La Abadía de Westminster es uno de los monumentos más importantes y visitados de Londres y del Reino Unido. Con una historia que se remonta a más de mil años, esta iglesia ha sido testigo de innumerables momentos clave de la cultura y la sociedad británica, incluidas dieciséis bodas reales y todas las coronaciones desde 1.066, 39 en total.
“Ya era antigua cuando Nueva York era Nueva Ámsterdam; de hecho, es más antigua que la propia Ámsterdam. Es mucho más antigua que Alemania, mucho más antigua que Italia, un poco más antigua que Francia y no mucho más joven que Inglaterra”, dice sobre la estructura una publicación reciente de Smithsonian Magazine.
El texto, que destaca los atributos de milenario edificio, deja en el ojo del observador la responsabilidad de describir lo que tiene adelante.
“Para los bedeles, este es un lugar de trabajo; para el turista, un espectáculo instagrameable; para el peregrino, un lugar de oración. Es un sitio de poder real y una importante atracción turística, un monumento histórico y una iglesia viva, en la que todos son bienvenidos a adorar”, continúa el texto.
Su construcción fue ordenada por el rey Eduardo “El Confesor” y tardó varios años en completarse, tiempo durante el cual sufrió renovaciones y expansiones hasta convertirse en el principal centro religioso y cultural de Inglaterra.
El rey Eduardo quería construir una iglesia que expresara su devoción personal hacia San Pedro y que compitiera con las grandes catedrales europeas de la época, pero nunca pudo cristalizar su sueño de verla terminada, porque murió mucho tiempo antes.
Su sucesor, Guillermo “El Conquistador”, reemplazó la idea original de Eduardo con una estructura mucho más grande y vistosa, que se convirtió en la Abadía de Westminster que se conoce actualmente y donde él mismo fue coronado, iniciando así la tradición real.
Hoy quedan pocos rastros de la abadía que Eduardo quería eregir, pero se puede encontrar uno en un oscuro pasillo entre el claustro este y la sala capitular. Es una de las zonas preferidas por los turistas para fotografiar mientras leen el panel de información a sus propios idiomas que dice “¡La puerta más antigua de Gran Bretaña!”.
“Se ve tan áspero y sólido como usted quisiera”, reseña el Smithsonian sobre el letrero. “Cinco tablones de roble, rematados con hierro, se hizo en la década de 1050 para una iglesia que ya no está allí y se reutilizó para el edificio actual. La madera con la que se construyó comenzó a crecer en Essex cuando Inglaterra aún no era Inglaterra, cuando todavía era un mosaico de reinos”.
Una de las visitas más famosas de la abadía es la Tumba del Guerrero Desconocido, un monumento dedicado a los soldados británicos que murieron en la Primera Guerra Mundial y cuyos cuerpos nunca fueron identificados.
Al lado de esa tumba, está la Silla de la coronación, en la que se sentaron todos los reyes a punto de ser coronados desde 1308. La mandó a construir Eduardo I para albergar la “Piedra de Scone”, o “Piedra del Destino”, que se usaba en los rituales de coronación de los reyes de Escocia.
“La abadía es dramática en dos sentidos”, dice el Magazine haciendo referencia a la arquitectura y al contenido de su interior. No deja de lado en su reseña la dualidad de su destino: un espacio para el “entierro real y lugar de coronación, una iglesia de huesos y tronos”.
Dentro de la abadía están enterrados muchos personajes ilustres: miembros de la realeza, nobles, escritores, músicos, científicos, políticos, grandes británicos, entre otros. Es el lugar de descanso de figuras históricas como Isaac Newton, Charles Darwin y Winston Churchill.
Las cenizas de Stephen Hawking también están enterradas aquí, específicamente en la nave oeste, cerca de la entrada principal de la iglesia. Su tumba está inscrita con su nombre, la fecha de su nacimiento y fallecimiento, y una representación de un agujero negro
Entrega y legado
Según cifras de Smithsonian Magazine son 275 los empleados de la abadía, quienes cuidan el edificio para las generaciones presentes y futuras.
Es una obra arquitectónica llena de misterios y rituales protegidos por los bedeles reales como Lee Robinson, quien todos los días a las 7 de la mañana debe cumplir con un clásico: izar la bandera con el escudo de armas que se erige por encima de las cúpulas de las Casas del Parlamento, la Corte Suprema y el Palacio de Buckingham.
“Hacemos esto a las 7 de la mañana, incluso en invierno. Cuando el sol comienza a salir, obtienes una vista espectacular”, expresó Robinson en una entrevista con el citado medio.
El edificio se mantiene por “el cuidado obediente de los que trabajan allí. El clero que celebra servicios desde la mañana hasta la tarde, y los limpiadores que quitan el polvo a las tumbas de los monarcas que ahora son polvo. Los jardineros que cuidan este oasis de paz en el centro de Londres. Los curadores, conservadores, coristas. Los adoradores y visitantes que traen dinero, pero también, quizás igual de importante, atención amorosa”.
Todos confluyen para que este monumento histórico deslumbre a quienes lo visitan diariamente. Sin embargo, esta joya arquitectónica no recibe fondos de la Corona para su mantenimiento, es completamente independiente.
De acuerdo con Smithsonian la Abadía fue cerrada entre 2020 y 2021 como resultado de la pandemia por COVID-19, lo que hizo retroceder considerablemente sus ingresos por turismo extranjero. Llegó a perder hasta un millón de libras al mes y se redujo el personal en más de una quinta parte. Incluso con la relajación de las restricciones de cierre, las visitas no alcanzaron los niveles esperados.
No fue sino hasta la primavera de 2022 y, después del funeral de la reina, que las cifras volvieron a los estándares previos a la pandemia, cercanos a los 2 millones de visitantes cada año.
La coronación número 40
El sábado 6 de mayo de 2023 los ojos de todo el mundo estarán puestos en la Abadía de Westminster, cuando sean coronados el rey Carlos III y la reina consorte Camilla.
El Palacio de Buckingham informó que la coronación contará con un concierto repleto de estrellas, un gran “almuerzo nacional” y una iniciativa de promoción del voluntariado, además de la tradicional ceremonia y los desfiles, según reseñó la agencia AFP.
Los festejos, que durarán tres días, serán una oportunidad “para que la gente se junte en una celebración de una ocasión histórica”, explicó la Casa Real británica.
Tanto Carlos III como Camila llegarán desde el palacio sin otros miembros de la familia real, en lo que se conoce como la “procesión del rey”, y luego retornarán con una comitiva, que se conoce como la “procesión de la coronación”.
Para cerrar la primera jornada, los miembros de la realeza saludarán a la población desde un balcón del Palacio de Buckingham, en cuya explanada se espera que se congreguen miles de personas.
Al día siguiente, se celebrará un “concierto especial de la coronación” en el castillo de Windsor, al oeste de Londres, transmitido en vivo por la cadena BBC, que contará con la participación de “íconos de la música mundial y estrellas contemporáneas”.
También actuará un “coro de la coronación” formado por agrupaciones de cantantes aficionados de todo el Reino Unido, desde coros de refugiados, de trabajadores de la salud y de grupos LGTBQ+ (lesbianas, gays, trans, bisexuales, ‘queer’ y otros), así como de personas sordas.
El plato fuerte llegará por la noche, con un espectáculo de luces titulado “Ilumina a la nación” que llenará de colores lugares emblemáticos, con proyectores, láseres y drones.
Se invitará a vecinos y comunidades a participar en “grandes almuerzos de la coronación”, como un “acto nacional de celebración y amistad”. Se trata de una idea acuñada por el Proyecto Edén -del que la reina consorte es patrona desde 2013- y pretende animar a salir a las calles, jardines, parques y espacios compartidos para mejorar el espíritu de comunidad y apoyar a organizaciones benéficas.
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