Hace medio año que el príncipe Harry, Meghan Markle y el pequeño Archie disfrutan de su nueva vida en Santa Bárbara tras haber renunciado a las obligaciones y responsabilidades de la corona británica. Una vida, lejos de los compromisos reales, sin el apoyo financiero y siguiendo con los proyectos que aman.
Recién mudado a la mansión de 14 millones de dólares, festejará su cumpleaños número 36 en los Estados Unidos, de una manera muy distinta. Lo hará en su residencia de Montecito junto a su esposa y algunos medios asumen que habrá un festejo íntimo con muy pocos amigos.
Los Duques de Sussex parecían ser una pareja feliz, activa, llena de sueños por cumplir en Buckingham, sin embargo, la noticia de la salida del Palacio no soy cayó como un baldazo de agua fría en la familia real sino que dejó entrever los problemas que Harry siempre tuvo por encajar en el riguroso protocolo, así también las diferencias que tiene con su hermano William.
Es que mucho antes de sentar cabeza, convertirse en marido y luego padre, el hijo menor de Lady Diana y el príncipe Carlos, era noticia por su comportamiento rebelde. Sus actitudes escandalosas -se mostró bebiendo, fumando marihuana y desnudo-, le valió el título de “oveja negra de la familia”. Lo cierto es que el nieto de la Reina Isabel siempre hizo lo que quiso.
Henry Charles Albert David Mountbatten Windsor -su nombre completo- es enérgico, pero también muy sensible y vulnerable. En 2017, mostró su costado más auténtico cuando habló por primera vez de las secuelas que le dejó la muerte de su madre en 1997. Allí confesó que recién con 28 años buscó ayuda psicológica y trabajó su nivel de frustración a partir del deporte. Uno de sus principales apoyos en los momentos difíciles siempre fue su hermano mayor, el príncipe William.
Hoy la historia es otra, Harry reconoció que estaba alejado de su hermano Wiiliam y que pasaban poco tiempo juntos. Por eso con su esposa decidieron tener su propio equipo y alejarse de la fundación benéfica que el príncipe creó junto a los duques de Cambridge. Ese fue el primer paso para la salida.
De rebelde y playboy al más carismático de Buckingham
Pese a su turbulenta adolescencia, Harry siempre tuvo una imagen popular por su carisma y su cercanía con los demás. El cambio vino de su compromiso por lo social, que en un principio se reveló durante su paso por el Ejército británico, donde se formó como piloto de helicóptero, estuvo dos veces de misión en Afganistán y llegó a ser capitán antes de terminar su carrera en las Fuerzas Armadas, en 2015.
Luego, siguieron varias actividades benéficas por el mundo. Con ellas ha protagonizado muchos titulares positivos, como por su lucha por los niños enfermos de sida en África o por los veteranos heridos. En 2014 creo uno de sus proyectos más importantes: Invictus Games, una fundación con el fin de recaudar fondos para veteranos con discapacidades o lesiones -inspirado en los Warrior Games de Estados Unidos- que suele durar varios días y en los que se dan cita aspirantes procedentes de una veintena de países.
En uno de los importantes eventos de Invictus, fue donde presentó al mundo a su futura esposa: Meghan Markle, allá por 2017.
Fiel a su estilo, la candidata elegida no seguiría los lineamientos reales. Para empezar, la novia era mestiza: padre de origen holandés e irlandés, y madre afroamericana profesora de yoga… Y no fue todo: tenía tres años más que Harry, era divorciada, y su filmografía registraba varias escenas “subidas de todo”. Todos temas que provocaban ciertos resquemores en los pasillos de Palacio.
Pero conocer a Meghan fue el hecho bisagra en su vida. Atrás quedaron los días de amoríos, fiestas y algunos acontecimientos polémicos.
El amor habló más alto, y tras veinte meses de relación contrajeron matrimonio al estilo real el 19 de mayo de 2018 en capilla de San Jorge. Seis meses más tarde anunciaron que esperaban a su primer hijo, Archie Harrison Mountbatten-Windsor, que nació el 6 de mayo de 2019.
Harry y Meghan alcanzaron una popularidad impensada, impactando de manera positiva en los súbditos de la corona. Sin embargo, se mostraron incómodos con las obligaciones impuestas a la familia real británica. Durante meses expresaron su incomodidad con el estricto estilo de vida impuesto a los miembros de la realeza británica, escrutados con lupa por una prensa sensacionalista a menudo despiadada con unos jóvenes que rompieron los moldes tradicionales.
“A ambos nos apasiona el querer cambiar las cosas para mejor”, afirmó más de una vez el príncipe. Algo que finalmente no pudo lograr.
19 intensos meses en Windsor
De recién casados, con una imagen muy popular, los Duques mantuvieron una agitada agenda de eventos públicos: desde el tradicional Trooping Colors, giras por Irlanda, Nueva Zelanda y Africa, hasta alfombras rojas. Sin embargo, cada paso que daban la prensa británica estaba al acecho sin darles respiro.
Las críticas hacia los Duques de Sussex no tardaron en llegar. Desde comentarios racistas, pasando por polémicas por sus excesivos gastos, a los rumores del distanciamiento con su hermano William y su esposa Kate Middleton.
Pero ellos seguían, y su popularidad no paraba de ascender, algo que llegó a su punto más alto con el nacimiento de Archie.
La decisión más difícil de Harry
Parecían felices, como una familia “real” y sin problemas. Lo que pocos sabían -y si lo sabían no dejaron filtrar- es que la pareja maduraba una decisión trascendental. El 18 de enero anunció que renunciaba a sus funciones en la familia real británica. Eso implicaba también la búsqueda de su independencia financiera.
El adiós significó también que tuviera que despedirse del título de capitán general de los Royal Marines, que le traspasó su abuelo Felipe de Edimburgo, y de las condecoraciones conseguidas con el Ejército británico en Afganistán.
Hace 85 años, Eduardo VIII abdicó al trono para no renunciar a su amor por la divorciada estadounidense Wallis Simpson. Para Eduardo, vivir su amor valía más que un trono. Y para Harry su amor vale mucho más que sus privilegios de noble.
El libro “Finding Freedom: Harry and Meghan and the Making of a Modern Royal Family” es una inquietante biografía no autorizada de la pareja que abandonó la realeza. Entre las declaraciones explosivas deja entrever que el nieto de la Reina Isabel II defendió de múltiples ataques a su esposa tanto de la prensa como institucionales, y que la difícil relación con su hermano mayor -antes de gran compañero- impulsó la salida de Windsor.
Meghan y Harry lograron un acuerdo con la corona y recibieron el apoyo de Isabel II. “Reconozco los desafíos que han experimentado como resultado del intenso escrutinio público de los últimos dos años y apoyo su deseo de una vida más independiente”, reconoció la Reina.
Ya llevan siete meses lejos del Palacio, con una casa nueva de 14 millones de dólares en Santa Bárbara., contratos millonarios para Netflix, y una vida llena de ilusiones. Los británicos están de acuerdo en que Harry, por fin ha madurado, pero para muchos sigue siendo un hombre sensible que expresa sus sentimientos con un dejo de rebeldía.
Priorizó el amor, la familia frente a las obligaciones reales y el legado monárquico. Este cumpleaños será diferente, lejos de casa, pero en sintonía con su corazón, algo similar a lo que hizo su madre Lady Di, allá por 1996 cuando se divorció del príncipe Carlos haciendo oídos sordos a las presiones.
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