La senadora Lidia Thorpe volvió a estar en el centro de la controversia durante la gira del rey Carlos III en Australia. En su cuenta de Instagram, Thorpe compartió una ilustración que mostraba la cabeza decapitada del monarca, acompañada de fuertes críticas a su visita. La caricatura, que generó reacciones encontradas, representaba a Carlos III sin vida, simbolizando el rechazo que ciertos sectores tienen hacia la monarquía en el país.
Thorpe, activista aborigen y defensora acérrima de los derechos indígenas, aprovechó su publicación para destacar lo que ella considera el legado colonial del Reino Unido y la deuda histórica con las comunidades originarias.
La senadora, en un mensaje contundente, exigió reparaciones y disculpas por parte del monarca y su familia por los siglos de opresión y marginación hacia los pueblos aborígenes. Su crítica no es solo simbólica: también pidió que esta gira sea la última de un monarca británico en suelo australiano.
El rechazo a la monarquía y el debate sobre el colonialismo
Este agresivo ataque a la figura del rey Carlos no es nuevo por parte de Thorpe. La senadora ha sido una de las voces más críticas contra la monarquía, argumentando que su existencia en Australia perpetúa una estructura colonial que no representa los valores ni la diversidad del país. En su publicación, Thorpe hizo hincapié en la necesidad de un reconocimiento formal por los daños provocados a los pueblos indígenas y de un debate profundo sobre el futuro del sistema político australiano.
Su posicionamiento ha generado fuertes respuestas en redes sociales. Mientras algunos apoyan su mensaje, otros consideran que sus críticas son excesivas y no representan a la mayoría de los australianos. Sin embargo, la publicación también ha logrado reavivar el debate sobre el lugar que debe ocupar la monarquía en Australia, especialmente tras el referéndum que rechazó el reconocimiento político de los pueblos originarios.
Reacciones ante el viaje real
La gira de Carlos III y Camila en Australia, que incluye múltiples eventos oficiales y recepciones, ha sido tildada por algunos medios como “The Farewell Oz Tour”, insinuando que podría ser la última vez que un monarca británico visita el país como jefe de Estado. Sin embargo, las críticas de Thorpe han opacado en parte las celebraciones oficiales, especialmente debido a su alto perfil mediático.
“En mis numerosas visitas a Australia, he sido testigo del valor y la esperanza que han guiado el largo y a veces difícil camino de la nación hacia la reconciliación”, precisó en el Parlamento de Camberra el monarca de 75 años.
A pesar de ello, la encuesta reciente reveló que el apoyo a la monarquía sigue siendo significativo en Australia, con un 45% de la población a favor de mantener la figura del rey como jefe de Estado, desafiando las expectativas de los republicanos que buscan un cambio en el modelo político del país.
Esta situación refleja las profundas divisiones en la sociedad australiana en torno a su historia colonial y el lugar de la monarquía. Para algunos, la presencia del rey representa una continuidad con la tradición y la historia, mientras que para otros, como Thorpe, es un recordatorio del sufrimiento y las injusticias del pasado.