“Promover y facilitar el acceso a la prueba de VIH es una de las estrategias más importantes para controlar la epidemia”, dice Leandro Cahn, director ejecutivo de la Fundación Huésped, una organización que entre el lunes 22 y el lunes 29 de noviembre se sumó a la segunda Semana Internacional de la Prueba del VIH (propuesta por Coalición PLUS, una red internacional de organizaciones que trabajan en VIH y hepatitis virales).
A lo largo de esos siete días se hicieron testeos gratuitos de VIH en los lugares donde viven las poblaciones especialmente afectadas por el virus: migrantes, usuarios de drogas, trabajadoras sexuales, personas trans y recuperadores urbanos. También se les dio información. Y se ofreció derivación al sistema de salud y acompañamiento a quienes recibieron un resultado positivo.
“Conocer el status serológico”, sigue Cahn, “o sea si una persona vive con VIH o no, no solo tiene un beneficio individual para esa persona, que va a poder acceder ―en muchos países del mundo (entre ellos, la Argentina)― a un tratamiento de manera inmediata y a partir de ahí cuidar su propia salud, sino también porque sabemos que ‘indetectable’ es igual a ‘intransmisible’. Entonces, una persona con VIH, en tratamiento, con al menos seis meses de carga viral indetectable, no transmite el virus por vía sexual aun en una situación de no utilización de preservativo”.
Según los últimos datos provistos en 2020 por el Boletín sobre el VIH, sida e ITS en la Argentina del Ministerio de Salud de la Nación, se estima que en el país 136.000 personas viven con VIH y el 17 % de ellas no lo saben. La única manera de enterarse es con un test. Un comunicado de Fundación Huésped indica que hoy existen pruebas que dan un resultado en menos de 20 minutos, y que el acceso temprano a un diagnóstico de VIH brinda la oportunidad de acceder al tratamiento y mantener una buena calidad de vida.
“Todas las personas sexualmente activas están expuestas al VIH y a otras infecciones de transmisión sexual. Pero no todas las personas pueden vivir su sexualidad libremente ni logran acceder a los servicios de salud de manera oportuna”, dice Nadir Cardozo, coordinadora de Promotoras Pares en Salud Trans de Fundación Huésped.
Cada día, más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual en el mundo, según datos de 2019 de la Organización Mundial de la Salud.
Por eso, la Semana Internacional de la Prueba del VIH busca afirmar la importancia de las comunidades más afectadas por el virus en la respuesta a esta epidemia, según Hakima Himmich, la presidenta de la Coalición PLUS. “Se trata de poner el foco de atención sobre las pruebas entre pares, que desde hace tiempo han demostrado su relevancia en la respuesta al VIH, especialmente en el contexto de las acciones dirigidas por y para las personas que viven con el virus, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, la población trans, los trabajadores y trabajadoras sexuales, usuarios de drogas, migrantes y personas privadas de su libertad”, dijo al lanzar la semana de testeos.
Todas las estrategias que se hagan para promover el testeo son fundamentales para alcanzar el objetivo de controlar la epidemia de VIH. “La Semana Internacional de la Prueba del VIH busca que se hagan acciones con un enfoque comunitario”, sigue Cahn. “No es solamente promover el testeo en la población general, como tenemos que seguir haciendo, sino también pensar cuáles son las comunidades más vulnerabilizadas en relación al VIH y trabajar junto a ellas para mejorar el acceso a la prueba: desde, con y en esas comunidades”.
En general, en esta campaña las personas aceptaron testearse en puestos como el de Plaza Garay, del barrio de Constitución. “Hubo aceptación y predisposición a valorar el acercamiento del dispositivo de salud a la comunidad en todos los casos”, dice Cecilia Valeriano, directora de Programas de Fundación Huésped. “Tuvimos algunos casos positivos que fueron confirmados y derivados al sistema de salud que correspondía según cada persona, y en el seguimiento estas personas nos pueden volver a convocar si tienen algún problema. En espacios pequeños a los que fuimos, hay gente que recibió la información y no quiso testearse, pero quizás se acerquen a Huésped a hacerlo”.
Los desafíos pospandemia
Hasta 2020, la situación mundial del VIH era más o menos predecible, pero la COVID-19 lo cambió todo. El Fondo Mundial informó que el número de pruebas del VIH descendió un 22 % en 2020, en comparación con el año anterior. Es un descenso sin precedentes —indican desde Fundación Huésped— y hace temer un crecimiento de las infecciones por VIH. Por eso las campañas comunitarias son tan importantes.
Según el Boletín sobre el VIH, sida e ITS en la Argentina, “la pandemia de COVID-19 representa un desafío sin precedentes en la historia de la respuesta al VIH en nuestro país y en el mundo. El trabajo de los equipos de salud para mitigar su impacto y, a la vez, garantizar la continuidad de la atención nos muestra que la pandemia funcionó como un catalizador que nos obliga a repensar (o nos invita a reflexionar sobre) la respuesta no solo al VIH sino a todas las afecciones”.
“En escenarios en que la disponibilidad de recursos se vio seriamente comprometida por la respuesta a esta nueva enfermedad”, agrega el boletín, “fue importante sostener el trabajo conjunto e interdisciplinario de los equipos de salud para establecer prioridades que garanticen una oferta mínima de servicios indispensables”.
Uno de los grandes problemas de la epidemia de VIH en la Argentina es, para Cahn, que aun “con nuevos conocimientos, sabiendo que una persona con VIH en tratamiento y carga viral indetectable no transmite el virus por vía sexual, teniendo políticas de descentralización del testeo y facilitación del acceso a la prueba, deberíamos tener menos casos y menos muertes; sin embargo, cada año la cantidad de casos es bastante estable: alrededor de 6.5oo, y 1.500 muertes”. Cahn plantea que hay que descubrir qué está faltando en el sistema para evitar nuevas infecciones y muertes. “Hay tecnologías o herramientas de prevención que deberían implementarse a nivel de política pública: la profilaxis preexposición, el autotest de VIH y el favorecer el acceso a la prueba en entornos más complejos”.
La pandemia de COVID-19 también impactó en la dificultad de las personas con VIH para acceder a los tratamientos. Es necesario ahora, según Cahn, “que reciban medicamentos para tres meses y no solo para uno, para que no tengan que trasladarse tantas veces al hospital; favorecer el acceso a los estudios de carga viral y CD4, que tienen que hacerse algunas veces al año, y también hay que trabajar sobre el acceso a las pruebas: toda la salud preventiva en temas ajenos a la COVID-19 ha quedado relegada en la pandemia, por eso tenemos que pensar estrategias innovadoras”. Cahn destaca un caso: la provincia de Córdoba ofrece un test de VIH a quien se hace el de COVID-19. “Eso es interesante”, dice. “Ahora es tiempo de integrar la oferta de los servicios de salud”.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN