Las princesas europeas de la generación Z que se preparan para ser reinas

Las cinco herederas de los tronos de Noruega, España, Holanda, Bélgica y Suecia son jóvenes, modernas y tienen en común ser hijas de madres plebeyas que las educaron con los pies en la tierra. Salvo por Victoria de Suecia, que tiene 46 años, todas rondan los veinte y se educaron para cumplir ese rol

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Victoria de Suecia, Amalia de
Victoria de Suecia, Amalia de Orange, Leonor de Borbón, Isabel de Bélgica e Ingrid de Noruega

La paridad ha alcanzado de a poco todas las monarquías europeas, y aunque en España todavía queda reglamentar el procedimiento que ponga fin a la ley Sálica que regula la sucesión en favor de los varones, ya todos aceptan de hecho que la sucesora de Felipe de Borbón será su primogénita, Leonor.

La hija del monarca español y Letizia Ortiz es la séptima nieta de Carlos y Sofía y su nacimiento, el 31 de octubre de 2005, abrió un debate aún inconcluso sobre su legitimidad como heredera de la corona. Ahora, con 17 años, es una de las cinco princesas europeas que están primeras en la línea sucesoria de sus casas reales y en las próximas décadas sucederán a sus padres.

Al igual que ella, todas son hijas de plebeyas que las educaron con la conciencia de que tenían a su cargo a las futuras reinas europeas, pero también con los pies en la tierra. Salvo por la mayor, Victoria de Suecia, de 46 años –en cuyo caso sí se reformó la ley Sálica por presión de grupos feministas nórdicos–, todas son parte de la generación Z o posmilénica: nacidas en los primeros 2000 y ciudadanas digitales desde sus cunas doradas. En el grupo están también Ingrid de Noruega, que cumplió 19 en enero, Isabel de Bélgica, de 21, y Amalia de Holanda, de 19 cumplidos en diciembre. Modernas y con perfiles similares, en sus manos quedará el futuro de la monarquía europea.

Victoria de Suecia, la pionera

Su nacimiento, el 14 de
Su nacimiento, el 14 de julio de 1977, fue un shock: se esperaba que la primogénita de Carlos Gustavo de Suecia y la reina Silvia fuera un varón (Photo by Reuter Raymond/Sygma via Getty Images)

Su nacimiento, el 14 de julio de 1977, fue un shock: se esperaba que la primogénita de Carlos Gustavo de Suecia y la reina Silvia fuera un varón. Y la sorpresa –o la decepción– fue doble, porque los médicos dijeron que la reina ya no podría tener más hijos. El gobierno se apresuró a abolir entonces la ley que favorecía la sucesión de los varones y en 1979 redactó una nueva acta para habilitarla como primera en la línea para suceder a su padre. La reina, sin embargo, volvió a quedar embarazada y dio a luz al hermano menor de Victoria. Carlos de Suecia anunció entonces que su hijo sería su heredero, pero ya era tarde para eso: el parlamento se negó a aceptar el cambio de planes en lo que se consideró un avance que sentó precedentes para los derechos hereditarios de las mujeres. Cuando su padre abdique, será la primera reina a cargo en Suecia desde 1720.

Victoria fue criada desde ese momento para asumir la responsabilidad mayor, pero no fue fácil. Era disléxica y con el tiempo contaría que sufrió bullying por eso en el colegio. La presión también le pasó factura en el cuerpo: en 1997 le reveló al mundo que padecía anorexia. Había estudiado inglés en Boston y alemán en Berlín y, tras pasar un año en la Universidad Católica de Angers, Francia, y recuperarse de su trastorno alimentario, viajó a estudiar Ciencias Políticas e Historia en Yale. Cuando terminó la carrera, entró a la oficina de Naciones Unidas en Nueva York.

Al regresar a su país se alistó en el ejército, y vivió durante varias semanas en una tienda de campaña en el cuartel de Swedint. Para entonces ya estaba enamorada de su entrenador personal, Daniel Westling, una figura clave que la ayudó a superar sus problemas con la comida y estuvo a su lado en todo momento. No fue fácil: primero enfrentaron el rechazo del rey Carlos, que no veía con buenos ojos que el novio no tuviera sangre azul. La relación atravesó varias idas y vueltas mientras él aceptaba entrenarse no ya como un atleta sino con todo el protocolo necesario para poder aspirar a ser consorte.

Ya habían anunciado el compromiso cuando él sufrió graves problemas renales y tuvo que someterse a un trasplante. Todo salió acorde a lo esperado y se casaron en junio de 2010. Entonces, vestida por la diseñadora sueca Pär Engsheden, salió al balcón con Westling y saludó a los miles que siempre la apoyaron por su coraje y cercanía: “Ante todo quiero agradecer al pueblo sueco por haberme dado a mi príncipe”, dijo emocionada. Tienen dos hijos, Estela, de diez años, y Oscar, de siete. Por lo que la monarquía sueca tendrá una nueva generación de reinas mujeres.

Isabel de Bélgica, la precoz

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Isabel sigue la carrera de Historia y Política en el Lincoln College de Oxford y vive en una residencia estudiantil (EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ/Archivo)

Isabel de Brabant llegó al mundo el 25 de octubre de 2001, exactamente diez años después de que su país aboliera la ley Sálica. La hija mayor de Felipe y Matilde de Bélgica nunca tuvo dudas de que sería reina, la primera entre los belgas. Creció con sus hermanos en el castillo de Laeken y pronunció su primer discurso a los nueve años durante la inauguración del hospital infantil que lleva su nombre.

Le correspondía por ley una asignación de 2500 euros diarios al cumplir la mayoría de edad, aunque eso implicaba obligaciones oficiales, y también comenzar a estar a cargo de una finca y colaboradores propios. Sus padres prefirieron aliviar su carga y que, en lugar de eso, pasara dos años en el bachillerato internacional UWC Atlantic College de Gales, el mismo donde estudian las princesas Leonor de España y Alexia de Países Bajos.

Ahora sigue la carrera de Historia y Política en el Lincoln College de Oxford y vive en una residencia estudiantil. Amante de los deportes, suele pasear por el campus y tomar café con sus compañeros como una más. Informal, cancherísima y heredera del estilo de su icónica abuela, la reina Paola, es una de las princesas que se destacan por su look.

Amalia de Orange, heredera de una dinastía de reinas

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amalia estudia una carrera que suma Políticas, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam (Dutch Press/The Grosby Group)

La hija mayor de Guillermo y Máxima de Orange tiene 19 años y cuando suceda a su padre se convertirá en la cuarta soberana de su país, detrás de su tatarabuela Guillermina, su bisabuela Juliana y su abuela Beatriz. Fue a una secundaria pública en La Haya, cerca de la residencia familiar en el palacio de Huis Ten Bosch. Y aunque gana 4100 euros al día (puede usar 263.000 al año para sus necesidades personales, el resto es para gastos de representación), en el verano de 2020 –antes de cumplir la mayoría de edad que la hizo acreedora de la asignación– trabajó como camarera y asombró a los clientes por su atención esmerada.

Estudia una carrera que suma Políticas, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam. Además de holandés y español –su lengua materna, que habla en perfecto porteño– domina el inglés, el alemán, el latín y estudia chino mandarín.

Tiene un perfil privado en Instagram bajo el alias Azalea Pierce donde comparte fotos y frases inspiradoras. Es que aunque un día será reina, no deja de ser una adolescente y eso es algo a lo que sus padres están muy atentos: siempre buscaron que tanto ella como sus hermanas crecieran como chicas “normales”, pese a sus privilegios.

Ingrid, la IT Queen noruega

Hija de la escandalosa pareja
Hija de la escandalosa pareja real del príncipe Haakon y Mette-Marit, fue criada para evadir las tradiciones: sus padres se conocieron en un festival de rock y vivieron juntos antes de casarse

Hija de la escandalosa pareja real del príncipe Haakon y Mette-Marit, fue criada para evadir las tradiciones: sus padres se conocieron en un festival de rock y vivieron juntos antes de casarse, ella ya tenía un hijo de una relación anterior con un traficante de drogas y costó que se ganara el respeto del pueblo. Sin embargo, su primogénita parece ser la más discreta del club de las nuevas herederas. Ingrid tiene 19 años y heredó la belleza de su madre. Fue la primera miembro de la casa real noruega en hacer la primaria en una escuela pública.

Ecologista, deportista y muy fashionista, para la fiesta por sus 18 años, en la Biblioteca Deichman de Oslo, eligió un vestido strapless de Monique L’huillier en color marfil con lunares y llevó zapatos de Louboutin. Para todos los días, sin embargo, elige las zapatillas blancas y los jeans.

Leonor de Borbón, estilosa como su madre

Leonor y su madre Letizia
Leonor y su madre Letizia durante los desfiles del 12 de octubre en Madrid (EFE/ Chema Moya)

La princesa Leonor de Todos los Santos de Borbón y Ortiz es la menor del club de herederas. Como todos en su familia, es una eximia amazona y también esquía. Será, cuando su padre abdique y la ley lo permita, la primera reina titular en España desde 1868.

En el UWC Atlantic College de Gales es una más, como Isabel de Bélgica y Alexia de Orange, la hija del medio de Máxima y Guillermo de Holanda. Si su padre le dio el linaje, lleva en su ADN el estilo de la reina Letizia: se viste con diseñadores españoles y le gusta la ropa simple y sin excesos. Sus looks ya suelen ser fotografiados por las revistas de moda y del corazón y en general no defrauda: austera en tiempos en que la monarquía de su país lo necesita más que nunca, más de una vez lleva ropa de Zara y otras casas de fast fashion en donde la moda se adquiere por unos pocos euros. Incluso comparte vestidos y trajes con su madre, como cualquier hija de vecina. O mejor dicho, como cualquier hija de periodista.

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