El hombre detenido el sábado tras haberse infiltrado con una ballesta en el recinto del castillo de Windsor, residencia de Isabel II al oeste de Londres, dijo en un video que quería “asesinar a la reina”, indicó este lunes el tabloide británico The Sun.
Isabel II, de 95 años, pasaba las fiestas de Navidad en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres, que es ahora su residencia principal. El domingo, la policía indicó que el hombre había sido internado en un centro psiquiátrico.
El diario The Sun publicó imágenes de un video supuestamente divulgado en la cuenta de Snapchat del sospechoso minutos antes de que se introdujera en el recinto.
En la grabación, se ve al individuo con una ballesta y vestido con un suéter negro con capucha. Detrás de una máscara blanca se le oye decir: “Siento lo que he hecho y lo que voy a hacer. Intentaré asesinar a la reina Isabel”.
Con aparentes referencias a la saga de La Guerra de las Galaxias, se presenta como un indio sij y dice que busca “venganza” por una masacre cometida en 1919 por las tropas británicas contra manifestantes en la India.
Aunque no confirmó la autenticidad de esa grabación, la policía londinense dijo que “los investigadores están evaluando el contenido de un video”.
Cara a cara con un desconocido en su habitación
Los intentos de entrar en Windsor o en el Palacio de Buckingham, la residencia habitual de la reina, situada en el corazón de Londres, no son inusuales. El más espectacular ocurrió en julio de 1982, cuando un hombre de 30 años, Michael Fagan, consiguió entrar en el dormitorio de la monarca a las 7.15 de la mañana mientras ella dormía.
Fagan, saltándose todas las medidas de seguridad, se sentó en la cama de la monarca y charló durante diez minutos con ella. Mientras hablaban, el inesperado huésped pidió a Isabel II un cigarrillo. “Aquí no tengo”, le dijo su Majestad, “pero puedo ir a buscar lo a la habitación de al lado”. El intruso accedió y la reina aprovechó para avisar a su guardia, que inmediatamente redujo al hombre.
El príncipe Felipe de Edimburgo, que dormía en otra habitación, permaneció ajeno a la situación sorpresiva que libraba su esposa.
Según relata la biógrafa Ingrid Seward en su libro sobre la reina de Inglaterra, Paul Whybrew, el hombre de mayor confianza de la monarca, estaba en ese momento paseando a los corgis de Isabel. Cuando regresó, la reina había logrado escapar del dormitorio, y “Big Paul” forcejeó con Fagan hasta reducirlo al suelo. No obstante, el extraño contaría luego que este se mostró muy amable con él. “Parece que necesitas una copa”, asegura Fagan que le dijo Whybrew, y luego le sirvió un vaso de whisky hasta que por fin llegó la policía.
La entonces primera ministra, Margaret Thatcher, se mostraba “profundamente preocupada” por el incidente, lo mismo que su entonces ministro del Interior, William Whitelaw, máximo responsable de la seguridad de la familia real. Whitelaw tuvo que intervenir apresuradamente en la Cámara de los Comunes para explicar tamaña irrupción en la vida privada de la reina.
Fagan, un pintor y decorador, contó que el incidente del 9 de julio de 1982 fue su segundo intento por entrar al palacio; el primero sucedió aproximadamente un mes antes.
Según una entrevista que ofreció a Daily Mirror, en el primer intento de Fagan logró trepar por una tubería de desagüe y lo vio una empleada del palacio que alertó a seguridad, pero cuando los guardias llegaron al lugar, había desaparecido.
Al parecer, Fagan entró al palacio a través de una ventana abierta en el techo y pasó 30 minutos comiendo queso cheddar y galletas y deambulando como un turista. Según las informaciones publicadas de ese momento, las alarmas estaban estropeadas y no saltaron.
Fagan contó que entró en la sala de correos donde vio regalos para el recién nacido príncipe William. El intruso relató que se sirvió media botella de vino antes de decidir irse, y durante todo este tiempo pasó completamente desapercibido para el personal de seguridad. “Entré en la habitación de Carlos, tomé el vino del estante y lo bebí. Era californiano barato”, dijo a The Independent.
Incapaz de resistir la tentación de volver a palacio, Fagan probó suerte por segunda vez el 9 de julio, esta vez escalando la pared de cuatro metros de altura de Buckingham y, nuevamente, trepando por una tubería de desagüe. Estuvo dando vueltas un rato. Luego el hombre entró en la habitación de la reina y abrió las cortinas para despertarla. Aseguró que Isabel II estaba “temblando” cuando lo encontró a su lado. En declaraciones a The Mirror, dijo : “Pase junto a su cama y parecía demasiado pequeña para ser la reina. Así que me acerco y descorro la cortina, solo para asegurarme, y de repente se sentó y me dijo: ‘¿Qué haces aquí?”.
Algunas publicaciones en ese momento afirmaron que la reina se mantuvo increíblemente tranquila y continuó hablando con él hasta que los agentes de seguridad llegaron. Sin embargo, Fagan negó esa versión y le contó a The Mirror : “¡No! Pasó junto a mí y salió corriendo de la habitación”.
Fagan fue detenido pero no fue acusado de allanamiento y los cargos finalmente se retiraron cuando fue internado para someterse a una evaluación psiquiátrica. Ahora, su delito se consideraría criminal. Lo que lo metió en problemas legales fue el hecho de que en su primera visita se robó el vino del príncipe Carlos.
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