Harry de Inglaterra y su esposa, Meghan Markle, han denunciado haber sufrido una “persecución automovilística casi catastrófica” por parte de varios paparazzi en la ciudad de Nueva York. La pareja, que está constantemente en el foco por su polémica salida de la familia real británica y sus críticas a la misma, ha desvelado este miércoles ese desagradable episodio a través de un portavoz.
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Según se ha hecho público en el comunicado de esa persona cercana a los duques de Sussex, Harry, Meghan y la madre de ella, fueron perseguidos por los fotógrafos tras salir de un evento benéfico en Nueva York este martes por la noche. “Esta persecución incesante, que duró más de dos horas, resultó en múltiples colisiones cercanas que involucraron a otros conductores en la carretera, peatones y dos oficiales de la policía de Nueva York”, desvela el portavoz.
El comunicado califica este hecho como una “persecución automovilística casi catastrófica” y culpa a un grupo de paparazzi “altamente agresivos”. “Si bien ser una figura pública conlleva un nivel de interés del público, nunca debe ser a costa de la seguridad de nadie”, asevera la pareja a través de este intermediario. Y añade: “La distribución de estas imágenes, dado el modo en el que han sido obtenidas, anima a unas prácticas altamente intrusivas que resultan peligrosas para todos los implicados”.
Esta denuncia pública se produce después de que Harry y Meghan acudieran este martes a los premios de la Ms. Fundation en el Ziegfeld Ballrom de Nueva York, donde Markle recibió el galardón Women of Vision por “su defensa global para empoderar y abogar en nombre de las mujeres y las niñas”. La pareja acudió acompañada de la madre de la actriz, Doria Ragland, y al abandonar el acto comenzó esta accidentada persecución, un desagradable episodio ante el que es inevitable evocar el recuerdo de la madre de Harry, Diana de Gales, quien falleció en un accidente de coche mientras era perseguida por los paparazzi.
El de este martes era el primer evento público al que Harry y Meghan asistían tras la coronación de Carlos III, un acto al que el hijo del nuevo rey de Inglaterra acudió en solitario, mientras que su esposa se quedó en casa con los dos hijos que tienen en común.
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