Un grupo de comunidades mapuche lleva adelante un proyecto de reforestación: pueden aportar desde empresas hasta particulares

La Red de Viveros Nativos de Kurarewe Wiñolfe Anumka cultiva árboles en invernaderos y reforesta el bosque nativo en predios donde viven las familias. El proyecto nació en Curarrehue, Chile, de un grupo de emprendedores que ofrecía servicios al turismo, como una alternativa a la crisis en el rubro del turismo durante la pandemia. Ya cuenta con cuatro viveros familiares que albergan mil plantas nativas y sus primeras plantaciones en áreas que estaban deforestadas

Guardar

La Red de Viveros Nativos de Kurarewe Wiñolfe Anumka nació pocos meses después de la llegada de la pandemia a Chile. Gran parte de sus integrantes forman parte de una red de turismo comunitario mapuche conocida como Rutas Ancestrales Araucarias que desde 2013 brinda servicios en la zona. Los emprendedores que se dedicaban a la cocina local, al telar, a las huertas y a dar charlas sobre sus culturas, y que a través de guías locales ofrecían experiencias turísticas, con el freno de la actividad tuvieron que reinventarse y así surgió esta nueva red que propone la construcción de invernaderos familiares para la reforestación de bosque nativo.

La red de viveristas surgió de un grupo de emprendedores que ofrecían servicios de turismo local y tuvieron que reconvertirse al inicio de la pandemia de COVID-19 (Imagen: gentileza Red de Viveros Nativos Wiñolfe Anumka)
La red de viveristas surgió de un grupo de emprendedores que ofrecían servicios de turismo local y tuvieron que reconvertirse al inicio de la pandemia de COVID-19 (Imagen: gentileza Red de Viveros Nativos Wiñolfe Anumka)

La red se desarrolla en Curarrehue, una comuna de la zona sur de Chile, en la región de la Araucanía. El proyecto promueve la recolección y el almacenamiento de semillas del bosque para luego reproducirlas y hacer crecer en los viveros una variedad de árboles nativos que luego serán plantados en sectores deforestados y, de esta manera, crear nuevos núcleos de bosque nativo.

Cómo nace el proyecto

“El disparador de este proyecto fue la propuesta de un operador turístico de Pucón, que nos comentó, en diciembre de 2019, que quería convertirse en una empresa carbono neutral. Le interesaba apoyar alguna iniciativa de carácter local y nos invitó a presentarle una propuesta, ya que algunos de nuestros socios de la red de turismo comunitario de Curarrehue tenían experiencia en viverización de especies nativas”, relata Romà Martí, coordinador de la Red de Viveros Nativos, un catalán que vive en Chile desde hace treinta años.

Los viveristas recolectan y almacenan semillas y cuidan los árboles durante sus primeros dos años de vida, hasta que pueden plantarse en los núcleos de reforestación
Los viveristas recolectan y almacenan semillas y cuidan los árboles durante sus primeros dos años de vida, hasta que pueden plantarse en los núcleos de reforestación

A partir de ahí, Martí se puso la idea al hombro y la conversó con algunos integrantes de la red de turismo comunitario. Se conformó un equipo técnico de ingenieros forestales y se presentó una propuesta en marzo de 2020. Justo en ese momento comenzó el aislamiento por la pandemia y todo quedó en suspenso porque la empresa no estaba en condiciones de aportar recursos.

“De todas formas, lo comenzamos a trabajar como un proyecto mucho más sistemático. Invitamos a varios socios de la red de turismo comunitario para que se sumaran como viveristas o como guardianas del territorio. Durante 2020 se diseñaron los viveros, se definió con qué tipo de plantas íbamos a trabajar y cómo íbamos a hacer la recolección de semillas. Se armó el grupo, se definió un nombre, un logotipo y comenzaron las capacitaciones”, relata Martí.

La red está formada por unas doce personas, entre guardianas, viveristas y equipo técnico. Las guardianas son mujeres mapuche y campesinas que facilitan sus terrenos y cuidarán de la reforestación por al menos veinte años. El compromiso que se les pide es que faciliten un espacio para reforestar en su campo, que suele ser pequeño, de entre diez y treinta hectáreas. “Ellas tomaron conciencia de la importancia de recuperar los bosques. La idea es sumar más personas que quieran aportar su espacio para hacer las reforestaciones”, expresa Martí.

En los núcleos de reforestación se planta una variedad de plantas nativas más cerca una de otra que en la forestación tradicional, para lograr que ahí se reproduzca la forma en que crece y se regenera el bosque
En los núcleos de reforestación se planta una variedad de plantas nativas más cerca una de otra que en la forestación tradicional, para lograr que ahí se reproduzca la forma en que crece y se regenera el bosque

Guardianas y viveristas

Angelica Ancamil tiene 35 años y es guardiana del territorio. “Mi rol es proteger el bosque. Vivo acá desde que nací y me quedé en el campo para cuidar del bosque nativo”, expresa. Ella vive con su mamá, su hermana y sus sobrinos. Forma parte de la comunidad mapuche.

Los viveristas se encargan de reproducir los árboles nativos. Recolectan y conservan las semillas, las siembran, preparan los sustratos correspondientes y traspasan lo que sembraron en los almácigos cuando empieza a crecer.

Uno de los objetivos de la red es producir la mayor diversidad de especies nativas. “Muchas veces se tiende a producir las plantas que se dan más fácil, que crecen más rápido o que son más atractivas para el mercado. Nosotros tratamos justamente de romper con este esquema”, explica Martí.

Rosa Parra Epulef es una de las viveristas de la red. Vive en el sector de Relicura, muy cerca de Curarrehue y fue una de las fundadoras del colectivo. Hasta la pandemia, trabajaba recibiendo turistas en el sendero que atraviesa su predio, rodeado de un exuberante bosque nativo. Hoy combina el trabajo del campo con la participación en la red. Rosa es responsable de uno de los viveros que fue instalado en su terreno. “Las variedades de plantas que tengo incluye hualle, notro, laurel, araucarias y mañío y el total de plantas que cuido es de 188″, dice.

En la red de viveristas se articulan los conocimientos de las comunidades mapuches con los de dos ingenieros forestales
En la red de viveristas se articulan los conocimientos de las comunidades mapuches con los de dos ingenieros forestales

Su trabajo tiene un sentido ancestral. Para Rosa, no existe diferencia entre el territorio y ella. “Nací en el campo, mi mamá tuvo a todos sus hijos en la casa, aquí alrededor del bosque que todavía hay. Yo siento una gran satisfacción de vivir aquí y eso mismo me hace seguir cuidando porque ahora tengo hijos, tengo nietos y hay que transmitirles y crearles ese valor para que ellos también aprendan a cuidar”, añade.

Miguel Millaqueo tiene 63 años y también es viverista. Él nació y se crió en la zona, luego se mudó a Santiago de Chile, donde vivió treinta años, y finalmente volvió. Vive con su esposa y su mamá. Tiene dos hijos y dos nietos. “Trabajo con las semillas de árboles nativos. Ya estamos haciendo núcleos forestales”, expresa.

La importancia de la comunidad

La red también conformó un equipo técnico liderado por dos ingenieros forestales y uno de ellos es Martín Erdmann. “Plantar bosque nativo busca devolver el equilibrio a los ecosistemas donde se producen los servicios necesarios para la vida”, explica Erdmann.

Las plantas se viverizan por dos años antes de ser llevadas a su lugar definitivo. Al momento de reforestar, la técnica de núcleos consiste en plantar veinte árboles de manera más compacta que la forma en que se foresta habitualmente, en la que cada árbol ocupa un espacio de un metro cuadrado. “De esta forma se busca imitar la manera natural en que se regenera un bosque, diferente a la plantación tradicional en hileras”, detalla el ingeniero, quien además está convencido de que la regeneración se debe hacer desde los territorios y junto con la población local.

Los integrantes de la red coinciden en que los atributos distintivos de su experiencia son el rol activo de la comunidad local, con una fuerte presencia de la cultura mapuche en el proceso de viverización y reforestación; el trabajo asociativo, vinculado a familias y conocimientos de orígenes diversos; la metodología de reforestación, que permite conservar una diversidad de especies y la escala local del proyecto, que puede replicarse fácilmente en otros territorios. “Un gran aprendizaje del proyecto es la importancia de la continua retroalimentación con la gente del territorio. Es necesario empoderar a la comunidad porque es una parte fundamental de este engranaje”, expresa Martí.

En el esquema de financiamiento de la red de viveristas se puede participar con una suscripción mensual o con aportes a campañas puntuales
En el esquema de financiamiento de la red de viveristas se puede participar con una suscripción mensual o con aportes a campañas puntuales

El proyecto hoy cuenta con cuatro invernaderos familiares, mil plantas nativas, los primeros núcleos de árboles plantados y el diseño de un nuevo modelo de financiamiento. “Invitamos a personas, organizaciones y empresas a sumarse a esta iniciativa apoyando los ciclos de reforestación a través de dos mecanismos: el primero son suscripciones, en las que se realiza un aporte cada mes, mientras que el segundo consiste en campañas mensuales para recibir aportes esporádicos”, detalla Martí.

Cada núcleo de bosque nativo puede compensar en un plazo de veinte años unas cinco toneladas de dióxido de carbono. La intención es que cada vivero produzca unas 500 plantas por año. En su campaña de financiamiento, la red invita a que cada organización y persona, independientemente de su tamaño y actividad, pueda responsabilizarse del impacto que genera su sistema de producción o su estilo de vida y mitigue el daño con la regeneración de bosque nativo.

___

Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.

Guardar

Últimas Noticias

Una radio comunitaria nacida en Vicente López les da voz a jóvenes y adultos con discapacidad

Creada en 2015 por la Asociación de Padres de Adentro para el Mundo, sostiene una grilla que incluye programas en vivo y en su sede se hacen talleres para aprender a hacer radio. Se escucha online, tiene su estudio en la casa de una voluntaria y se sostiene de manera autogestiva y con aportes privados. Además de ofrecer una imagen positiva y realista del colectivo de la discapacidad, Radio Capa es el lugar en donde varias personas descubrieron su vocación y encontraron el espacio para explorar los temas que les interesan, como el arte o la poesía
Una radio comunitaria nacida en Vicente López les da voz a jóvenes y adultos con discapacidad

Ciudades 8-80: cómo pensar espacios públicos para todas las edades

En Dallas, una autopista que dividía el suburbio del centro se transformó en un oasis verde con actividades y espacios para toda la población. En las afueras de Lima, un parque abandonado fue reformado por los vecinos y vecinas después de haber escuchado los deseos de niñas y niños del barrio de Villa Clorinda. Estas experiencias figuran en dos guías con recomendaciones para hacer ciudades más amigables para las infancias y los adultos mayores, es decir, que estén bien tanto para una persona de 8 como para una de 80 años
Ciudades 8-80: cómo pensar espacios públicos para todas las edades

Una cooperativa capacita a empleados bancarios para que atiendan en Lengua de Señas Argentina a personas sordas

En Buenas Manos dicta un curso enfocado específicamente en trámites que se realizan en los bancos. Empleados reconocen su utilidad y cómo el curso los ayudó a tener más empatía con la población sorda. No solo se enseña esta lengua, sino también conceptos de inclusión y las mejores formas de atender a quienes tienen discapacidad auditiva
Una cooperativa capacita a empleados bancarios para que atiendan en Lengua de Señas Argentina a personas sordas

En Rosario se inauguró el primer mural en braille y planean una “plaza sensorial”

Está en la fachada del Centro de Rehabilitación Luis Braille y tiene la frase “¿Diferentes? ¡Todos!”. Fue realizado con gemas, que “simbolizan el valor de la lectoescritura”, explica la directora Mariel Massari. La institución proyecta junto a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario un espacio público que incluirá sonidos y aromas
En Rosario se inauguró el primer mural en braille y planean una “plaza sensorial”

En Luján, una escuela gratuita de oficios textiles ofrece formación de calidad y promueve la economía circular

Con la premisa de “sumar trabajo para restar pobreza”, en un año y medio De La Nada Asociación Civil hizo cuatro capacitaciones dictadas por profesionales en diseño y tecnología textil para 59 mujeres de General Rodríguez y Luján. Esta organización promueve un trabajo articulado al que ya se sumaron 21 empresas, ONG e instituciones educativas. Sus primeras trece egresadas ya confeccionaron 5.200 productos con descartes textiles y generaron ingresos propios y para sostener la escuela
En Luján, una escuela gratuita de oficios textiles ofrece formación de calidad y promueve la economía circular
MÁS NOTICIAS