Un grupo de realizadores audiovisuales de Mendoza viajó a la India con la motivación de narrar una historia que, a pesar de las distancias, tuviera varios puntos de contacto con la realidad argentina. Una historia universal, lejos en la geografía, cercana en afectos. Así, el equipo integrado por los directores Camila Menéndez y Lucas Peñafort y la productora Victoria Chales llegó a las tierras áridas de Rajastán. Más precisamente a una especie de oasis: un pequeño pueblo llamado Piplantri. Una aldea donde sus habitantes celebran el nacimiento de cada niña plantando 111 árboles en su homenaje. Una acción que pretende torcer una historia milenaria, ya que en varias zonas de la India todavía existe el infanticidio de las recién nacidas, a quienes se considera una carga económica.
Luego de varios meses de rodaje en la India, donde forjaron amistades con los aldeanos, los realizadores concluyeron el documental Hermanas de los Árboles, película que se estrenó en la Argentina en 2020 luego de un exitoso recorrido por reconocidos festivales internacionales de cine, como el de Málaga, donde ganó el Premio del Público 2020 y el DOCSMX de México donde obtuvo el Premio Especial de la Crítica.
La película está protagonizada por mujeres de la comunidad que salvan la vida de sus niñas plantando árboles por su nacimiento. “Dimos con la historia de Piplantri siguiendo nuestra intuición, nos pareció fascinante que la respuesta a gran parte de los problemas del mundo esté contenida en el cuidado de las niñas, el agua y los árboles”, cuentan sus directores. Según relata Victoria Chales, la productora, antes de la idea del documental, hubo una especie de premonición: “El director le contó un sueño a una amiga, un sueño en donde había un viaje”. Y esta amiga le habló del pueblito del estado de Rajastán.
La acción en honor a las niñas surgió en 2005 gracias a Shyam Sunder Paliwal, quien perdió a su hija de 16 años y decidió plantar un árbol en su memoria. En su dolor, no podía creer que las personas pudieran poner fin a la vida de sus propias hijas solo por razones económicas. El infanticidio persiste a tal punto que la India es uno de los pocos países del mundo en los que la población femenina es mucho más baja que la masculina: la relación es de 7 a 10. Por eso, Paliwal decidió empezar a plantar árboles para celebrar la vida de todas las niñas de la aldea y a partir de ese gesto se generó una iniciativa con el compromiso concreto de frenar los infanticidios y los matrimonios forzados y comprometer a las familias en la educación de las niñas, para liberarlas de ese destino histórico.
Paliwal fue el nexo y el que recibió al equipo realizador mendocino. En el documental se vislumbra el comienzo de la idea, el duro trabajo de convencer a los aldeanos, uno por uno, de que la base del futuro es cultivar árboles, cuidar el agua y educar a las niñas.
“¿Por qué irse tan lejos?”, se pregunta la productora. Y ensaya una respuesta: “Hermanas de los Árboles es una historia que habla sobre cómo salir de distintas problemáticas. Y la encontramos a esa distancia. Nos parecía genial ir a contar una historia que soluciona todo: el agua, el empoderamiento de las mujeres, los derechos de las niñas a vivir. En un lugar pequeño lograron cambiar 5 mil años de pensamiento y ahora su acción se replica en 150 pueblos”. El modelo de Piplantri se extendió en la India especialmente en el norte del país. Alrededor de la iniciativa, se creó una ONG llamada como el pueblo.
El impacto
Además de la acción de empoderamiento, ya valiosa por sí misma, la plantación de árboles frutales tuvo otros impactos: contribuye a reforestar y a generar ingresos. Para Shyam Sunder, que fue intendente de la aldea y que trabajó en la iniciativa convenciendo a los miembros de la comunidad para que se sumaran, es necesario “crear empleo a través de los recursos naturales”.
La plantación de los árboles no es solo simbólica: con cada nacimiento de una niña, la familia firma un documento en el que se comprometen a cuidar de ella, educarla y no obligarla a casarse.
Ya desde el momento en que la familia está esperando el nacimiento, miembros de la ONG Piplantri se acercan a hablar con la embarazada. Dialogan con la familia, se trata de desarmar un relato de siglos según el cual una hija mujer es una carga de la que hay que deshacerse. La visita incluye la propuesta de que la familia haga un depósito de 10 mil rupias y el Gobierno, otro tanto. Cuando la niña sea mayor de edad recibirá ese dinero que podrá destinar según su voluntad. En contraprestación, la familia debe comprometerse a brindarle una educación y a no entregarla a un matrimonio infantil forzado.
La película busca generar conciencia sobre el infanticidio femenino y a la vez muestra el desarrollo de un proyecto autogestivo de un grupo de mujeres adultas del pueblo, que es financiado con ahorros colectivos. Se trata de una fábrica de productos derivados del aloe vera: gel, shampoo, jabón. Aprovechando las plantas de aloe que fueron cultivadas alrededor de los árboles de Piplantri para prevenir que las termitas los dañaran, surgió este emprendimiento que le da empleo a las mujeres adultas. La venta de sus productos les brinda una independencia económica que no conocían hasta hace unos años.
Un mundo (no tan) lejano
Como contamos en SOLUCIONES, en la India el 47 % de las niñas son forzadas a casarse antes de cumplir los 18 años. Según Girls Not Brides, la red global conformada por más de 1.500 organizaciones de la sociedad civil de 100 países, de los 10 millones de niñas que se casan cada año se estima que 3 millones de ellas viven en la India.
La pandemia agravó la situación. El servicio estatal de asesoramiento y contención de niños, niñas y adolescentes Childline India informó que hubo un aumento del 17 % de matrimonios infantiles entre junio y julio del 2020. En Rajastán, una de cada tres mujeres de entre 22 y 24 años se casó antes de los 18, según datos del Gobierno. En India, a las niñas, a una edad muy temprana, se las despoja de su infancia.
Hermanas de los Árboles es un documental que observa ese mundo, un retrato íntimo de la vida de las mujeres de Piplantri en el que se muestran los cambios positivos y los desafíos que enfrentan las aldeanas. Entre ellas, aparece Kala, una mujer aliada de Paliwal en el proyecto. “Una vez que finalizamos el rodaje y mientras aún continuábamos en la India buscando una coproducción, nos enteramos de que Kala había decidido retomar sus estudios, y eso fue una gran alegría”, narra la productora del filme.
La historia de Kala es un ejemplo más de empoderamiento. Ella trabaja fuera de la casa y obtiene sus propios ingresos. En el documental también aparece la de Bhavari, una mujer fuerte y alegre de casi 40 años, que no pudo terminar la escuela primaria pero está apoyando la educación de su hija Nikita y su sueño de convertirse en doctora. Y la de Leela, una joven madre que está plantando árboles en nombre de su niña recién nacida y con este simple gesto abre un abanico de posibilidades para su futuro. Son las historias cotidianas de un proyecto que ya ha cambiado sus vidas para siempre.
Hermanas de los Árboles cuenta con producción de El descanso del oso, Sintagma Cine por Argentina y de Roopa Barua (Kahini Media) productora asociada por la India. Es la única película del mundo hablada en marwari, la lengua indo-aria del grupo rajastaní, con unos cinco millones de hablantes en los distritos de Rajsamand, Bhilwara, Udaipur y Chittorgarh del estado de Rajastán.
El próximo paso en el camino de esta película es regresar a la aldea con un cine móvil para proyectarla ahí. Los aldeanos nunca vieron una pantalla de cine. La idea es documentar el momento: “Queremos filmar la gira del cine móvil y registrar la primera experiencia de cine. La primera película que van a ver en la aldea tiene sus rostros como protagonistas”, cuenta la productora.
¿Qué acerca a Rajastán y Mendoza en esta historia?, ¿qué acerca a los habitantes de los dos mundos? “Nosotros también venimos de un desierto, vivimos en un país en donde se mata a una mujer cada 30 horas. Ni el problema de las minerías ni la violencia contra la mujer nos es ajeno”, recalca Chales. “Si ellos que tienen una cultura tan antigua pudieron modificar su forma de pensar: ¿cómo puede ser que nosotros no lo logremos?”, subraya Chales y concluye, sobre el impacto de este cambio cultural: “En la aldea las mujeres ya no tienen miedo de dar a luz a una niña”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN.
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