El regalo de Isabel II que despreciaron y el terrible apodo de Meghan Markle: nuevos detalles del libro que expone a los Sussex

La duquesa y el príncipe Harry les hicieron la vida miserable a sus empleados reales cuando vivieron en el Palacio de Kensington tras su boda en 2018

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La reina Camila, la princesa
La reina Camila, la princesa de Gales, Meghan Markle, el príncipe George, la princesa Charlotte y Sofía, condesa de Wessex, se paran afuera de la Abadía de Westminster el día del funeral de estado y entierro de la reina Isabel II (Reuters)

El duque y la duquesa de Sussex esperaban mudarse a una suite en el castillo de Windsor, pero en cambio se les dio la residencia Frogmore Cottage, según las afirmaciones publicadas en el libro de Katie Nicholl, “The New Royals”.

Según los informes, el príncipe Harry y Meghan Markle querían una casa en el corazón de la residencia oficial de la reina en Berkshire, pero quedaron decepcionados cuando se lo negaron.

“Cuando Harry y Meghan anunciaron su deseo de mudarse del Palacio de Kensington, la reina les ofreció Frogmore Cottage en Windsor Great Park como su nuevo hogar”, escribe Nicholl, en un extracto publicado por primera vez en el Daily Mail.

Fue un gesto generoso”, recordó Lady Elizabeth Anson, quien murió en 2020. “La casa fue un gran problema”, dijo. “La entrada de la reina a los jardines está justo al lado de su residencia”.

Estaba renunciando a su privacidad al regalarle Frogmore Cottage a Harry y Meghan. Todos pensamos que era muy grande de su parte. Ella dijo: ‘Espero que lo respeten’”.

En abril de 2019, la pareja finalmente se mudó. Luego, al mes siguiente, la Casa Real anunció una salida aún más significativa: Harry y Meghan trasladarían su oficina del Palacio de Kensington al Palacio de Buckingham.

El movimiento fue particularmente significativo porque marcó el final de Harry y William, señala Nicholl, y fue “profundamente decepcionante” para la reina Isabel II.

Nicholl ha publicado uno de los dos libros que hacen afirmaciones explosivas de los duques de Sussex.

“En Courtiers: The Hidden Power Behind the Crown de Valentine”, la escritora Valentine Low afirma que Meghan odiaba las estrictas reglas de la vida real por lo que renunció a sus deberes. Fuentes reales dijeron a Low que la duquesa “no encajaba en el modelo de miembro activo de la realeza, y que el palacio no aceptó quién quería ser”.

Low escribe que fue la propia monarca quien sintió que, a menos que la pareja estuviera dispuesta a seguir las reglas que se aplican a todos los miembros de la realeza que trabajan, “no se les permitiría llevar a cabo deberes oficiales”.

La cena que rechazó por Meghan Markle

Los duques de Sussex con
Los duques de Sussex con el rey Carlos III y la reina consorte, Camilla Parker-Bowles, en el funeral de estado de Isabel II en Londres (Reuters)

Uno de los enfrentamientos más sonados que tuvo lugar en pleno duelo por el fallecimiento de Isabel II estuvo protagonizo por el actual rey Carlos III y su hijo menor, el príncipe Harry. El duque de Sussex tomó represalias por el trato recibido por su esposa durante la despedida de la monarca, por lo que decidió rechazar la invitación de su padre para cenar en Balmoral, Escocia, tras la muerte de su abuela.

Según publican los medios británicos, Harry estaba profundamente disgustado por el desplante que su padre le había hecho a Markle al prohibirle ir al castillo escocés a despedirse personalmente de la soberana en la intimidad, porque el actual rey no lo consideraba “apropiado”.

La negativa a que la duquesa de Sussex estuviera en Balmoral en los últimos momentos de Isabel II ese 8 de septiembre motivó una fuerte pelea con su hijo menor, que trató en vano de convencerlo. Finalmente, y a consecuencia de este enfrentamiento, Harry perdería el vuelo que lo llevaba a Escocia y no llegaría a tiempo de ver a su abuela con vida, pues la noticia de su muerte se comunicó mientras él estaba aún de viaje.

Harry estaba tan ocupado tratando de llevar a Meghan a Balmoral que perdió el vuelo. Fue un desaire y salió de Balmoral lo antes posible para tomar el primer vuelo comercial de regreso a Londres”, cuentan fuentes reales al periódico The Sun.

Una vez en Escocia, rechazó la invitación a cenar de su padre en Birkhall, la casa que él ocupa en la finca Balmoral.

Sin embargo, no todo han sido problemas durante los 12 días que duraron los actos en honor a Isabel II. El rey Carlos III tuvo un detalle con su hijo menor al permitirle lucir uniforme militar en el funeral, pese a no ser un miembro activo de la Casa Real tras su mudanza a los Estados Unidos. Además, le dedicó unas palabras en su primer discurso como monarca, destacando el amor que siente por él y por su esposa.

Los duques de Sussex, que ya se encuentran de vuelta a California, han vivido momentos de gran tensión durante su paso por Inglaterra. Según evidencian las pruebas y testimonios, la muerte de la soberana británica no ha logrado que su familia se vuelva a unir.

LA OBSESIÓN DE HARRY POR MANTENER EN PRIVADO EL NACIMIENTO DE ARCHIE

El príncipe Harry ideó un plan para ocultar los detalles sobre el nacimiento de su hijo Archie pese a la negativa de la familia real.

Una fuente describió a Harry como ‘obsesionado’ con mantener el nacimiento de Archie lo más secreto posible”, escribe la experta real Katie Nicholl en su nuevo libro, “The New Royals: Queen Elizabeth’s Legacy and the Future of the Crown”.

Pero el deseo de Harry violaba un “contrato no escrito entre la realeza y el público”, que estaba ansioso y esperando escuchar todos los detalles sobre el nuevo bebé real tan pronto como Meghan Markle diera a luz.

“Detrás de escena, las cosas eran tan tensas”, agregó Rebecca English, editora real del Daily Mail.

El protocolo habitual después de un nacimiento real es que el padre, la madre y el recién nacido posen en las escaleras del hospital, rodeados de fotógrafos, y respondan algunas preguntas sobre el bebé. Pero el duque y la duquesa de Sussex querían cambiar todo eso, según Nicholl.

El príncipe Harry y Meghan
El príncipe Harry y Meghan Markle, duquesa de Sussex, con su hijo Archie Harrison Mountbatten-Windsor (Shutterstock)

Cuando Archie Harrison Mountbatten-Windsor nació el 6 de mayo de 2019, la pareja logró engañar a la prensa.

“A Harry siempre le había gustado ser más astuto que los medios”, escribe Nicholl. “Él y Meghan estaban encantados de haber dado a luz a su hijo de manera segura en el hospital privado de Portland en Londres, incluso antes de que la oficina de prensa del palacio confirmara que la duquesa estaba en trabajo de parto”.

Dos días después, la pareja participó en una breve sesión de fotos con un solo reportero para hacer preguntas.

“Pero todo estaba planificado, con preguntas preaprobadas, un periodista y un fotógrafo”, continúa Nicholl. “Demostró el abismo cada vez mayor entre las expectativas públicas de Harry y lo que se sentía obligado a dar”.

La ex actriz de “Suits” se veía cansada e incómoda en ese momento. Del mismo modo, la esposa del príncipe William, Kate Middleton, también confesó que le resultaron difíciles las sesiones de fotos postnatales, y Nicholl escribió que la princesa de Gales “aceptó porque algún día será reina y madre de un rey, por lo que hubo una interés público legítimo”.

Además, Markle, de 41 años, y Harry, de 38, se negaron a revelar los nombres de los padrinos de Archie.

Sin embargo, Nicholl señala que aunque los Sussex “arrancaron otra página del cuaderno real”, también dañaron la relación de la Corona con “la prensa y, por extensión, el público” que se sintieron engañados.

CLUB DE SOBREVIVIENTES DE LOS SUSSEX

Meghan Markle era una “sociópata narcisista” que estaba planeando su salida real desde el principio, reveló su antiguo personal a Low.

Al parecer, los miembros del personal sufrieron la tiranía de la duquesa de Sussex durante su estadía en el Palacio de Kensington junto a Kate Middleton y el príncipe William, según The Sun que obtuvo extractos del explosivo libro, que detalla el supuesto comportamiento desagradable de Meghan y su esposo, el príncipe Harry, quienes renunciaron a sus deberes reales en 2020.

“Todos sabían que la institución sería juzgada por su felicidad. El error que cometieron fue pensar que ella quería ser feliz “, dijo un ex miembro del personal. “Ella quería ser rechazada, porque estaba obsesionada con esa narrativa desde el primer día”.

En la publicación, se menciona que Meghan atacó verbalmente a los empleados en varias ocasiones. Low describe un supuesto incidente durante el cual Markle arremetió contra una empleada frente a otros colegas: “No te preocupes. Si hubiera literalmente alguien más a quien pudiera pedirle que hiciera esto, se lo pediría a él en lugar de a ti”, supuestamente le dijo la duquesa a una integrante del personal.

UNA SALIDA PLANEADA

Varios ex trabajadores de los Sussex también afirmaron que la pareja planeó su salida desde un principio y que no fue por el acoso que sufrían de la prensa o por la indiferencia de la familia real a los problemas mentales con los que lidió Markle durante su embarazo.

Incluso, sus empleados, que se llamaron a sí mismos el “Club de sobrevivientes de los Sussex” después de que Meghan y Harry renunciaron a sus roles, llamaron a la duquesa una “psicópata narcisista”.

Otras anécdotas en el libro afirman, siempre de acuerdo con la prensa británica, que Meghan incluso se quejó de su trabajo en representación de la familia real de forma gratuita: “No puedo creer que no me paguen por esto” durante una gira real en Australia.

El duque y la duquesa
El duque y la duquesa de Sussex durante una visita al zoológico de Taronga en Sydney (Reuters)

Además, en medio del creciente escrutinio sobre el estado de la relación de la pareja, una fuente afirma que Meghan le dio un ultimátum a Harry.

Meghan supuestamente le dijo: “Si no publicas una declaración que confirme que soy tu novia, voy a romper contigo “. Otra fuente señaló: “Él estaba enloqueciendo, diciendo: ‘Ella me va a dejar’”.

Los duques de Sussex se casaron el 19 de mayo de 2018 en el castillo de Windsor.

También afirman que la duquesa creía que se convertiría en la Beyoncé de Gran Bretaña al casarse con el nieto de la reina, pero estaba desilusionada por los estrictos protocolos de la familia real y se sentía cada vez más “arrinconada e incomprendida”.

El libro también revela que Isabel II se vio obligada a participar en el Megxit durante la cumbre de Sandringham, donde la familia real decidió el futuro de Harry y Meghan.

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