Mira a su alrededor y no ve nada amigable, salvo su esposa. Se siente solo. Cree que su abuela nunca lo consideró como su nieto favorito. Percibe que su padre lo quiere hacer a un lado en la sucesión monárquica. Su hermano se mudó bien lejos suyo, a otro país lejano, tras una serie de peleas que congelaron el vínculo entre ambos y sus respectivas duquesas. Su madre no está desde hace tiempo y la extraña cada vez más. Únicamente su compañera y sus hijos los mantienen en pie en la peor crisis que el príncipe William enfrenta en su edad adulta.
Los problemas de ansiedad del hombre de 38 años que está segundo en la carrera hacia el Palacio de Buckingham, serían cada vez más frecuentes de acuerdo a fuentes cercanas a la familia real, citadas por medios ingleses y norteamericanos. Hace unas semanas, cuando enero se terminaba, Kate Middleton, la duquesa de Cambridge hizo un recordatorio en alusión a la Semana de la Salud Mental en Niños: “Este es un momento muy desafiante para todos nosotros. Así que, por favor, cuídate también”, dijo. ¿Fue autorreferencial? Algunos que caminan los pasillos reales sospechan que sí.
El estrés es abrumador para William. Mucho más en el último año, donde él mismo combatió el COVID-19 -y salió a la luz mucho después tras mantenerse oculto por meses- sino que debió tomar más responsabilidades protocolares en reemplazo de su abuela, la Reina Isabel II, recluida por temor a que contraiga la enfermedad infecciosa, mortal para una gran parte de las personas de mayor edad. La cabeza de la monarquía británica tiene 94 años.
Al viejo -pero nunca resuelto- escándalo de infidelidad, una obsesión mantiene ocupada la cabeza del príncipe: ¿por quién se inclinará la reina cuando deba decidir a su sucesor? William compite con su padre y tiene la esperanza de que su abuela lo unja por sobre su padre, Carlos, el heredero natural al trono del Reino Unido. Sin embargo, él cree que merece que su tiempo llegue más pronto: la popularidad suya y de Kate frente a la de su padre y Camilla de Cornualles es mucho mayor en el pueblo británico y tiene razón. Pero... ¿es razón suficiente? Nadie sabe qué piensa Isabel II al respecto.
La pelea entre padre e hijo -cuya relación es sumamente tirante, afirman algunos- recuerda el peor momento entre ambos, que ya tiene años encima. Fue un tiempo después de la muerte de su madre, Lady Di el 31 de agosto de 1997. Entonces, el joven príncipe le reprochó duramente sus engaños y el tormento psicológico que había ejercido sobre la princesa. También le recriminó el vínculo secreto que mantuvo con su actual esposa, Camila, duquesa de Cornualles, cuando aún era Parker Bowles. Jamás se lo perdonó.
“Cuando William supo que su abuela todavía apoyaba a su padre Carlos como futuro rey, eso lo condujo a la cornisa. Ella le había dado tantas responsabilidades a él y a Kate en los últimos meses que él creyó que su padre sería exceptuado”, contó una fuente a la revista In Touch.
La pelea con Harry, su único hermano, también es un duro golpe a su corazón que no termina de sanar, ni cicatrizar. Alejado por completo de las responsabilidades familiares, el (¿ex) duque de Sussex y su esposa, la talentosa actriz Meghan Markle, viven felices en Los Angeles, Estados Unidos, lejos de los escándalos de Buckingham y planificando sus próximos años. En principio serán padres por segunda vez, una noticia que en Londres se enteraron por Instagram.
De acuerdo a otra fuente consultada por la misma revista norteamericana In Touch, William estaría incluso bebiendo más de lo aconsejable. “Amigos y gente dentro del palacio están preocupados por él. Está conteniendo demasiada ira. Ahogar el dolor en bebidas no es la respuesta”, agregó el informante. Sin embargo, desde la Familia Real negaron por completo estas afirmaciones.
Mientras esto sucede, Kate es el sostén del núcleo íntimo del príncipe. Es ella la que en verdad intenta que siga adelante pese a todos los obstáculos que parece tener su vida. Esto, pese a que aún afirman que está dolida por los escándalos familiares, la partida de Harry y la supuesta infidelidad que envuelve a su marido con Rose Hanbury, una amiga cerca y vecina. Para muchos, son solo rumores. Sólo ellos saben qué ocurrió entre ambos.
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