Los royals las prefieren latinas: quiénes son las sudamericanas que enamoraron a príncipes europeos

Una argentina, una colombiana, una venezolana y una peruana, latinoamericanas que con su carisma y espontaneidad conquistaron a miembros de la realeza sin perder sus raíces

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Varias latinas, entre ellas la
Varias latinas, entre ellas la argentina Máxima Zorreguieta se enamoraron de miembros de la realeza europea (Foto REUTERS/Michael Kooren)

Dicen que para el amor no hay edad y podemos agregar ni nacionalidad. Aunque un continente y un océano podrían separarlos, varias mujeres latinas se casaron con miembros de la realeza europea. Conservando su estilo, genuinamente enamoradas estas mujeres se adaptaron a protocolos y funciones reales sin perder su cultura y esencia latinas.

Máxima, la argentina más holandesa

Sin duda la más famosa de todas. Con su sonrisa inmensa y esa espontaneidad que caracteriza a muchas mujeres de este lado del continente, la argentina enamoró al entonces heredero al trono holandés. Se conocieron en 1999 en una fiesta en Sevilla. Él la invitó a bailar. Pero su metro ochenta y tres y su falta de habilidad hicieron que ella le lanzara con alegría y desparpajo un: “You are made of wood (sos de madera). Él lejos de enojarse quedó encantado con esa latina, espontánea, divertida y dueña de la sonrisa más encantadora del planeta. Fue el comienzo de un amor que superó todas las pruebas.

Máxima conoció al heredero al
Máxima conoció al heredero al trono de los Países Bajos, en Sevilla, en 1999, cuando todavía era príncipe. Se casaron el 30 de marzo de 2001. REUTERS/Fred Ernst/Pool

Al conocer la identidad del candidato, Guillermo de Orange, en ese entonces príncipe de los Países Bajos, los padres de Máxima trataron de convencerla de la complicación que podría traerle ese vínculo tan exigente. Por su parte, la reina Beatriz miraba desconfiada a esa muchacha que venía de un país tan lejano y distinto.

En menos de un año Máxima aprendió la historia de los Países Bajos, sus costumbres, las estrictas reglas del protocolo y holandés a la perfección. El 30 de marzo de 2001, la reina Beatriz de Holanda anunció el compromiso y definió a la novia de su hijo como una “mujer inteligente y moderna”.

Los holandeses estaban encantados con que su futuro monarca se hubiera enamorado de una mujer de cuerpo esbelto y saludable pero alejada del estilo de súper modelo y peligrosamente delgada. También miraban con cierta curiosidad su pelo con reflejos impecables, algo no muy habitual en las tierras del tulipán.

El 2 de febrero de 2002, Máxima se unía al hombre que amaba pero para eso había tenido que renunciar a la presencia del otro gran hombre de su vida: su padre. Jorge Zorreguieta había sido funcionario en la dictadura. Y Holanda, el país más democrático y libre del mundo (el primero en aprobar los matrimonios homosexuales, la venta de drogas, la prostitución en vitrinas...) no aceptó su presencia.

Máxima lloró en su boda
Máxima lloró en su boda cuando escuchó los acordes de Adiós Nonino en ausencia de su padre. Guillermo la contuvo. REUTERS/Jerry Lampen

Desde entonces la popularidad de Máxima no paró de crecer tanto que en 2011, el Parlamento votó para que la argentina pudiera ser reina consorte cuando su marido fuera coronado, lo que ocurrió el 30 de abril de 2013.

El matrimonio atravesó duras pérdidas. La muerte del príncipe Friso, hermano del rey, que falleció en el 2013 luego de permanecer 18 meses en coma tras sufrir un accidente mientras esquiaba y el suicidio en el 2018 de Inés, la hermana menor de Máxima. También se convirtieron en los orgullosos padres de Catherina Amalia Orange-Nassau, Alexia y Ariadna.

Para los holandeses, Máxima es en una holandesa que nació en Buenos Aires. La reina no olvida sus raíces argentinas y le habla a sus hijas en español. Además suele pasar algunas vacaciones en Villa La Angostura donde vive uno de sus hermanos y realizar visitas fugaces al país ante cualquier problema familiar. No vive con el corazón partido sino compartido, que parece lo mismo pero no lo es.

El toque latino, la sonrisa
El toque latino, la sonrisa de Máxima que es tan espontánea, conquistó al pueblo holandés

Tatiana Santo Domingo, raíces colombianas en el glamour de Mónaco

Aunque nunca llegará a reinar forma parte de una de las dinastías más glamorosas y distinguidas: la monegasca. Su suegra es nada más y nada menos que Carolina de Mónaco. Tatiana Santo Domingo está casada con Andrea Casiraghi, el primer hijo de Carolina de Mónaco.

Tatina era la mejor amiga
Tatina era la mejor amiga de Carlota Casiraghi cuando conoció a Andrea. EFE 163

La “Cupido” de la pareja fue Charlotte Casiraghi, la hermana de Andrea que estudiaba con Tatiana en el liceo Fontainebleau de París. Ella era hija de la modelo brasileña Vera Rechulskiy y de Julio Mario Santo Domingo un millonario colombiano que al morir en 2009 dejó una fortuna cercana a los seis mil millones de dólares. Tatiana nació en Nueva York, creció en Suiza y pasó algunas vacaciones en Cartagena, pero en sus genes se nota la esencia latina.

Al conocerla, Casiraghi que era considerado un “soltero de oro” por esa combinación fatídica de pinta, tragedia y rebeldía quedó impactado por esa muchacha que en vez de diseños de marca elegía ropa colorida de la llamada hippie chic, hablaba con un desenfado natural y se reía a carcajadas.

En 2004 comenzaron su noviazgo y un año después se fueron a vivir juntos a un departamento en París, algo que en ese momento fue un mini escándalo. Pasaron varios años hasta que los novios decidieron “casarse con papeles”. Pero entonces, otro mini escándalo. Tatiana estaba embarazada. Sacha nació el 31 de marzo y sus padres se casaron por civil el 31 de agosto, lo que demostró que para Tatiana y Andrea el amor era más fuerte que los trámites. La boda por iglesia demoró todavía más. Fue el 1ro de febrero de 2014. Maximilian e India completaron la familia.

El matrimonio trata de hacer una vida alejada de las cámaras pero se comprometieron con asociaciones humanitarias, como World Association of Children ‘s Friends, fundada por la princesa Grace de Mónaco, o la Fundación filipina Virlanie, que trabaja con niños de la calle.

Tatiana Blatnik, la resiliente venezolana que luce una tiara griega

Entre los royals europeos la conocen como Tatiana de Grecia y Dinamarca. Tatiana nació el 28 de agosto de 1980 en Caracas, la capital de Venezuela. La definición de “ciudadana del mundo” es ideal para ella. Sus padres son de origen esloveno y alemán, ella fue a un internado en Suiza, el Aiglon College, y estudió sociología en Georgetown, Estados Unidos. Habla perfectamente español, no tanto por su lugar de nacimiento sino porque su madre, Marie Blanche Bierlein, creció en Málaga.

Tatiana desde chica supo lo que es el dolor. Su padre, Ladislav Blatnik, fue acusado de corrupción y entró en un estado depresivo muy agudo. Se suicidó cuando su hija tenía seis años.

La venezolana y su príncipe se conocieron o mejor escrito se reencontraron en el club Gringo de la estación suiza de Gstaad. Ella se acercó a hablar con su hermano Boris, que estaba con su amigo Nicolás, príncipe de Grecia; le comentó algo al oído y se fue. Nicolás le preguntó a su compañero: ‘¿cómo dejas que se escape la chica más bonita de todas?’. Y ante su asombro él le contestó: ‘¡es mi hermana!”. Con 20 años cumplidos, Tatiana se había convertido en una mujer y Nicolás, 11 años mayor que ella, no reconoció a la niña que había conocido una década atrás en casa de su amigo.

El príncipe Nicolás, hijo del
El príncipe Nicolás, hijo del rey Constantino de Grecia, y Tatiana Blatnik se casaron en una ceremonia de ensueño. El vestido, con 40 metros encaje, fue una creación del reconocido modisto venezolano, Ángel Sánchez

El príncipe quedó impactado con esa mujer de rasgos eslavos y que llevaba con un garbo perfecto su metro ochenta. Además de la belleza física lo que lo enamoró fue ver cómo pasaba del español al inglés sin dificultad, le encantaba bromear y prefería cocinar a participar de las cenas de galas y hacer senderismo a presenciar reuniones protocolares. Su poco conocimiento del mundo royal también lo impactó. Un día la sentaron al lado de príncipe Andrés de Inglaterra y Tatiana no se dio cuenta quién era hasta al final del evento.

Enamorado empezó a seducirla “Flores, llamadas, invitaciones… Yo vivía en Washington D.C. porque estudiaba Sociología en Georgetown. Él vivía en Londres y pasaron 18 meses hasta que empezamos. En el fondo es bastante tradicional y me cortejó como en los viejos tiempos. Tardé más de un año en decidirme, pero desde 2003 hasta nuestra boda nunca hemos estado separados más de 10 días “, le contó a la revista Vanity Fair.

El 26 de agosto de 2010, Tatiana y Nicolás se casaron. Si bien Grecia no reconoce los títulos nobiliarios desde 1974 cuando un referéndum nacional eligió por un 70% de votos la opción de la república fue la primera boda real griega en sesenta años. Guiño a sus orígenes o no, el vestido de la novia estuvo a cargo del diseñador venezolano Angel Sánchez, uno de los modistos latinos más conocidos en el mundo que también viste a celebrities como Sandra Bullock y Eva Longoria.

Hoy es frecuente ver a Tatiana con unos simples jeans en el supermercado o paseando a su perro. A los que se asombran con su estilo de vida les responde: “No me siento como una princesa ni que me haya casado con un príncipe, con un título. En realidad, sí, él es mi príncipe, pero nada más”.

Alessandra de Osma, la princesa de los Andes

Es la más “nueva” del grupo de latinas que se integraron a las monarquías europeas. Nació en Lima el 21 de marzo de 1988 y hoy la conocen como “la princesa de los Andes”. En 2007, el príncipe Ernesto de Hannover -además esposo de Carolina de Mónaco- y su hijo adolescente Christian realizaron un viaje a Perú. Una hermosa y elegante morocha se encargó de acompañarlos. Su madre era la modelo Elizabeth Foy y su padre Felipe de Osma, un poderoso empresario. Christian quedó impactado con esa muchacha de 14 años que dos años después sería contratada por la agencia Ford de Nueva York para trabajar de modelo. Adolescentes comenzaron una amistad a la distancia. Recién comenzaron a noviar en el 2011 cuando Sassa se mudó a Madrid, pero antes se recibió de abogada en la Universidad de Lima. En el 2014 fue la presentación oficial a toda la familia en el castillo de Marienburg, pero mostrando que eran de dos continentes luego celebraron con una fiesta en la ciudad peruana de Paracas.

 Alessandra de Osma y
Alessandra de Osma y Ernesto de Hannover, en una relajada tarde con los pequeños Nicolás y Sofía en el madrileño parque de El Retiro (Foto EUROPA ESPAÑA SOCIEDAD)

La pareja se casó en Londres y eligió a Perú para realizar la ceremonia religiosa, algo que en su momento paralizó al país. La boda se celebró en la basílica de San Pedro y la novia lució una tiara, de oro y plata de la familia Hannover. La joya ya había sido utilizada por Carolina de Mónaco y en este caso las comparaciones no fueron odiosas porque a ambas le quedaban espectaculares. El famoso “duelo de estilos” terminó con un empate. Alexandra de Hannover -hija de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover-, fue una de las encargadas de llevar la cola de la novia y entre los royals que tomaron el avión para asistir a la boda estaba el príncipe Pablo de Grecia y su hija, Olympia. En la lista de invitados top estaba la hija de Isabel Preysler, Tamara Falcó y la supermodelo Kate Moss. Los reyes españoles no fueron de la partida, algo que a los latinos no nos debería asombrar ya que en los tiempos coloniales ningún monarca pisó estas tierras.

En el 2020, Sassa fue mamá de los mellizos Nicolás y Sofía. Instalada en Europa, no olvida la cultura de su país. Fue nombrada “Embajadora de Arte Colonial” tarea que asume con orgullo porque puede visibilizar la belleza de esa nación que la vio nacer y a la que cada vez que puede elige volver. Es que aunque Sabina cante que “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver” en este caso es mejor contradecirlo.

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