El marketing no es nada nuevo. A la familia real inglesa no le convenía tener un apellido alemán, que sonara como el de su enemigo, durante la Primera Guerra Mundial. Hace poco más de un siglo, el rey Jorge V, el abuelo de Isabel II, tomó esa decisión y él y su familia, dejaron de ser Sajonia-Coburgo-Gotha para convertirse en Windsor.
La denominación alemana estaba vinculada a familias reinantes en Europa. El origen de la familia real proviene de dos casas reales, la Casa Sajonia-Coburgo-Gotha, de Alemania y la Casa Real Hannover de Inglaterra. Eso sucedió porque la Reina Victoria I se casó con el príncipe Alberto Sajonia-Coburgo-Gotha, quien se convirtió en príncipe consorte. Cuando murió la reina Victoria, su hijo Eduardo VII subió al trono, convirtiéndose en el primer soberano con ese apellido alemán. Cuando muere un 6 de mayo de 1910, lo sucede su hijo Jorge V, que por decreto hace 105 años se convierte en un Windsor.
También, durante casi 200 años los reyes ingleses fueron apellidados Hannover. La razón: un primo segundo de esa casa que había aprendido a hablar inglés, heredó la corona cuando la reina Ana I murió en 1714 sin descendencia tras 18 embarazos con finales terribles (abortos, partos de riesgo y enfermedades). La herencia alemana, evidentemente, venía de larga data y no fue un motivo de orgullo precisamente bajo el bombardeo durante al Primera Guerra Mundial.
La situación era más que compleja para el rey. Un fuerte sentimiento anti alemán se había desatado con furia por los ataques aéreos en Londres y esto precipitó su decisión. Los alemanes habían lanzado bombas sobre una escuela en el barrio del East End. El 13 de junio de 1917 fue un día negro. Durante una serie de ataques diurnos una bomba cayó sobre una escuela sobre la North Upper Street y terminó con la vida de 18 niños. ¿Cómo se llamaban los bombarderos? Gotha.
A los Sajonia-Coburgo-Gotha no solo los unía con los alemanes el apellido, sino también, lazos de sangre. Por empezar, el káiser Guillermo II de Alemania -nieto de la reina Victoria- era primo del rey. La misma reina era alemana, una Hannover, de la casa Teck. Por todas esas razones, incluso tenían vínculos estrechos con ellos.
El nuevo apellido de la familia real británica debía sonar bien inglés. Se barajaron muchas opciones, como Plantagenet, Tudor. Al secretario privado del rey Jorge, Lord Stamfordham se le ocurrió que adoptaran el nombre de un lugar vinculado con la realeza en Inglaterra desde el tiempo de los normandos. Así fue como eligieron Windsor, que no podía ser más inglés y fue muy bien recibido por el pueblo, que agradeció este gesto por parte del rey.
En junio de 1917, el rey Jorge V emitió un edicto en el que declaraba que “el nombre de Windsor debe ser asumido por nuestra casa real y su familia, renunciando al uso de todos los títulos y dignidades alemanas”.
Todas las referencias y títulos alemanes debían ser traducidos al inglés, o bien, reemplazados por una denominación british. Así fue como la familia del rey, ciudadana británica, vio cambiar sus apellidos, y renunciaron a todos a sus títulos alemanes, dejando en el pasado a los Teck y Battenberg.
El duque Adolfo de Teck, hermano de la reina, se convirtió en el marqués de Cambridge; otro hermano, el príncipe Alejandro de Teck pasó a ser el conde de Athlone; un nieto de la reina, el príncipe Alejandro de Battenberg, cambió su apellido por el de Mountbatten y se convirtió en el marqués de Carisbrooke. Y el príncipe Luis de Battenberg, casado con una nieta de la reina, Victoria de Hesse-Darmstadt, se llamó Louis Mountbatten, y fue marqués de Milford Haven.
El rey Jorge V se destacó por su compromiso con el pueblo. Se había convertido en el heredero al trono en 1892, cuando su hermano mayor, Eduardo, murió de una neumonía. Fue un padre exigente. Sus hijos fueron Eduardo VIII, que renunció al trono por la norteamericana divorciada, Wallis Simpson y Jorge VI, el padre de la reina Isabel.
Al Jorge V le resultaba inaceptable que los soldados murieran en nombre de un rey con apellido germánico. Su decreto era una forma de expresar su lealtad al pueblo en medio de ese terrible escenario.
A los cuatro meses, una ley del Parlamento autorizó a retirar honores británicos a quienes hubiesen luchado junto a las potencias centrales: el imperio alemán y el austrohúngaro. También, ese mismo año, tomó otra polémica decisión. Le negó el asilo a otro de sus primos, el zar Nicolás II de Rusia y su familia, tras su abdicación durante la Revolución Rusa. El final es conocido. Termina arrestado junto a su mujer e hijos, y asesinado en manos de los bolcheviques. Su sentimiento de culpa, habrá sido infinita.
Si bien los lazos de la familia real era buena con sus familiares germánicos, se cree que Jorge V era tan anti alemán, que odiaba a sus propios primos y abuelos de ese origen. Por tal razón, no le habrá implicado ningún esfuerzo en renunciar a sus propios orígenes para apoyar y defender los deseos de Reino Unido.
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