En plena pandemia y a pesar de que la mayoría de los países europeos han entrado en la “nueva normalidad”, estas mujeres de la realeza podrían haber elegido el camino más seguro: quedarse en la comodidad de sus palacios y no correr el riesgo de contagiarse de coronavirus.
Al margen de aquellas que pertenecen al grupo de riesgo -por su edad o por enfermedades preexistentes- y que deben tener una mayor precaución para cuidar su salud; reinas, princesas y condesas salen a la calle para colaborar activamente en distintas causas pero todas con un fin común: ayudar a quienes más lo necesitan y apoyar la reactivación de la economía de sus países.
La reina Máxima de Holanda
Al igual que su marido, el rey Guillermo, Máxima maneja una cargada agenda que se enfoca íntegramente en variadas acciones para hacer frente a la pandemia. La monarca ocupa su tiempo en diversas actividades, cuyo objetivo es fomentar la economía y cuidar la salud de los holandeses.
Entre otras cosas, la reina de los Países Bajos visitó un centro de voluntarios de la Cruz Roja, concurrió a la sede de House of Hope -una organización de voluntarios que ayuda a colectivos vulnerables y sin recursos de Róterdam, recorrió una fábrica de respiradores para los pacientes de las Unidades de Cuidados Intensivos y hasta llegó en bicicleta a la reapertura del museo The Hague Art.
Las princesas Victoria y Sofía de Suecia
En plena pandemia, la princesa heredera Victoria de Suecia, deja a resguardo en el Palacio a sus padres -los reyes Carlos Gustavo y Silvia- y toma las riendas de las acciones benéficas.
Con el único afán de ayudar a quienes más lo necesitan, la hija mayor de los monarcas suecos visitó un centro de beneficencia de Estocolmo, donde se encargan de repartir alimentos a las personas en situación de vulnerabilidad.
La futura reina de Suecia no dudó a la hora de ponerse un delantal y calzarse guantes de protección, para ayudar en la organización y el empaque de los alimentos que se distribuyen en cajas alimentarias. Habitualmente, esa tarea la realizan voluntarios de edades avanzadas, que con la pandemia deben permanecer en sus hogares por tratarse de personas que integran el grupo de riesgo. Por ello, Victoria quiso colaborar como voluntaria.
“Me siento como tantos otros en la sociedad, siento que quiero hacer algo y me siento bien de estar aquí hoy con ustedes. Es importante que nosotros, que tenemos esta oportunidad, tratemos de contribuir y ayudar como podamos”, expresó la heredera al trono a través de la cuenta de Instagram de la Casa Real.
Por su parte, su cuñada -la princesa Sofía de Suecia- sorprendió a todos cuando anunció que haría un curso breve de enfermería para poder atender a los pacientes de un hospital, en plena crisis por el coronavirus. La actitud loable, valiente y solidaria de la nuera del rey Carlos Gustavo de Suecia fue muy bien recibida, no solo por los ciudadanos de ese país, sino también, por la familia real.
Sofía de Suecia está casada con el príncipe Carlos Felipe, duque de Värmland, con quien se convirtió en madre de los príncipes Alejandro y Gabriel. A pesar de la corta edad de sus hijos, no dudó en dejarlos en la comodidad del Palacio, pero decidió salir a ayudar a quienes lo necesitaban, cumpliendo tareas como personal de apoyo de enfermería en el hospital Sophiahemmet, en Estocolmo, en un área donde no había pacientes infectados de COVID-19.
La duquesa de York, Sarah Ferguson
La ex esposa del príncipe Andrés de Inglaterra y madre de sus dos hijas, Sarah Ferguson, también quiso poner su granito de arena frente a la pandemia con distintas acciones solidarias.
Antes de que se iniciara el confinamiento en el Reino Unido, se trasladó a un hospital de Londres donde donó alimentos y productos de higiene para los pacientes ingresados. La duquesa de York llegó junto a su hija, la princesa Eugenia y su marido Jack Brooksbank, quienes se unieron a su iniciativa.
En otra ocasión, recibió una gran donación de golosinas de parte de un poderoso empresario de ese sector. La duquesa de York no lo dudó: abrió las cajas con los dulces y se encargó de repartirlos personalmente a los trabajadores del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido.
La princesa Charlene de Mónaco
La esposa de Alberto de Mónaco vivió de cerca la angustia y el temor que sienten los familiares de las personas contagiadas de coronavirus, cuando su marido dio positivo al test.
Inmediatamente, el soberano del principado se aisló en el Palacio Real, donde continuó trabajando de manera virtual, mientras que Charlene y sus hijos se refugiaron en el castillo de Agel Roc, en las afueras de Montecarlo. Afortunadamente, la princesa y los pequeños Jacques y Gabriella no se contagiaron.
Una vez que su marido se recuperó, la princesa retomó su agenda y apoyó distintas iniciativas para dar batalla al COVID-19. A través de la Fundación Princesa Charlene de Mónaco -en la que trabaja junto a su hermano, Gareth Wittstock- se encargó de la distribución 5 mil mascarillas reutilizables en un centro comercial de Fontvieille y en tiendas a la calle.
En un momento en que todos los países de Europa buscan la reactivación de la economía tras la crisis del coronavirus, asistió a la reapertura del casino de Montecarlo, que permaneció cerrado por prevención y cuyo funcionamiento es primordial para el Principado.
Además, durante el confinamiento se unió a la campaña #3500Lives -auspiciada por la Federación Internacional del Automóvil (FIA)- de la que participaron deportistas y celebridades como Michael Fassbender, Patrick Dempsey, Rafael Nadal y Fernando Alonso, entre otros. “Todos tenemos un papel que desempeñar para ayudar a combatir el COVID-19”, fue el lema de esa iniciativa, cuyo propósito era concientizar sobre la prevención de la enfermedad permaneciendo en casa.
La condesa Sofía de Wessex
La esposa del príncipe Eduardo, conde de Wessex e hijo menor de la reina de Inglaterra Isabel II, colabora cocinando para el personal sanitario que se encuentra en la primera fila del sistema de salud británico.
La condesa quiso mantener su bajo perfil también en esta actividad, buscando que fuera secreta, hasta que su tarea solidaria se hizo pública y apareció en las portadas de todas las revistas. Quienes trabajan a diario con ella aseguran que, apenas Sofía entra a la cocina, se arremanga la ropa, se pone una mascarilla y se olvida por completo de su título nobiliario.
La nuera mimada de la Reina Isabel se toma muy en serio su voluntariado, ya que participa en la producción de casi 60 mil comidas por semana, todas destinadas al personal de la salud de los hospitales de Londres.
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