños a una librería y elegir buenas historias para despertarles el amor por la lectura. La oferta la sobrepasaba, no siempre encontraba vendedores dispuestos a asesorarla, el tiempo era escaso y el desafío de que los niños tuvieran paciencia, enorme.

Siempre había sido inquieta: había trabajado de arquitecta casi una década, había vivido en Brasil y en los Estados Unidos. Cuando nacieron sus hijos, que hoy tienen 6 y 8, les dedicó todo su tiempo. Pero poco después quiso hacer algo más, algo que fuera suyo. El gen de Lecturita nació ahí, en la convergencia del deseo por contagiarles a sus niños el entusiasmo por las historias, la búsqueda de un emprendimiento propio y la necesidad que detectó en muchas madres y padres que, como ella, querían buenos libros para sus hijos e hijas.

Cuando Celina Alonso creó el
Cuando Celina Alonso creó el club de lectura para niños y niñas Lecturita pensó una respuesta a su propia pregunta a la hora de comprar libros infantiles: cómo elegir entre tantos títulos. (Imagen: gentileza Lecturita)

“En el momento en que surgió el proyecto, faltaba en la Argentina un club de libros infantiles por suscripción. Yo conocía propuestas similares en otros países y la idea me pareció muy buena, por lo tanto decidí armar uno adaptado a las posibilidades, opciones y gustos del mercado argentino”, dice Alonso. “Pensé en generar una experiencia en torno a la llegada de los libros: que fueran un regalo que los chicos y chicas esperaran con ilusión, que el correo trajera un paquete con su nombre, que al abrirlo descubrieran sorpresas —continúa—. Descubrí un mundo que me apasiona y comencé a pensar en cómo armar esta experiencia”.

Se tomó casi un año para planear el club junto a un socio, desarrollar el sitio web, la identidad de la marca, el sistema de gestión. Cuando tuvo todo listo, el 21 de septiembre de 2018, pulsó el botón de encendido y se lanzó. Una semana después, Lecturita, destinado a bebés y niños de cero a diez años, ya sumaba más de 100 suscriptores; a los tres meses, 600, y nunca dejó de crecer.

Una propuesta personalizada

Como muchos clubes, Lecturita funciona abonando una cuota mensual. Quien desee unirse debe ingresar a la página web, completar sus datos y luego esperar a recibir el paquete con dos libros sorpresa y un juego o propuesta lúdica que acompaña. También está la opción de enviar uno de estos paquetes como obsequio, escogiendo el combo “Regalo”, o incluso la de probar la experiencia antes de suscribirse. No hay que cumplir ningún periodo mínimo de permanencia, la suscripción puede cancelarse en cualquier momento.

Todos los paquetes que llegan a cada familia miembro en todo el país son personalizados: los títulos son cuidadosamente escogidos por especialistas, de acuerdo a la edad y etapa de desarrollo en la que se encuentra quien lo recibirá. El objetivo es que los libros acompañen el crecimiento. De acuerdo a la información que se haya proporcionado al suscribirse, también se tienen en cuenta los gustos, intereses y temas solicitados.

“No es que se pueden pedir libros específicos, no podemos garantizar que si dicen ‘necesito un libro para dejar los pañales’ les va a llegar inmediatamente uno sobre eso, pero si está dentro de nuestras posibilidades, en algún momento va a llegar. Tenemos en cuenta esas necesidades. Cada suscriptor tiene una ficha lectora en nuestro sistema, dentro de esa ficha se ponen atributos y cuando se seleccionan los libros se hace de acuerdo a lo que esa persona nos dijo”, aclara Alonso.

Y sigue: “Hay personas que se anotan porque quieren introducir a sus hijos en la literatura; están las que ya tienen una biblioteca enorme y cuando es así, les decimos que nos informen qué libros ya tienen, así esos títulos quedan bloqueados y no se los volvemos a enviar. Esa información también nos sirve para conocer el perfil de lo que les gusta y lo tenemos en cuenta. Creemos que esta personalización nos diferencia de otros clubes de libros y le da un valor agregado a nuestro producto, que el público reconoce”.

La propuesta creció de manera
La propuesta creció de manera exponencial y la clave está en la personalización, no solo por edad sino también por los intereses y características de la familia que se suscribe al club. (Imagen: gentileza Lecturita)

El club cuenta con unos 500 títulos de más de 50 editoriales, nacionales y extranjeras, y hasta un sello propio, Lecturita ediciones. “Trabajamos con varios profesionales de las letras que realizaron curadurías que forman nuestra preselección. Es un proceso dinámico por el cual siempre estamos incorporando nuevos títulos y novedades para mantenernos actualizados; buscamos tener distintas miradas, integrar diferentes personas al equipo. Tenemos en cuenta la calidad narrativa, el contenido, el diseño y las ilustraciones de cada libro”, detalla.

Alonso resalta la importancia de contar con expertos que realicen la selección de libros para asegurarse de que lo que llega a cada casa refleja los valores y mensajes que desea transmitir y porque se garantiza siempre “un producto de calidad profesional”.

Entre las propuestas lúdicas que completan cada entrega hay rompecabezas, pósters con crayones y fibras para colorear, un dominó y hasta un libro en blanco para jugar a ser autor/a, ilustrador/a, imaginar los personajes, los protagonistas y crear una historia propia.

Los paquetes sorpresa de Lecturita viajan desde Mar del Plata hacia todo el país: “Desde Jujuy hasta Tierra del Fuego”, enfatiza Alonso. “Hay muchos pueblos adonde no llegan ciertos libros porque tienen una librería muy chiquita o lugares donde solo está la sucursal de una cadena en la que entran algunas editoriales y otras no. De esta manera, muchísima gente tiene la posibilidad de acceder a estos libros, recibirlos en su casa”.

Entre los suscriptores se encuentran desde mujeres embarazadas que desean comenzar a armar la biblioteca de sus futuros hijos e hijas hasta niños y niñas de 10 años, aunque la franja principal, dice Alonso, son los más chiquitos (de cero a cuatro años). Por los mensajes que transmiten y las preguntas que generan, también se busca que los adultos disfruten de los libros. “Queremos que [los niños y niñas] reciban el paquete con los libros y sea una experiencia familiar: abrir el papel, ver qué vamos a leer este mes, a qué vamos a jugar. Es el adulto el que lleva a los chicos en el camino de la lectura, si ellos ven el entusiasmo en los grandes, enseguida conectan. Y mientras más al alcance tengan los libros, más los integrarán en su vida. Si no hay libros en sus casas es difícil que gusten de ellos”.

La editorial

Cuando los suscriptores de Lecturita más pequeños se multiplicaron y aumentó la demanda de historias para el público de cero a cuatro años, Alonso advirtió que los libros disponibles para esas edades en la industria nacional no llegaban a satisfacer el volumen y la variedad que ella necesitaba para abastecer el club. “Había pocas opciones locales y muchas importadas. Y nosotros teníamos que comprar un volumen de libros enorme, necesitábamos dos mil de uno, mil del otro, y a veces no teníamos variedad. Y no queríamos irnos solo a los importados, que además salían más caros y no nos resultaban accesibles para el valor del combo que paga cada suscriptor. Entonces dijimos: ¿por qué no hacer nuestros propios libros?”. Así nació el sello Lecturita ediciones.

La franja etaria en la
La franja etaria en la que mayor demanda tiene el club es la de 0 a 4 años: padres y madres buscan libros que acompañen en cuestiones clave como dejar los pañales o expresar emociones. (Imagen: gentileza Lecturita)

Para comenzar, el club se asoció con editoriales que ya existían y surgieron las primeras tres colecciones —Crecer, Había una vez un cuadro y Miniatura—, de cuatro libros cada una. Todos de cartoné, un material duro y resistente, para que los más pequeños puedan manipularlos, llevarlos a la boca, jugar con ellos sin que se rompan. Una vez que Alonso y su socio comprendieron cómo era todo el proceso editorial y tuvieron el foco de lo que deseaban completamente definido se lanzaron solos. Actualmente, Lecturita ediciones lleva más de 40 títulos publicados y está próximo a editar seis más.

Si bien nacieron para abastecer el club (aunque los combos, aclara Alonso, continúan mezclando los del sello propio con muchos otros), los libros de Lecturita ediciones fueron tomando vuelo propio. “Contratamos autores e ilustradores argentinos y extranjeros de renombre porque hay una industria local muy fuerte. Y a partir de eso, nuestra editorial empezó a posicionarse de otra manera, a nivel nacional e internacional”, cuenta.

Este año tuvo su primer stand en la Feria del Libro, con muy buenos resultados. También el Ministerio de Cultura de la Nación hizo una compra de títulos del sello para los jardines de infantes. Y en la web del club ya funciona también la tienda de Lecturita.

A nivel internacional, el sello recibió distinciones de la Fundación Cuatrogatos, que destaca libros de Iberoamérica; del Banco del Libro, en Venezuela y de la feria de libros infantiles de Bolonia, Italia, y a partir de eso muchas editoriales extranjeras les compraron los derechos. “Algunos de nuestros libros hoy están publicados en Corea, Francia, España, Alemania, Italia, lo que nos da a entender que vamos por buen camino”, dice.

Próximos pasos

En los años siguientes Lecturita buscará expandirse hacia otros países de la región. “Creemos que hay un potencial enorme en la industria de libros latinoamericana. Buscamos mantener la calidad de nuestro producto y servicio y seguir contagiando las ganas de leer entre los niños”, señala Alonso.

La primera apuesta es alta: está terminando de organizar el sistema para que Lecturita comience a funcionar en los Estados Unidos. Luego de analizar el mercado hispanohablante y la proyección de crecimiento en ese país, Alonso y su equipo descubrieron un público potencial muy grande. Y lo que ofrece Lecturita, libros en español que lleguen a los lectores más pequeños, no tiene competencia.

“Elegimos desembarcar en ese país porque pensamos que era poner a prueba lo que creamos en la Argentina. Sabíamos que era un mercado muy exigente y pensamos que esta experiencia va a ser enriquecedora también para nuestro proyecto actual. Queremos ofrecer al mercado hispanoparlante la posibilidad de acceder a libros infantiles en español editados en Latinoamérica. Notamos que el acceso a estos libros es limitado y que no existe una propuesta que se asemeje a Lecturita en cuanto a la personalización en la selección de los libros”, detalla.

Para desarrollar el proyecto cuenta con un socio local que se encarga de las operaciones diarias y replica el sistema de gestión con los ajustes necesarios respecto a logística, métodos de pago y otros factores que responden a las particularidades del mercado norteamericano. También debió invertir en campañas de marketing y publicidad porque el mayor desafío para Lecturita en los Estados Unidos, ahora, es darse a conocer. Está comenzando a operar progresivamente, con pasos firmes y, de a poco, ganando suscriptores.

En la elección de los
En la elección de los libros para chicos y chicas el asesoramiento es clave y en las librerías no siempre se encuentra. (Imagen: gentileza Lecturita)

En el veloz crecimiento de este club puede observarse lo habitual —una buena idea de negocios, un nicho en el mercado— en estos casos de emprendimientos exitosos y también qué tipo de solución propone a la necesidad no solo de acceder a los libros cuando la oferta es enorme en las grandes ciudades pero se va limitando en las periferias, sino además la necesidad de curaduría, de asesoramiento en la elección. La personalización, en este caso, no se parece en nada a un algoritmo que propone sobre lo conocido. Algo que las familias agradecen enviando mensajes y fotos de los niños y niñas cuando reciben el paquete.

Concluye Alonso: “Leer es construir sentido, encontrar significados, ampliar la imaginación, descubrir palabras, generar vínculos, desarrollar capacidad de comprensión e interpretación, entre muchas otras cosas. Favorece el desarrollo personal e intelectual de los niños y niñas y nos tomamos ese lugar con mucha responsabilidad y compromiso”.

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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.

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