El rey británico Carlos III asistió este domingo con su esposa, Camila, a un servicio religioso en su primera aparición pública desde que su hijo menor, el príncipe Harry, insinuara en una entrevista con un medio norteamericano que podría haber una reconciliación.
El monarca, de 75 años, que se somete actualmente a un tratamiento para un cáncer que padece, y cuyo tipo no se ha divulgado, fue fotografiado hoy muy sonriente junto con la reina a su llegada a la Iglesia de Santa María Magdalena, en Sandringham (condado de Norfolk), donde saludó a los congregados.
Al llegar a la iglesia, el soberano fue recibido por el reverendo Paul Williams.
Los medios británicos, pendientes de cada movimiento del monarca desde que se hiciera público su diagnóstico, destacan hoy que ésta es la primera vez que el rey se deja ver desde que su hijo menor, el duque de Sussex, sugiriera en una reciente entrevista dada a un canal de televisión en Estados Unidos que la enfermedad de su padre podría llevar a que ambos se reconciliaran tras años de una relación tirante.
“Me subí a un avión y fui a verlo tan pronto como pude”, dijo Harry al programa de noticias “Good Morning America”. “Amo a mi familia. El hecho de que pude subirme a un avión e ir a verlo y pasar tiempo con él, estoy agradecido por eso”.
Harry llegó de California menos de 48 horas después de que el Palacio de Buckingham anunciara el 5 de febrero que el rey tenía cáncer y había comenzado el tratamiento.
La visita entre el monarca y su hijo menor en Clarence House fue relativamente breve, ya que Carlos y su esposa, la reina Camila, fueron vistos saliendo aproximadamente una hora después.
Ni su esposa, Meghan, ni sus dos hijos, Archie, de 4 años, y Lilibet, de 2, viajaron para visitar al rey. El duque de Sussex no reveló ningún detalle sobre el pronóstico de su padre. “Eso se queda entre él y yo”, dijo.
Durante ese breve viaje, el duque no se reunió con su hermano mayor, William, príncipe de Gales, y heredero al trono, con quien apenas mantiene relación en la actualidad.
Harry ha tenido una relación problemática con su familia desde que renunció a los deberes reales en 2020 y se mudó a Los Ángeles con su esposa, Meghan, citando lo que dijeron que eran intrusiones insoportables y actitudes racistas de los medios británicos. Se presentó solo a la coronación de su padre en mayo, pero se fue tan pronto como terminó la ceremonia para regresar a California para el cumpleaños de su hijo.
Cuando se le preguntó si la enfermedad podría ayudar a reunificar a su familia, Harry, hablando en un evento de los Juegos Invictus cerca de Vancouver, dijo: “Sí, estoy seguro”. Dijo que ha sido testigo de ese tipo de efecto galvanizador entre los miembros del servicio heridos que compiten en los juegos que el príncipe fundó en 2014.
“A través de todas estas familias, lo veo en el día a día”, dijo. “Ya sabes, de nuevo, la fuerza de la unidad familiar que se une”.
(Con información de EFE y AP)