Los más de 40 muertos registrados durante las últimas semanas han puesto en duda la capacidad de la presidenta Dina Boluarte para lidiar con la crisis política que atraviesa el Perú. Para el historiador y sociólogo Nelson Manrique el origen de los protestas se debe a un cúmulo de descontentos que finalmente se manifestaron en las calles tras la salida de Pedro Castillo del poder a inicios de diciembre último.
Precisamente, el especialista señala que uno de los reclamos de los ciudadanos es la liberación del expresidente a quien se le señala de haber cometido rebelión al quebrar el orden constitucional. Aun así no se trata del principal pedido de las protestas, “pero con este increíble intento de golpe, se precipitó la situación actual”. “Y la otra responsabilidad es de Dina Boluarte”, señala Manrique en conversación con La República.
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Mientras tanto, la presidenta ha encontrado respaldo político en aquellos que alguna vez fueron opositores suyos y de Castillo. “Ella ha terminado como una rehén de la derecha más cavernaria y tiene un porvenir oscuro porque carga más de 40 muertos en poco más de un mes de gobierno”, señaló el sociólogo. Además, resaltó que este sector de la clase política no tendrá reparos en sacrificarla cuando tengan la oportunidad.
Para Manrique lo ocurrido en las protestas es una violación de los derechos humanos, sobre todo en una zona que exige cambios desde hace siglos. “La detonación ha sido en una zona que tiene una reivindicación que es muy larga. Si uno ve la geografía del descontento, va a encontrar que es aproximadamente la misma del levantamiento de Tupac Amaru. Hay una cuestión de larga duración, no es accidental. Estudios demuestran que hay una unidad lingüística desde Huancavelica hasta La Paz”, indicó.
Posibles salidas
Otro de los reclamos más repetidos es el adelanto de elecciones generales que si bien cambiaría los rostros de la clase política, sería una manera de apaciguar las aguas temporalmente. “Algunos plantean también una nueva Mesa Directiva en el Congreso y un nuevo presidente de transición”, señala Manrique refiriéndose a un escenario similar al de noviembre del 2020 cuando se eligió a Francisco Sagasti como jefe de Estado.
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“Se habla de buscar un segundo Paniagua, pero no veo a ningún dirigente que suscite la simpatía y el entusiasmo y la fe para pensar que esto va a cambiar”, agregó Manrique. Asimismo cuestionó el comportamiento del Congreso donde algunos de sus integrantes han celebrado el impedimento de ingreso al país de Evo Morales. Lo celebran “como si la presencia de Morales explicara las movilizaciones y no el descontento acumulado, no la ira, no el malestar”.
La renuncia de Boluarte es para el especialista “la única alternativa real a estas alturas”. “En el camino tendrá que armarse algo. Vamos a tener que trabajar con lo que tenemos y ver cómo salimos de este hoyo”,agregó. Por el momento la jefa de Estado no ha brindado declaraciones sobre la muerte de más de una decena de manifestantes en Puno; en su lugar ha aparecido el premier anunciando medidas restrictivas para la población.
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