Hasta hace siete años, cuando un habitante de una villa de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) llamaba al 147 para reportar alguna irregularidad en su barrio no le tomaban el reclamo porque el operador telefónico no podía georreferenciar la vivienda. Como el sistema no admitía la dirección, su llamada no podía ser tenida en cuenta.
Si bien una de cada diez personas de la Ciudad habita en villas y asentamientos informales, estos territorios se mostraban como espacios vacíos o manchas en los mapas oficiales, es decir, que se invisibilizaba los barrios, a sus habitantes y las vulneraciones de derechos que se viven ahí. Como respuesta a la necesidad de reconocer estos territorios como parte de la Ciudad y visibilizar los graves déficits en la provisión de servicios públicos e infraestructura urbana, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y la organización Wingu —que aporta desarrollos tecnológicos innovadores a iniciativas sociales— se aliaron para pensar juntos una solución.
“Lo primero que se nos ocurrió fue armar un ‘147 villero’. Es decir, un sistema de reporte de emergencia para que habitantes de las villas pudieran cargar reclamos por la falta de prestación de servicios públicos”, cuenta Rosario Fassina, coordinadora del Área de Derecho a la Ciudad en ACIJ.
Después de un proceso que llevó varios meses, en 2014 se lanzó Caminos de la Villa (caminosdelavilla.org), una plataforma digital de participación ciudadana y monitoreo comunitario en villas y asentamientos informales de la Ciudad de Buenos Aires. La iniciativa aportó a la democratización y apropiación de nuevas herramientas para la participación ciudadana por parte de los habitantes de barrios populares.
Para definir el formato de Caminos de la Villa, ACIJ y Wingu se inspiraron en otras experiencias. “Buscamos iniciativas que utilizaron la cartografía para visibilizar la desigualdad”, dice Fassina. En Nairobi, Kenia, un grupo de jóvenes creó un mapa digital gratuito y abierto para la comunidad de Kibera, una villa de esa ciudad. Así, Map Kibera surgió como un proyecto de información comunitaria interactiva. “Con ellos coordinamos una reunión virtual y nos escribimos mucho por correo electrónico para conocer su proceso. Dos años después, los conocimos en un evento presencial”, dice la referente de ACIJ. Otra experiencia que inspiró al proyecto fue Fix My Street, una plataforma colaborativa en la que las personas de Londres pueden cargar reclamos vinculados a la infraestructura de la vía pública.
“Lo primero que tuvimos que buscar para diseñar la plataforma fueron los mapas. Ahí nos encontramos con un obstáculo: no podíamos conseguirlos. Hicimos pedidos de información pública y hablamos con referentes del Gobierno, pero no hubo caso. Finalmente, conseguimos unos mapas en papel de años anteriores. Nos dimos cuenta de que lo mejor era generar las cartografías de las villas de CABA”, relata Fassina.
A nivel local, hubo reuniones con Talleres de Urbanismo Barrial (Turba). Ese colectivo realiza un taller llamado Arquitectura y Mapas en la Villa 31, en el que mediante distintas técnicas de registro y representación ligadas al arte, la arquitectura, la fotografía, se hizo una serie de dibujos, maquetas, bocetos sobre el mapa del barrio. “Ellos tenían mucha información y experiencia sobre el uso de la cartografía social. Nos juntamos con ellos para aprender el proceso de la Villa 31″, comenta la coordinadora.
Previo al lanzamiento del mapa, TECHO —que trabaja en el acceso a la vivienda en asentamientos urbanos— había empezado con las primeras experiencias de relevamiento de barrio populares. Entonces, también se hicieron vínculos con esa organización para aprovechar esa experiencia.
Se decidió comenzar una prueba piloto en cuatro villas: Los Piletones, Ramón Carrillo, Villa 20 y 21-24. “Salimos a mapear con un GPS deportivo y lo digitalizamos con OpenStreetMap, una plataforma que permite la construcción colaborativa de mapas. Luego, pasamos esa información a la plataforma web, que llamamos Caminos de la Villa. Todo el proceso llevó unos 10 meses de trabajo”, agrega la referente de ACIJ.
Luego de la primera versión de Caminos de la Villa, se logró la construcción de mapas digitales de 16 villas y asentamientos de la Ciudad en los que era posible georreferenciar problemas vinculados a la prestación de servicios públicos. A partir del reclamo, se les daba a los vecinos información concreta sobre cómo avanzar. En una segunda fase, se buscó que ellos también sumaran al mapeo mejoras que se lograban en los barrios.
“Todo el proyecto se pensó en conjunto con los vecinos y vecinas de las villas. Conformamos una mesa de trabajo, donde se discutían desde la gama de colores del sitio o el nombre del proyecto hasta su funcionalidad. Fue un trabajo muy enriquecedor de construcción colectiva”, cuenta Fassina. Para que los vecinos usaran la plataforma, se hicieron talleres y capacitaciones.
“Nos dimos cuenta de que contar con los mapas de las villas fue muy importante para los vecinos. Algunos vivían ahí hace más de 20 años y nunca habían visto un mapa de su barrio. Otro impacto del proyecto se produjo en el Playón de Chacarita. Los vecinos nos pidieron si podíamos imprimir el mapa porque veían que el camión que hacía la limpieza de alcantarillas no estaba haciendo el recorrido que tenía que hacer y, por eso, las cloacas estaban colapsando. En ese momento hicieron una denuncia ante la Unidad de Gestión de Intervención Social (UGIS) y desde ahí les habían respondido que no tenían manera de chequear si se hacía el itinerario correcto. Por eso, los vecinos dibujaron en el mapa el trayecto que estaba haciendo el camión y así lograron resolver ese problema”, relata Fassina.
Luego del lanzamiento de la primera versión de la plataforma, se llevaron adelante distintas acciones de incidencia que lograron la incorporación de las villas a los mapas oficiales de la Ciudad. Después de muchas reuniones, esto se concretó en 2015.
En 2016, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció el proceso de urbanización en cuatro villas, lo que implicó un cambio de escenario en las políticas públicas dirigidas a estos territorios. Tomando en cuenta los nuevos desafíos, se realizó una adaptación de Caminos de la Villa para facilitar la participación y monitorear que los procesos de integración socio-urbana en Villa 31, Villa 20, Rodrigo Bueno y Playón de Chacarita efectivamente sean ejecutados.
“Fuimos modificando la plataforma de acuerdo a las necesidades que se fueron generando. En aquel momento lo más importante era monitorear los procesos de urbanización. Sigue disponible la opción de georreferencia de problemáticas, pero incorporamos esta nueva función”, dice la referente de ACIJ.
El avance de urbanización se mide en el mapa con los parámetros del Acuerdo por la Urbanización de Villas. Se trata de una iniciativa de la que forman parte organizaciones sociales, ONG, instituciones públicas y académicas, referentes y vecinos, con el objeto de lograr un amplio consenso sobre la necesidad de urbanizar las villas y las condiciones en las que se deben llevar adelante estos procesos.
“En la actualidad seguimos teniendo problemas respecto a la disponibilidad de información sobre la urbanización. Son procesos opacos respecto a cuánto se gastó, cómo y a quiénes se les adjudican las obras. Si bien no podemos negar los avances, vemos que aún hay muchas personas que siguen sin agua potable, sin acceso a electricidad segura y sin cañerías”, expresa Fassina.
Estar en el mapa
En 2017, comenzó una nueva etapa junto a Google. La empresa tecnológica prestó los equipos para incorporar las imágenes de las villas a Google Street View. Se capacitó a los vecinos para que pudieran hacer este proceso.
Marcos Chinchilla fue uno de los habitantes de la Villa 20 que participó del relevamiento para Google. “Nos pusimos la mochila con las cámaras que nos dieron y recorrimos el barrio. Pasamos por todos los pasillos”, relata este vecino, que es promotor de salud en el barrio.
Para Marcos fue importante participar del relevamiento porque sentía que era un proyecto que hacía visibles a las personas que habitan las villas. “Pudimos mostrar el barrio, las casas y las calles”, expresa.
En 2020, se desarrolló una nueva plataforma de Caminos de la Villa que permitía identificar y agregar en el mapa de cada barrio tanto puntos con problemáticas concretas como lugares útiles ante el contexto de emergencia sanitaria. Esta nueva versión facilita la visualización de datos relevantes sobre el avance de los casos de COVID-19 en las villas de la Ciudad.
De cara al futuro, Fassina reflexiona: “Espero que Caminos de la Villa se siga adaptando a los distintos contextos para ofrecer información. Es una herramienta que tiene que estar a disposición de las necesidades de los vecinos y vecinas”.
______
Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.