La Guardia de Granaderos quiere que Kate Middleton reemplace al príncipe Andrés como su nueva líder. El duque de York perdió su puesto honorario después de que la reina Isabel II lo despojara de su título de Su Alteza Real y de sus honores militares a raíz de una demanda civil presentada por Virginia Roberts Giuffre, quien lo acusa de abuso sexual.
El papel de coronel se devolvió a Su Majestad por defecto, pero se entiende que los altos funcionarios quieren que la duquesa de Cambridge asuma el puesto, según ha informado el tabloide Daily Mail.
Si asumiera ese rol, la esposa del príncipe William podría lograr un hecho histórico y sin precedentes. A sus 40 años, sería la primera mujer coronel nombrada en los 366 años de historia del regimiento.
Una fuente militar ha asegurado a este medio británico que el nombre del nuevo coronel debía anunciarse el lunes pasado, pero se retrasó, y Kate Middleton tendría mucho que ver con esa situación.
Un informante de alto rango declaró al diario The Times: “Desde las encuestas de opinión a través de las filas, a todos les encantaría que fuera Kate. Todos admiramos la forma en que se ha adaptado y se ha comportado. Nunca parece dar un paso en falso”, explicó.
Formada en 1656 por el rey Carlos II, la Guardia de Granaderos ha luchado en casi todas las campañas importantes del ejército británico. Este título honorífico era uno de los más apreciados por el príncipe Andrés. Lo heredó de su padre, el duque de Edimburgo, cuando se retiró de la vida pública en 2017 y de hecho fue uno de los puestos a los que se aferró cuando se retiró por primera vez de sus funciones oficiales en 2019.
La duquesa de Cambridge se ha convertido en uno de los miembros más valiosos para la institución monárquica en estos tiempos de crisis en los que ha perdido mucha popularidad. Su papel ha ganado más protagonismo. Este nuevo puesto sería un paso más en esta escalada que la ha posicionado como una de las personas en las que más confía, en estos momentos, Isabel II
En un proceso civil en Nueva York, Virginia Giuffre ha acusado al duque de York de haber abusado de ella cuando tenía 17 años, por mediación de la amiga del príncipe Ghislaine Maxwell, declarada culpable de tráfico sexual, y el ex amante de ésta, el empresario Jeffrey Epstein, que se suicidó en prisión tras haber sido condenado por pedofilia.
Maxwell está a la espera de sentencia y enfrenta hasta 65 años de prisión.
El Palacio de Buckingham anunció que Isabel II había aprobado que se retiraran todos los títulos militares a su segundo hijo varón -supuestamente su favorito-, después de que cada vez más miembros de las Fuerzas Armadas se hubieran quejado de que los deshonraba y de que unos 152 veteranos hubiesen firmado una carta con esa misma petición.
Su decisión fue anunciada a través de un comunicado. “Con el consentimiento y aprobación de la Reina, los honores militares y los patronazgos reales del duque de York han sido devueltos a la reina. El duque de York continuará sin asumir ninguna función pública y está defendiendo este caso como ciudadano privado”.
El príncipe Andrés también fue despojado de su tratamiento de Alteza Real.
El duque ha negado las acusaciones pero deberá defenderse en Estados Unidos, o llegar a un acuerdo extrajudicial, después de que el tribunal rechazara desestimar el caso.
A Andrés, que sigue siendo el noveno en la línea de sucesión al trono, hasta ahora se le ha permitido mantener a su equipo de seguridad financiados por los contribuyentes a un costo entre 2 y 3 millones de libras esterlinas al año. Esto ha provocado un intenso debate público, particularmente porque a su sobrino, el príncipe Harry, se le quitó la protección policial cuando renunció como miembro de la realeza en 2020 y se mudó a los Estados Unidos.
A sus hijas, la princesa Beatriz y la princesa Eugenia, les quitaron la seguridad real oficial hace varios años. Su ex esposa Sarah Ferguson, duquesa de York, que aún vive con él en una residencia oficial, no ha tenido oficialmente ninguna seguridad financiada por los contribuyentes desde que se divorciaron en 1996. A otros miembros de la realeza, como la princesa Ana y el príncipe Eduardo, se les ha reducido la seguridad, mientras que los nietos de la Isabel II, como Zara Tindall y Peter Phillips, nunca no han tenido desde su vida adulta.
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