Rafael López Aliaga, quien asumió la alcaldía de Lima Metropolitana para el período 2023-2026, emitió el viernes un discurso negacionista sobre la acción de las Fuerzas Armadas contra población civil inocente en tiempos de violencia terrorista.
Cuando participaba en la juramentación del burgomaestre de Miraflores, Carlos Canales, el líder de Renovación Popular atacó al Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), un espacio del Ministerio de Cultura que alberga la historia de violencia entre los años 1980 y 2000, y que acoge las voces y rostros de quienes la experimentaron. En la cita, también propuso cederlo a las FF. AA.
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“Basta ya de estos museos de la memoria y reconciliación que no tienen nada de memoria ni reconciliación. Allí se escribe una narrativa donde los mismos guías te mienten descaradamente poniendo a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional como si fuera agresora, y eso no es así, han salido a defender a la patria porque esa es su misión”, señaló el burgomaestre.
En 2008, el Gobierno alemán anunció una donación al Estado peruano para la construcción del lugar. La administración de Alan García la aceptó un año después y erigió este espacio dedicado a las víctimas de la violencia terrorista, que tuvo mayor dureza en esas décadas por acción de los grupos Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Según el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, este periodo de terror dejó unas 69.000 víctimas, y actualmente los remanentes del primer grupo se encuentran asociados a las mafias del narcotráfico en zonas inaccesibles de la selva sur del país.
Ayacucho fue escenario de masacres por parte de Sendero y atrocidades cometidas por el Ejército, como la de Accomarca, en agosto de 1985. Entonces, los militares aplicaban la estrategia de tierra arrasada contra Sendero: mataban a sospechosos e inocentes en comunidades de población indígena. Miles de personas perdieron la vida y miles más siguen desaparecidos hasta el día de hoy.
“Pero [este espacio] de reconciliación no tiene nada, predica baños de sangre”, consideró López Aliaga, quien pidió al alcalde entrante, integrante de su organización política, coordinar con el Ministerio de Cultura y la embajada Alemana “para que esto sea administrado por las FF. AA.”, que desdibujaron su labor con crímenes de lesa humanidad.
“Que nos cuenten la historia como es. ¡Quién mejor que la FF. AA. para decirnos los que han sufrido! A mí no me cuentan cuentos, tengo gente muy cercana que ha vivido esto en defensa del país. Es momento de poner orden en la narrativa”, añadió el empresario, que obtuvo el 23,50% de los votos emitidos en los últimos comicios.
López Aliaga se ganó el apodo de “Bolsonaro” en la campaña presidencial de 2021, en la que reveló ser del Opus Dei y célibe, y que se flagelaba con cilicio.
El empresario prometió un “shock de inversiones” para promover el empleo en una capital de 10 millones de habitantes, muy golpeada por la pandemia de covid-19, donde miles perdieron su trabajo.
Hizo fortuna al frente de un grupo empresarial que incluye trenes entre Cusco, antigua capital del Imperio Inca, y la famosa ciudadela de Machu Picchu, y emplea en forma directa a unas 10.000 personas.
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