Sin maquillaje pero con todo su carisma, la reina Máxima sorprendió en su visita a Tanzania

La monarca llegó al país africano en una visita oficial en su rol de Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo

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Una de las pocas ocasiones que se vio a la reina Máxima sin maquillaje
Una de las pocas ocasiones que se vio a la reina Máxima sin maquillaje

Si algo distingue de todo lo que distingue a Máxima Zorreguieta es su carisma arrasador. La soberana de los Países Bajos cuenta con una sonrisa fotogénica pero también natural y se podría arriesgar que hasta fuera de protocolo. Pero además, es dueña una elegancia innata que la hace figurar siempre entre las royals mejor vestidas. Su estilo es fresco y femenino, se anima a los colores y siempre luce prendas de corte impecable. La esposa de Guillermo Alejandro fue una de las primeras que recicló prendas. Todavía se recuerda cuando en el año 2014 reutilizó un vestido que su suegra había lucido en 1981. No solo le quedaba espectacular, modernizó una prenda vintage y dio la intangible pero famosa “cátedra de estilo”. A su vestuario hay que sumarle que siempre lleva un maquillaje perfecto que le aporta textura y definición a su rostro sin perder su naturalidad, deformar la expresión o transformarlo en una caricatura. Esta Máxima que en sus apariciones públicas siempre se ve perfecta y radiante volvió a demostrar que lo importante es “ser y no parecer “ y que esa seguridad que emana en cada una de sus apariciones es propia y no impostada.

La Reina Máxima, sin maquillaje, en su calidad de Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo, de visita en la República Unida de Tanzania. Grosby
La Reina Máxima, sin maquillaje, en su calidad de Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo, de visita en la República Unida de Tanzania. Grosby

Esta semana participó de una visita a Tanzania en calidad de Defensora Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para las Finanzas Inclusivas para el Desarrollo. En el aeropuerto la esperaban autoridades del país. Apenas el avión pisó pista en el aeropuerto de Kilimanjaro se notaba la expectativa de los que aguardaban por ver aparecer a esta verdadera “reina de corazones”. Máxima había recorrido siete mil kilómetros y soportado un viaje de ocho horas. Sabía que había fotógrafos esperándola y una vez más arrasó con una actitud que se ganó a todos.

Bajó del avión con un traje negro, zapatos cómodos en vez de los famosos “tacos de vértigo”, con el pelo sujeto en una “colita”, con anteojos puestos y sin maquillaje. También descendió con su sonrisa única y con la alegría genuina que muestra el que está contento de estar en el lugar que desea estar. Tanzania es un país con abundantes recursos naturales, sin embargo, el 75% de sus habitantes son agricultores pobres y detenta una de las tasas de alfabetización más bajas del mundo. Máxima deseaba exprimir sus tres días de visita en encuentros con agricultores, con comerciantes y agentes de la banca, antes que priorizar sesiones de maquillaje y peluquería.

Máxima y un momento que recorrió el mundo
Máxima y un momento que recorrió el mundo

Después de su llegada “al natural”, Máxima protagonizó otro momento único. Visitó un hospital infantil. Allí se mezcló entre mamás que cargaban a sus hijos en brazos y que le contaron sobre el programa MomCare by PharmAcces’ del Hospital Charlotte en Kilimanjaro, que ofrece a las mujeres embarazadas un seguimiento gratuito hasta el momento del parto. Rodeada de mujeres, algunas que solo hablaban suajili, Máxima pronto dejó el estereotipo de reina para mostrarse como una “mamá entre mamás”.

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La reina se acercó a los bebés y todo el tiempo les sonreía pero además les hacía muecas muy graciosas que provocaban que grandes y pequeños entraran en confianza inmediatamente. Uno de los bebés le tomó el dedo y ella le pidió a la mamá permiso para sostenerlo en sus brazos. Con el entrenamiento que da haber sido mamá de tres hijas y tía de varios sobrinos, lo sostuvo sin problemas. El bebé se mostró seguro y tranquilo hasta que decidió “explorar”. Tomó la nariz de la reina y luego empezó a tirarle del pelo. Lejos de enojarse o ponerse nerviosa, la monarca comenzó a reír con las risas de todo ante el “desacato” del pequeño. Al ver que el niño ya no quería estar en sus brazos y no dejaba de llorar, se lo devolvió a su madre que lo recibió con una sonrisa y sin reproches.

Un grupo le ofrece un espectáculo de danzas tradicionales a Máxima
Un grupo le ofrece un espectáculo de danzas tradicionales a Máxima

En la actualidad, Tanzania trabaja en la tercera edición de la Estrategia Nacional para la Inclusión Financiera para conectar a la población a los servicios financieros digitales. Un asunto en el que Máxima de Holanda es una verdadera experta. Se trata de la misma tarea por la que hace una semana viajó a Washington, en Estados Unidos. Este viaje al país africano no forma parte de su agenda institucional. El rey Guillermo se quedó en Holanda acompañando a Amalia, su hija mayor luego de las amenazas que recibió por parte de la mafia.

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