En nuevos documentos presentados como parte de su batalla en los tribunales de Londres en contra el periódico The Mail on Sunday y a su empresa matriz, Associated Newspapers, por dar “informaciones falsas” sobre ella para perjudicarla, Meghan Markle afirmó que se sintió “desprotegida” por la familia real británica cuando estaba embarazada.
La esposa del príncipe Harry, de 38 años, afirma que se había convertido en el tema de una gran cantidad de artículos falsos y dañinos en los periódicos del Reino Unido, lo que le causó una “tremenda angustia emocional y daños a su salud mental”.
El texto legal, además, dice que desde la Corona se le prohibió salir a defenderse. De acuerdo con el periódico The Guardian, los Windsor siguen una política estricta de no reaccionar frente a ninguna clase de noticia que se publique sobre ellos, tanto si es verdadera como falsa.
Sin embargo, la ex actriz estadounidense no compartía ese código de silencio y, en aquel momento, le hubiera gustado poder decir o hacer algo para dar su versión de los hechos.
Como resultado del trato por los medios sensacionalistas del Reino Unido, el equipo legal añadió que la duquesa estaba “consciente de que sus amigos estaban profundamente preocupados por su bienestar, específicamente porque estaba embarazada, desprotegida por la institución y prohibida de defenderse”.
La duquesa de Sussex, que vive actualmente con Harry y su hijo Archie en la ciudad de Los Ángeles, ha afirmado que cualquier compensación que pueda recibir si gana el caso será donada a una organización benéfica contra el acoso escolar.
En su demanda también criticó el salario que reciben algunos miembros de la Corona británica, como las princesas Beatriz y Eugenia de York, por su apariciones en representación de Isabel II en comparación con el trabajo que ella cumplía como miembro oficial de la familia. En los documentos presentados por su equipo legal señala directamente a las dos hijas del príncipe Andrés, al asegurar que hay royals británicos que trabajan y cobran. Markle alega que no entendía por qué las hermanas sí podían ganarse la vida de otra forma al margen de sus roles oficiales y ella no.
Lo cierto es que las hijas del duque de York y de Sarah Ferguson colaboran con organizaciones benéficas privadas y no tienen una función institucional bajo las órdenes del Palacio de Buckingham, algo que sí sucedió con Meghan Markle cuando contrajo matrimonio con el hijo menor de Carlos de Inglaterra el 19 de mayo de 2018. Hasta el pasado 31 de marzo, momento en el que se hizo efectivo el Megxit, la duquesa era miembro senior de la familiar real británica y, como tal, cumplía con los compromisos oficiales en representación de la reina Isabel II, recibiendo para ello una asignación pública anual.
Por otro lado, y con el objetivo de silenciar a sus detractores, la duquesa de Sussex también quiso hacer referencia a las críticas y acusaciones respecto de la fortuna que se gastó en su boda con Harry, y presentó documentos que demuestran que el evento en el castillo de Windsor terminó recaudando más de 1.000 millones de dólares en turismo para Gran Bretaña, una cifra que, según sus abogados, “supera con creces” el dinero aportado por los contribuyentes, estimado en 30 millones de dólares.
A finales de abril, el matrimonio real anunció que cesaban su colaboración con los periódicos británicos The Sun, The Mirror, The Mail y The Express, y justificaron su decisión por la publicación de historias falsas sobre ellos.
La guerra abierta entre Meghan Markle y el príncipe Harry contra los tabloides británicos está poniendo al descubierto la guerra interna de la duquesa de Sussex con la familia real, que no deja en muy buen lugar a esta última.
Russell Myers, el editor encargado de la realeza británica del periódico Daily Mirror, aseguró en el programa de televisión Good Morning Britain que Carlos de Gales así como los duques de Cambridge está devastados por las declaraciones de la esposa de Harry.
Myers afirmó que la reina Isabel II, de 94 años, se siente muy decepcionada por las palabras de la esposa de su nieto, ya que ella siempre apoyó a la duquesa y se ocupó en todo momento de integrarla a la familia.
En declaraciones para el Daily Telegraph, el autor real Phil Dampier, señaló que la Reina se siente “traicionada” por Markle.“Rompió con el protocolo de invitar a Meghan a la Navidad en Sandringham antes de casarse, y la pareja terminó con una hermosa casa de varios millones de libras en Windsor. Algunos se preguntarán: ¿qué más querían?”.
Isabel II les regaló Frogmore Cottage, una casa de campo en los terrenos de Windsor. Entre finales de 2018 y principios de 2019, los duques de Sussex gastaron cerca de £2,3 millones (casi USD 3 millones), dinero de los contribuyentes, para su refacción.
En diciembre de 2017, seis meses antes de la boda real del duque y la duquesa de Sussex, la Reina invitó a la prometida de su nieto a pasar el día de Navidad en Sandringham con el resto de la familia real. Este movimiento marcó un claro quiebre en la tradición real, que se repitió una vez más el día de Navidad de 2019, cuando la monarca invitó al futuro marido de la princesa Beatriz, al italiano Edoardo Mapelli Mozzi, a Sandringham.
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