Septiembre fue el Mes de la RCP (reanimación cardiopulmonar) en América Latina y algunos países de Europa, según la campaña de la American Heart Association (AHA) que busca que cada vez más personas sepan hacer RCP de alta calidad y evitar muertes prematuras. Casi todos escucharon hablar alguna vez sobre la reanimación cardiopulmonar. Pero este año la vieron en directo millones de personas de todo el mundo, cuando el 12 de junio el futbolista danés Christian Eriksen se desplomó durante el partido que su selección jugaba contra Finlandia por la Eurocopa. Enseguida recibió maniobras de RCP y desfibrilación por parte de médicos del evento. Lo sacaron en camilla y trasladaron a un hospital. Días después, se supo que esta intervención urgente fue crucial para salvarle la vida y recuperarse.
La reanimación cardiopulmonar es una maniobra de emergencia en la que se aplica presión rítmica sobre el pecho de una persona con un paro cardiorespiratorio o un cuasiahogamiento, para que el oxígeno siga llegando a los órganos vitales cuando la respiración o los latidos del corazón disminuyen o se detienen. Es una técnica que todos pueden aprender.
Aplicar RCP y (si hace falta) desfibrilación dentro de los primeros tres minutos de una emergencia cardiorrespiratoria es clave: aumenta las posibilidades de llegar con vida a un hospital en un 79 %. Puede evitar daños irreversibles y ayudar a que los riesgos se reduzcan. Que ante un episodio alguien entrenado (aunque no sea profesional de la salud) la haga de inmediato aumenta las posibilidades de supervivencia del afectado. Pero por cada minuto que se demora su aplicación se reducen en un 10 % sus posibilidades de continuar con vida.
La AHA establece que después de los tres primeros minutos de producido el paro cardíaco la falta de flujo sanguíneo empieza a impactar en el cerebro y, diez minutos después, las probabilidades de supervivencia son muy bajas.
Aunque todo esto se sepa, muchas veces las cosas no salen bien porque no hay nadie cerca de la personas afectada que sepa hacer RCP y tampoco un desfibrilador externo automático (DEA), el dispositivo electrónico portátil que diagnostica y puede ayudar a restablecer el ritmo cardíaco cuando una persona sufre un paro cardiorrespiratorio.
Por eso, las campañas como la de la AHA sostienen que hay que hablar sobre la RCP, las personas tienen que aprenderla y en la Argentina tiene que reglamentarse la Ley N.° 27.159 de muerte súbita para que haya capacitación y desfibriladores en todos los espacios públicos y privados de acceso público, que estén accesibles y se sepan usar ante una emergencia.
Julieta Cartocio, fundadora del emprendimiento Reanimar, empezó a capacitar en RCP hace muchos años cuando volvió de los Estados Unidos, donde trabajaba en la Cruz Roja. Cada vez se fue involucrando más y las modalidades y la cantidad de asistentes a sus capacitaciones crecieron. Su objetivo es que más manos sepan salvar vidas. Para esto, todas las personas de cualquier punto del país pueden acceder a un curso.
“Al tiempo de empezar, un episodio fue el impulso definitivo de este proyecto: fue cuando en un curso anual de empresa, un señor se acercó y me dijo que gracias a lo que yo le había enseñado el año anterior había podido salvar la vida de su mejor amigo haciéndole RCP. En ese momento cambió nuestra forma de dar clases, de concientizar. Hoy casi todos los instructores de Reanimar tienen una historia parecida para contar, sobre un hijo o un sobrino que se salvó de un ahogamiento porque su papá o su tío sabían hacer RCP, o profesoras de educación física que salvaron vidas. Cada vez hay más gente que presta testimonio y eso está buenísimo”, cuenta Julieta.
En general un curso dura un promedio de entre dos y tres horas.En Reanimar ofrecen tres horas de RCP para adultos, chicos y bebés, con el foco puesto en la práctica. Incluye maniobras y uso de desfibrilador. El costo es de 1.000 pesos por persona en todo el país, salvo en grupos más grandes donde el precio baja.
Julieta explica: “Cuando vamos al interior muchas veces se acercan personas de los cuarteles de bomberos, como también de la policía y de gendarmería. Las capacitamos en forma gratuita porque es una forma de retribuir lo que ellas hacen. También damos cursos sin costo en organizaciones sin fines de lucro, a chicos que asisten a personas en situación de calle, que visitan asentamientos o trabajan en comedores”.
Reanimar es uno de los lugares que mejor está funcionando. Pero hay muchos otros lugares muy buenos donde aprender RCP. Suelen ser en municipios, clubes, centros de salud públicos y privados, otras empresas, emprendedores, cuarteles de bomberos, trabajos y escuelas, entre otras posibilidades.
Aunque decenas de personas de diferentes edades se capacitan en RCP todos los días, hace falta mucha más capacitación. Sobre todo entre los jóvenes, porque se puede aprender desde los 12 años. Incluso hay capacitaciones para niños en las que se les dan nociones básicas sobre qué hacer ante una emergencia. Un dato clave es que aprendan a llamar al 107 (línea gratuita de emergencias médicas para todo el país) y les enseñan a memorizar cada dígito por separado, y sepan la dirección completa de su casa.
Las leyes
En algunos lugares del mundo saber RCP es obligatorio para, por ejemplo, obtener la licencia de conducir. En la Argentina hay varias herramientas legales para que toda la comunidad se capacite.
La Ley N.° 27.159 Muerte Súbita. Sistema de Prevención Integral fue aprobada en 2015 y su espíritu es el de prevenir la muerte súbita en espacios públicos y privados de gran circulación de personas mediante la capacitación en RCP y la instalación de dispositivos DEA, para el acceso público a la desfibrilación ante un paro cardíaco. Podría ayudar a evitar casi 30.000 de las muertes que se producen cada año por paro cardíaco súbito en el país, según cita la Fundación Fibrilar en su página en internet. El gran problema es que pasaron seis años y dos Gobiernos y todavía no se reglamentó. Tampoco hay una respuesta clara sobre cuándo sucederá.
Una ley anterior, la Ley N.° 26.835 RCP-Argentina, impulsada por el médico Dr. Daniel López Rosetti y aprobada en 2012, establece la enseñanza de estas técnicas como parte de los programas educativos de Nivel Secundario y Terciario en todo el país, pero no se cumple. Esta ley es fundamental, pero no se cumple como corresponde.
En CABA existe desde el 2011 la Ley N.° 4.077 de obligatoriedad de contar con un desfibrilador externo automático y personal entrenado en RCP en lugares públicos y privados de concurrencia masiva o de alto riesgo.
También en CABA desde 2016, está la Ley N.° 5.632 sobre jornadas anuales para la formación y capacitación en las técnicas principales de primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar para todos los trabajadores de su Gobierno.
Hay personas que se capacitaron hace mucho y entonces ante una emergencia prefieren no intervenir porque no saben si lo harán bien. Otras, llegado el momento dudan si ayudar por miedo a lastimar sin querer. Pero esto es ―según los especialistas consultados― muy poco probable. Además, la Ley n.° 27.159 ampara a quien practique RCP para asistir a alguien. “Ninguna persona interviniente que haya obrado de acuerdo con las disposiciones de la presente ley, está sujeta a responsabilidad civil, penal, ni administrativa, derivadas del cumplimiento de la misma”. En otras palabras, quien esté capacitado e intervenga para salvar una vida, está amparado por la ley.
Qué es la cadena de supervivencia
Para aumentar las probabilidades de supervivencia de quienes tienen un paro cardíaco extrahospitalario, en 2000 la AHA y la International Liaison Committee on Resuscitation recomendaron aplicar el concepto de cadena de supervivencia.
Uno de los primeros eslabones de esta cadena es que ante una emergencia, alguien que se encuentre cerca del afectado realice la RCP inmediatamente. Por eso se busca que toda la comunidad esté capacitada y pueda intervenir hasta que llegue una ambulancia o un médico.
En la cadena de supervivencia, estos son los pasos a seguir para brindar soporte a alguien que transita un paro cardiorrespiratorio:
1- Reconocer la situación de emergencia 2- Llamar al sistema de salud 3- Comenzar las maniobras de RCP 4- Utilizar el DEA, si es posible 5- Cuando llega la ambulancia, dejar que los profesionales se ocupen de la situación 6- Recuperación
El punto 6 fue agregado en 2020, en la última actualización de las guías de RCP de la AHA, que se hacen cada cinco años.
Las historias detrás de los números
Hay alrededor de 7 millones de muertes súbitas por año en el mundo. La Fundación Cardiológica Argentina difunde que en el país cada año mueren 40.000 personas por un ataque cardíaco. El 70 % de esas muertes ocurren fuera de los hospitales, en lugares donde la persona afectada suele estar acompañada: en el hogar, el trabajo, campos de deportes, clubes, lugares públicos e incluso en la calle. Esto nos pone a todos los que no somos médicos como la primera opción para atender una emergencia.
En países como Suecia, donde la RCP y los establecimientos cardioasistidos (donde hay DEA) son lo habitual, más de la mitad de las personas que pasan por una emergencia cardiorrespiratoria llegan vivas al hospital.
La enfermedad cardiovascular es la causa número uno de muerte, más que el cáncer o los accidentes. Sin embargo, no muchas personas están preparadas para asistir a alguien en una urgencia como muerte súbita de origen cardíaco, electrocución, ahogamiento, asfixia por sofocación o atragantamiento.
A medida que crece la conciencia sobre el tema, los testimonios sobre el impacto social que puede tener la difusión de herramientas como la capacitación y la instalación de DEA se multiplican.
Julieta se emociona al recordar una de las tantas historias vividas en Reanimar: “Una vez vinieron a uno de nuestros cursos del interior una mamá con su hijo. Cuando terminó el curso la señora se paró delante de 70 personas y dijo: ‘Yo tomé este curso hace seis años y este nene es el resultado de que la RCP funciona. Tuve que hacerle reanimación cardiopulmonar a mi hijo porque se ahogó en una pileta, no sabía nadar y enseguida lo sacaron del agua. Lo empecé a asistir y él vivió’. Tiempo después, ella le dijo que era necesario que él tomara conciencia de que la RCP lo había salvado y de que tenía que capacitarse para salvar a otros si hacía falta”.
Están también los que hacen un trabajo en solitario como Federico Brítez, un enfermero de 20 años que pone su cuerpo para difundir la RCP en la Plaza 9 de Julio de Posadas, la capital de Misiones. Allí puso un stand en el que enseña la técnica a quienes pasan caminando.
En el 2015 el arquitecto Mariano Casoy perdió a su hijo de 14 años por muerte súbita mientras jugaba un partido de fútbol. Las personas que estaban a cargo de la actividad no sabían practicar RCP. Con Tomás desmayado, la ambulancia tardó cuarenta minutos y cuando llegaron los médicos (en aquel entonces, en una ambulancia sin desfibrilador), Tomás ya estaba en paro.
“Después supimos que durante el partido Tomás sufrió una desfibrilación ventricular que provocó una arritmia y un paro cardíaco con edema pulmonar y edema encefálico. Si alguien hubiera sabido actuar durante los primeros cinco minutos, manteniéndolo con la RCP, y llegaba una ambulancia con un desfibrilador, Tomás tenía 90 % de posibilidades de sobrevivir”, dice Mariano.
“Él estudiaba en el Carlos Pellegrini y estaba federado en hándbol. Ocho meses antes se había hecho estudios con un pediatra de adolescentes. Cuando después le pedí al médico que me explicara cómo, si todo había dado bien, podía haber pasado esto, me dijo que lo de Tomás tuvo fue una falla eléctrica del corazón. Esto puede pasarle a cualquiera y no lo detecta ningún estudio, salvo que se produzca en el momento en que lo están realizando. Ese fue el disparador de la arritmia inicial. Si en el momento en que él tuvo esa falla y se desplomó alguien hubiera empezado con las maniobras de RCP y atrás de eso hubiera venido un DEA, a Tomás le cambiaba la desfibrilación ventricular y seguramente vivía y quedaba sin secuelas. De hecho, conozco muchos casos de gente que se salvó. Grandes y jóvenes”.
Desde entonces Mariano tiene un proyecto que fue pasando por distintas etapas y hoy se llama Carreras con Tomás. Él ya era triatlonista desde el año 2000 y participa en Ironmans y distintas carreras, y desde la muerte de Tomás, siempre lleva a las carreras como bandera el tema de la RCP y la cardioprotección. En 2016 llegó a Reanimar para tomar un curso y empezó su trabajo con Julieta.
En este camino fue colaborando con distintas acciones, como organizar campañas y capacitaciones o equipar con desfibriladores a la Fundación Sonrisas, entre otras. Para algunos objetivos se une con otras organizaciones, como es el caso de la Fundación Inadea. Una de las metas centrales de estas campañas es lograr que la Ley N.° 27.159 se reglamente como corresponde, sin más demoras. “Trabajo mucho para reclamar por la reglamentación de la ley en conjunto con otro papá, Jorge Bombau. Su hijo Beltrán también tuvo una muerte súbita, un año antes que Tomás, en el Club de Amigos. Vamos a seguir insistiendo hasta que esto se concrete”. Jorge es médico y uno de los impulsores de la campaña en redes sociales y a través de la plataforma Change para lograr la reglamentación de la ley.
Las palabras de Mariano invitan a la acción: “Nosotros somos como predicadores. Todos los que trabajamos por esto. Llevamos la RCP a la gente. Hay que entender que saber RCP es un trabajo que tiene que ver con la solidaridad. Dejar de mirar para otro lado. No seguir siendo individualistas. Lograrlo es posible y yo lo veo en el resultado del trabajo de todos estos años”.
Todas las personas relacionadas con la RCP coinciden en que quienes más se interesan en capacitarse son las personas que viven en el interior del país. Las grandes ciudades son más difíciles. En los pueblos la gente se compromete mucho más. Por ejemplo, Carlos Casares, en la provincia de Buenos Aires, tiene en la plaza principal un desfibrilador donado por una persona del lugar.
“Mi objetivo es mantener viva la memoria de mi hijo y que no sea solo un chico que tuvo una muerte súbita. Que de alguna manera él siga presente. Su vida tuvo un valor muy grande y quiero que trascienda en esto, con la difusión de la RCP y la cardioprotección”, dice Mariano, quien también trabaja junto a Argentina Reanima, un grupo que recorre el país enseñando RCP de forma gratuita en plazas y lugares públicos. “Para la última capacitación vinieron desde La Plata y Córdoba y se hizo en Plaza de Mayo”, cuenta. Pronto se realizará la sexta jornada. “La convocatoria es excelente, pero hace falta que más gente aprenda”, insiste.
Las palabras de Mariano son un llamado a la acción: “El eslogan de Argentina Reanima es ‘Solo bajamos los brazos para hacer RCP’. Para que nadie más pase por lo que le tocó a Tomás. Podes estar completamente sano y te puede pasar, pero si más gente sabe RCP y estamos cardioasistidos se puede intentar salvar vidas; si no, no. No hay que dejar morir si existen herramientas para prevenirlo. La mejor forma es con el que tenés al lado y lo único que necesitás son las dos manos”.
Dónde capacitarse en RCP de forma gratuita: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Hospital Alemán (CABA), Argentina Reanima, Centro Rossi, Osde, Hospital Materno Infantil Florencio Escardó (Tigre, Pcia Bs As), SAME (La Plata), Municipalidad de Córdoba, Asociación Civil Kevin. Lucía Quinteros (San Francisco, Córdoba), Sistema Integrado de Emergencias – SIEN (Neuquén), Municipalidad de Rosario (Santa Fe),
Dónde capacitarse en RCP de forma arancelada: Cruz Roja Argentina (filiales en todo el país), Fundación Cardiológica Argentina, Reanimar, Inadea, RCP Pediátrica, Edumed, Medivac, Más manos.
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Esta nota forma parte de la plataforma Soluciones para América Latina, una alianza entre INFOBAE y RED/ACCIÓN