Tito Ochoa Valer, ‘El Tunche del Manu’, es un asesino en serie que en la actualidad cumple su condena por asesinar a tres mujeres con un solo patrón: enamoraba a sus víctimas y luego las mataba. Dos de ellas fueron de Madre de Dios y una de Arequipa, siendo esta última con la que iniciaron las investigaciones en contra suya para dar con su paradero y juzgarlo
Las víctimas
El 29 de enero del 2011, la señora Roberta Roque, pobladora del Centro Poblado San Isidro, en el Distrito de La Joya, en Arequipa, encontró un cuerpo sin vida el cual era imposible reconocerla, pero se observaba una fractura en el cráneo. Al no se reclamado por nadie, los restos fueron enterrados en la fosa común del cementerio de la misma ciudad.
Un año después se logró identificarla: Flor Cruz Hermosa, de 24 años de edad. La noticia fue llevada a sus padres, quienes no entendían nada, pues creían su hija seguía viva. Sin embargo, ella no fue la primera víctima de ‘El Tunche del Manu’.
En enero del 2011, tras varios idas y vuelta en una relación tóxica y de violencia, Flor, quien ya tenía un hijo con Tito Ochoa Valer, decidió confiar nuevamente en él y retomaron la convivencia. El 26 del mismo mes, a través de un correo electrónico, la familia de la mujer recibió un mensaje y confirmó que estaba todo bien, pero para esa fecha ya estaba muerta.
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‘El Tunche del Manu’ fingió ser ella desde el correo y escribía cosas como: “Perdón por irme familia, pero tranquilos, todo está bien con Tito. He decidido irme con él para formar una hermosa familia” o “Tengo un puesto de ropa en el mercado y Tito tiene un puesto de celulares. Estoy muy feliz con la relación”.
Además, también recibían llamadas de otra mujer fingiendo ser Flor. De esta forma, la familia se quedaba más tranquila. En el transcurso de un año aproximadamente, fueron engañados hasta que la pólicía les contó lo sucedido.
Dato: Para que un asesino en serie deba ser considerado como tal debe cumplir con ciertas características y una de ellas es criminales que acabaron con sus propias manos a tres o más individuos en determinado periodo de tiempo, tomando en cuenta sus propios móviles, patrones en sus víctimas y modus operandi.
Tras tener conocimiento de lo sucedido, los padres de Flor decidieron fingir y seguirle el juego a ‘El Tunche del Manu’ con el objetivo de recuperar a su nieto, que tenía 7 años y de quien no se sabía absolutamente nada. La policía apoyó en las investigaciones y en el camino se enteraron de la muerte de dos mujeres más: María Elena Ninantay Rivera y Nélida Canahuire Quispe.
María Elena, de 26 años, cuyo cuerpo hallado el 3 de octubre del 2009, incinerado en el distrito de Villa El Salvador, en el Manu. En este tiempo, Tito y Flor no estaban juntos. Él fue tomado como primer sospechoso, pero al no encontrar pruebas suficientes, no se continuó con el caso. En el mismo distrito, el 24 febrero del 2012 mató a Nélida, tercera y probablemente última víctima. El cuerpo fue hallado un mes después.
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Las familias de estas víctimas también fueron llamadas por otras personas, las cuales fingían ser María Elena o Nélida. En junio del 2012, un equipo de las fuerzas especiales de Cusco viajó a Puerto Maldonado con una orden de captura por el asesinato de Flor Cruz Hermosa y lo capturaron en la calle Tambopata. En la vivienda donde se encontraba Tito Ochoa Valer (35 años) hallaron, entre otras cosas, veneno de víboras.
En sus declaraciones, él siempre dijo ser inocente. El hijo de Flor y Tito pasó a ser cuidado por los padres de la víctima. De acuerdo a las investigaciones, el niño estuvo durante el asesinato de su madre, por lo que tuvo que pasar por varias sesiones psicológicas.
Su condena
Tito Ochoa Valer, conocido como el ‘El Tunche del Manu’, fue sentenciado el 2 de mayo del 2013 a 24 años de prisión en el penal de Socabaya de Arequipa y al pago de una reparación civil de S/.100,000 por el delito de homicidio calificado con gran crueldad contra Flor Cruz Hermosa, a quien encontraron enterrada y con el cráneo destrozado.
El fiscal encargado de la investigación solicitó 35 años de prisión, pero los magistrados colegiados René Castro Figueroa y Fredy Apaza Noblega redujeron la pena porque el acusado reconoció su delito y no registra antecedentes penales, informó RPP.
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