Sarah Ferguson se casó en 1986 con el tercer hijo de la reina Isabel II, Andrés -hoy con enredos judiciales por su vínculo con el financista pedófilo Jeffrey Epstein -muerto en la cárcel.
Pero en los 80, ambos eran jóvenes y sin pasado turbulento detrás. Ese enlace con un miembro de la monarquía le valió mucha notoriedad a Sarah Ferguson, pero también la colocó bajo el foco su amistad con Diana de Gales, su cuñada, que era objeto de un constante escudriño e incluso acoso por parte de los medios.
Los medios las comparaban, las criticaban, buscaban contrastarlas e incluso oponerlas e instalar la idea de un enfrentamiento entre ellas.
Entrevistada por la revista People, Sarah, hoy de 61 años, contó que Diana y ella eran amigas desde la adolescencia, cuando tenían 14 y 15 años respectivamente.
De hecho, fue Lady Di quien le presentó a su cuñado. Al verlo ella dijo: “Ay, Andrés es realmente muy buen mozo”. Era el año 1985 y Diana Spencer, casada desde 1981 con el príncipe Carlos, hizo de casamentera entre el hermano de su esposo y su amiga. El “match” funcionó y Sarah y Andrés se casaron al año siguiente, en 1986. La pareja tuvo dos hijas, Beatriz y Eugenia.
En 1992 se separaron, luego de que el Daily Mirror publicara en primera plana fotos comprometedoras de Sarah en la plyaa haciendo topless mientras un amigo le chupaba los dedos de los pies. El divorcio formal tuvo lugar cuatro años depsués, en 1996.
Ahora, evocando el modo en que las retrataba la prensa en aquellos tiempos, Sarah dijo que “en los 80, estaba Diana, que lucía hermosa, y luego estaba la gorda desgarbada Fergie”. Ella llegó a ser catalogada como “Duquesa de Pork” por la prensa amarilla, en alusión a su silueta. “Diana y yo estábamos allí para que cierta gente ganara muchísimo dinero, pero en aquel momento no nos dábamos cuenta de eso”, dice.
“Nos presentaban como la santa y la pecadora. Y lo más importante para nosotras era permanecer fuertemente unidas, y lo hicimos, sin importar lo que se escribiera de nosotras”.
Lo cierto es que la prensa explotaba las diferencias de carácter entre ambas. Más que la amistad que las unía atraía el contraste de personalidades de las concuñadas reales: la reservada y tímida Diana Spencer parecía la contracara de la expansiva y dicharachera Sarah.
Por otra parte, en aquellos años, eran Sarah y Andrés los que más dolores de cabeza le causaban a la Reina Isabel, por su conducta un tanto alborotada, y algún que otro negocio no del todo transparente (ella apareció mencionada en los Panama Papers, en 2016), mientras que Diana y Carlos se mostraban más circunspectos. Imposible imaginar entonces que serían estos últimos los que con sus desavenencias más complicarían a la familia real. Más imposible aún imaginar que la tímida Diana se animaría a incriminar a su marido del modo en que lo hizo y a ventilar los secretos de alcoba de su infeliz matrimonio.
La Duquesa de York debuta en estos días como novelista, con Her Heart for a Compass (Su corazón por una brújula), que estará en librerías el próximo 3 de agosto, de momento sólo en inglés, y ese es el motivo por el que concedió una entrevista a People que le dedica la portada. Algún antecedente como autora tiene Sarah Ferguson ya que en los últimos años escribió varios libros infantiles.
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