Qué es un hospital verde y cómo funciona

La Red Global de Hospitales Verdes y Saludables se creó en 2011, de la mano de Salud Sin Daño, para reducir la huella ambiental del sector. La red cuenta con 1.500 miembros, entre los cuales hay 939 hospitales de 15 países latinoamericanos. La gestión de los residuos y las compras sostenibles son los puntos que más se trabajan en la actualidad. Otras acciones pasan por reducir el uso de sustancias contaminantes, como el cloro y el mercurio

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Si el sector de la salud fuera un país, sería el quinto emisor de gases de efecto invernadero del planeta. De acuerdo al informe Huella Climática del Sector de la Salud de la organización internacional Salud sin Daño, el 71 % de su huella climática es atribuible a su cadena de suministro, que incluye la producción, el empaque, el transporte y la disposición de los bienes y servicios adquiridos por el sector. Los tres emisores más grandes son los sistemas de salud de los Estados Unidos, China y la Unión Europea. Ellos representan el 56 % de la huella climática total del sector de la salud a nivel mundial.

Frente a este problema, la organización no gubernamental internacional Salud sin Daño trabaja desde hace 25 años para que el sector de la salud reduzca su huella ambiental, se convierta en un punto de referencia para la comunidad en materia de sostenibilidad y se posicione como líder del movimiento ambiental global. Los acompaña en el proceso de reducir el uso de sustancias químicas tóxicas y la generación de residuos y, al mismo tiempo, transformar la cadena de suministro y promover acciones en materia climática.

Una iniciativa concreta para lograr estos objetivos es la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, que se creó en 2011. La integran establecimientos de salud de todo el mundo que se comprometieron a trabajar en la implementación de la agenda global para hospitales verdes y saludables, un marco integral de salud ambiental.

La agenda global está compuesta por diez objetivos relacionados entre sí. Para uno de estos objetivos propone una serie de acciones concretas que pueden ser implementadas tanto por hospitales como por todo el sistema de salud. Jaquelina Tapia, gerenta técnica de Programas de Salud sin Daño para América Latina observa que la gestión de los residuos es uno de los objetivos que más se trabaja. “También impulsamos fuertemente las compras sostenibles”, agrega.

Los hospitales, centros de atención y sistemas de salud que participan de la red registran su progreso, comparten sus mejores prácticas y buscan soluciones a los desafíos que tienen en común. “Los miembros cuentan con un espacio donde pueden intercambiar experiencias, consultas y logros. Creamos una plataforma que se llama Conectados que tiene un foro por cada objetivo de la agenda global”, cuenta Carolina Gil Posse, directora asociada de Programas y Comunicaciones de Salud sin Daño para América Latina.

La red cuenta con más de 1.500 instituciones miembro en 75 países que trabajan para que el sector de la salud se sume al movimiento por el cambio climático. En América Latina, la Red Global cuenta con 939 miembros en 15 países. “En la región vimos un crecimiento muy rápido de los hospitales y centros que se sumaron”, dice Gil Posse.

Fundación Valle del Lili, de
Fundación Valle del Lili, de la ciudad colombiana de Cali, es uno de los 1.500 que integran la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables (Imagen: gentileza Salud sin Daño)

Un ejemplo en compras sostenibles

Desde hace 17 años, Mónica Lisett Castaño Tovar es coordinadora de Gestión Ambiental y Saneamiento de Fundación Valle del Lili, un hospital integral de alta complejidad de Cali, Colombia. “Cuando comencé a trabajar no existía mucho conocimiento sobre la gestión ambiental hospitalaria. Me sentía muy sola y, por eso, empecé a buscar otras experiencias. De esa forma, conocí a Salud sin Daño. En su web encontré guías e información que me sirvieron para mi trabajo diario. Años después, cuando se creó la Red de Hospitales Verdes por fin sentí que alguien me cogía la mano y me mostraba el norte. Fue muy bueno contar con la agenda de la red”, relata.

En un principio, Castaño Tovar se dedicó a analizar los procesos del hospital con el objetivo de identificar y reemplazar las sustancias que originaban contaminación para alcanzar una producción más limpia. Así, empezó a trabajar con los encargados de Compras de la institución, a quienes debía convencer de la necesidad de hacer cambios, sobre todo cuando eso implicaba mayores costos para el hospital. Requerir la sustitución de ciertos productos por otros menos contaminantes a veces también les trajo problemas con los proveedores.

El hospital fue avanzando y ella logró que se eliminara el uso de cloro y mercurio, que se redujera el consumo de agua y consiguió un nuevo producto para el proceso de limpieza y desinfección en lavandería. También, se cambió el combustible de la caldera, se renovó la tecnología de los gases refrigerantes de los equipos de climatización y se implementó iluminación LED en todo el hospital.

En el hospital hay 7.800 empleados, pero una sola persona que se encarga de los temas de gestión ambiental. Por eso, Castaño Tovar creó un programa, al que llamó Visores Ambientales, que consistió en un curso virtual al alcance de todos los colaboradores, como médicos, enfermeros y personal administrativo. Hoy ya hay 300 visores ambientales activos que incorporaron herramientas para observar en su entorno qué se puede mejorar en relación al cuidado del ambiente.

La Fundación Valle del Lili
La Fundación Valle del Lili hizo cambios tecnológicos para reducir sus emisiones de carbono y reformuló su sistema de compras, para adquirir insumos con el menor impacto ambiental posible. (Imagen: gentileza Salud sin Daño)

En 2012, Castaño Tovar desarrolló un programa de compras sostenibles que se convirtió en el eje de su gestión. “Hemos establecido herramientas de evaluación que garantizan que absolutamente todo lo que se compra en la Fundación pase por la verificación ambiental”, explica esta profesional, que estudió Administración del Medioambiente y Recursos Naturales y tiene una maestría en Gestión Ambiental y Desarrollo Sostenible. Cuando entra un nuevo insumo o equipamiento al hospital, se analiza su composición, su ciclo de vida, su país de procedencia (se priorizan productos locales que tienen menor huella de carbono por transporte), si es desechable o reutilizable y todos aquellos aspectos que permitan realizar una adecuada caracterización ambiental de las compras.

“En 2016, me contactó la autoridad sanitaria local, que conocía nuestro trabajo en compras sostenibles y me propuso presentarlo a la red de hospitales de Salud sin Daño. Desde ese entonces, el hospital quedó vinculado formalmente a la red”, relata Castaño Tovar.

Incorporarse a la red generó un impacto positivo. “Nos ayudó a redefinir las prioridades y a establecer metas ambientales vinculadas con objetivos globales como los objetivos de desarrollo sustentable (ODS). También, nos acercó información y guías que nos permitieron generar ahorros, sobre todo con las compras sostenibles. Lo más importante es que desde que me sumé a la red ya no me siento sola. Con un WhatsApp, un correo electrónico o una llamada me conecto con muchos colegas que están trabajando en los mismos temas”, expresa Castaño Tovar.

Durante la pandemia, el hospital compró 18.000 batas reutilizables para la atención de pacientes con COVID-19. Esto evitó el uso de 1.200 batas desechables por día y generó un ahorro mensual de más de 300 millones de pesos colombianos.

Desde la red se dio mucho apoyo a los hospitales durante la pandemia. “Se elaboraron guías para que las instituciones tomaran ciertas decisiones alineadas con el trabajo que venían haciendo. Una preocupación inicial grande fue cómo sostener la gestión de residuos y cómo evitar los productos desechables”, cuenta Gil Posse.

El Hospital Clínica Bíblica, en
El Hospital Clínica Bíblica, en Costa Rica, redujo el consumo de energía y apunta a lograr la meta de emisión cero. (Imagen: gentileza Salud sin Daño)

La meta de emisión cero

El Hospital Clínica Bíblica de la provincia de San José, en Costa Rica, lleva casi 20 años trabajando en temas de sostenibilidad ambiental. Mide su huella de carbono desde 2021 y en los últimos ocho años ha sido certificado como carbono neutral bajo las normas INTE ISO 14064- 1 y 3, la Norma Nacional de Carbono Neutralidad y el Programa País de Costa Rica.

El proceso consiste en que cada año un auditor externo al hospital verifica los datos sobre la huella de carbono. “Eso nos permite saber con certeza cuánto emitimos. El programa se enfoca tanto en la reducción como en la compensación de las emisiones”, explica Andrés Alvarado, el gerente de Calidad y Ambiente de Clínica Bíblica. Para lograr la compensación, el hospital compra créditos de carbono de un proyecto eólico de Costa Rica.

Alvarado, que es ingeniero industrial y tiene una maestría en Salud Ocupacional con énfasis en Higiene Ambiental, se sumó a la red en 2015. “Todos los años compartimos nuestros datos, participamos en foros latinoamericanos y nos comunicamos con colegas”, señala. En una oportunidad, viajó a Colombia para visitar la Fundación Valle del Lili y para aprender sobre su programa de compras sostenibles.

El Hospital Clínica Bíblica tiene
El Hospital Clínica Bíblica tiene 228 paneles fotovoltaicos para generar energía eléctrica. (Imagen: gentileza Salud sin Daño)

El Hospital Clínica Bíblica desarrolló distintas acciones para minimizar el consumo energético. Por ejemplo, instaló 24 paneles solares para la generación de agua caliente sanitaria y 228 paneles fotovoltaicos para generar energía eléctrica, que aportaron en 2020 el 5,46 % del consumo de energía térmica y el 1,97 % del consumo de energía eléctrica, respectivamente. Estos dos sistemas de tecnología solar permiten una reducción aproximada de 16 toneladas de CO2 cada año.

Acompañado por Salud sin Daño, el hospital se sumó a Race To Zero, la campaña, liderada por la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que tiene la meta de lograr cero emisiones netas de carbono en 2050. “Es un reto complicado”, expresa Alvarado, quien trabaja desde hace 25 años en Clínica Bíblica.

Al pensar sobre la relación entre el sector de la salud y el ambiente, Alvarado dice: “Los pacientes vienen a curarse a un hospital y ese hospital debe dar el ejemplo de no contaminar el ambiente”.

El caso argentino

María Verónica Torres Cerino es la jefa de Toxicología y Medio Ambiente del Hospital Universitario Austral, ubicado en la provincia de Buenos Aires. Esta institución privada y de alta complejidad atiende en promedio a 80.000 pacientes mensuales. Es uno de los miembros fundadores de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables y desde 2015 reporta datos sobre las diversas acciones de sostenibilidad ambiental que lleva a cabo.

“Al momento de sumarnos a la red, en el hospital estábamos trabajando para sacar el mercurio. Por eso empezamos involucrándonos con los temas vinculados a las sustancias químicas”, cuenta Torres Cerino, que trabaja ahí desde 2006.

En 2016, el hospital participó de la prueba piloto de la herramienta de cálculo de la huella de carbono de Salud sin Daño, por lo cual realizó un diagnóstico para establecer un plan de mitigación. Algunas de las medidas en las que se trabaja actualmente para reducir las emisiones incluyen la sustitución del 50 % de luminarias tradicionales por LED; la adquisición de sensores BIS (índice biespectral) para evitar el uso innecesario de anestésicos en algunas cirugías, como parte de un programa de uso racional de gases anestésicos, y la implementación de las recomendaciones derivadas de las auditorías energéticas a las que se han sometido, que incluyen mejoras en el sistema termomecánico del hospital y realizar un análisis para instalar energías renovables.

El Hospital Universitario Austral, ubicado
El Hospital Universitario Austral, ubicado en la provincia de Buenos Aires, es uno de los miembros fundadores de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables. (Imagen: gentileza Salud sin Daño)

Por otro lado, el Hospital Universitario Austral busca reducir su huella climática a través de un sistema de compras con criterios ambientales, que toma en cuenta esta variable en las adquisiciones de medicamentos, insumos biomédicos, tecnología y obras. También, con sus procedimientos para la reducción de los residuos y su correcta segregación.

Más allá de los logros individuales de cada hospital, el impacto de este trabajo está en generar conocimiento y acciones que pueden ser útiles en otros puntos del planeta. Así lo cuenta Torres Cerino: “Ser parte de la red es un dar y un recibir. Se comparten muchas experiencias. Cuando alguien cuenta sobre un logro, otro puede replicarlo y tener incluso mejores resultados. También se generan amistades. Con mi colega del Hospital Regional Ushuaia Gobernador Ernesto Campos hablamos más de una vez por semana y conversamos sobre los desafíos comunes”.

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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN

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