Martín Tanaka analiza la crisis permanente en Perú: “Tenemos políticos poco representativos, que se han radicalizado y polarizado”

El politólogo sostiene, en diálogo con Infobae, que desde el 2016 se ha agudizado el problema de la representación en el país. Además, considera que la debacle del expresidente Pedro Castillo empezó cuando impulsó la primera cuestión de confianza para forzar el choque con el Congreso. Observa que Dina Boluarte tendrá que forjar una relación equilibrada con la oposición para poder gobernar.

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Politólogo Martín Tanaka.
Politólogo Martín Tanaka.

La crisis política en Perú fue permanente durante este año. Sin duda, el punto de quiebre fue el pasado 7 de diciembre cuando el expresidente Pedro Castillo intentó dar un autogolpe de Estado que terminó siendo un fracaso total y que lo llevó a que cumpla actualmente 18 meses de prisión preventiva en el penal de Barbadillo. Luego, vino la asunción de mando de Dina Boluarte y las protestas que devinieron a lo largo de este último mes.

Sobre este escenario, Infobae conversó con el politólogo Martín Tanaka de lo ocurrido con Castillo, quien se convirtió en un caso excepcional de cómo un político puede perder el poder, terminar en la cárcel, quedarse sin aliados y respaldo popular. Una película tragicómica hecha en Perú.

¿La institucionalidad en el Perú se encuentra debilitada tomando en cuenta lo ocurrido con Castillo? ¿La percepción en el exterior es que los últimos presidentes peruanos no duran los cinco años, solo permanecen meses en el poder y terminan en la cárcel?

Creo que, efectivamente, hay un problema muy de fondo que tiene su explicación en dos componentes. De un lado, la gran debilidad de los actores políticos que ya eran muy frágiles, pero del 2016 para acá han agudizado sus problemas de representación. Y, en paralelo, el nivel de la representación política ha pasado por un proceso de polarización que antes no se veía con tanta fuerza como ahora. Tenemos actores políticos que son poco representativos, se han radicalizado y polarizado. Eso hace que la fragilidad, digamos, de los gobiernos sean muy alta. No tienen una base de apoyo suficiente y, al mismo tiempo, enfrentan oposiciones muy intolerantes y radicalizadas. Ojalá que rompamos ese ciclo de inestabilidad y creo que es posible. Requiere de mucha sagacidad en medio de un ambiente en que los actores políticos son muy precarios.

Cuando conversamos en enero, concluimos que Pedro Castillo no tenía un horizonte político establecido ni liderazgo. ¿Usted visualizaba que terminaría con un autogolpe fallido, vacado y detenido?

Mira, lo que pasa es que la política nuestra es tan precaria que las cosas cambian muy dramáticamente en un plazo corto. Si me hubieras preguntado hace semanas, yo te hubiese dicho que es verosímil el escenario de que Pedro Castillo, digamos, pueda durar. Como que parecía que él ya había pasado ese momento crítico en el cual ya estaba a punto de caer en cualquier momento, ¿no? El Parlamento se había propuesto vacarlo, pero no tenía los votos suficientes para hacerlo. Las cosas comenzaron a cambiar en las últimas semanas de noviembre cuando el presidente del Consejo de Ministros presentó una cuestión de confianza ante el Parlamento.

Según la Constitución peruana, si es que el Parlamento le niega dos cuestiones de confianza a un presidente del Consejo de Ministros, el presidente de la República puede disolver el Congreso. En otras palabras, eso fue un cambio importante porque, o sea, el Gobierno se sentía cómodo asumiendo el papel de víctima frente a las supuestas agresiones del Congreso, pero no aparecía como a la ofensiva, ¿no? Entonces, eso cambió en las últimas semanas, pero al final la iniciativa del Ejecutivo [la cuestión de confianza] pareció desinflarse porque el Tribunal Constitucional dio una sentencia que le concedió un amparo al Congreso.

El asunto es que el 7 de diciembre, horas antes que se iba a votar la tercera moción de vacancia, todos los cálculos decían que el Congreso iba a fracasar en este nuevo intento por vacar al presidente. Entonces, el discurso de Castillo dando el golpe de Estado fue totalmente inesperado, sorprendente e innecesario, porque tenía los votos para evitar la vacancia. Aparentemente, su cambio se dio porque las investigaciones fiscales y testimonios de colaboradores eficaces lo sindican directamente de haber recibido dinero de forma ilegal. Eso, creo, lo convencieron de que no tenía escapatoria.

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¿Quiere decir que las últimas declaraciones del ex jefe de la DINI, José Luis Fernández, y Salatiel Marrufo fueron claves para que Castillo sienta que, incluso, los congresistas que lo respaldaban se autoconvencieran que debían destituirlo?

Es difícil decir, pero aparentemente habrían sido factores que hicieron pensar al expresidente. A esto hay que sumarle el hecho que te comenté hace un rato: el Gobierno optó por pasar a la ofensiva en la primera semana de noviembre y de tener esta iniciativa de ‘oigan, nosotros podemos disolver el Congreso por si acaso’. El expresidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, se presentó ante el Parlamento y dijo eso. Como que hubo un grupo que convenció al expresidente de que asumir posturas confrontacionales y agresivas en contra del Congreso lo iban a beneficiar. Sin embargo, creo que eso explica la decisión que él toma: aparentemente creía que cerrando el Parlamento, iba a ser aclamado porque este poder es muy impopular y la gente iban a celebrar. Creo que eso es lo único que podría explicar una decisión tan aparentemente irracional como la que tomó.

Pedro Castillo fue vacado de
Pedro Castillo fue vacado de la presidencia tras romper el orden constitucional

Además, el expresidente Castillo apeló a este autogolpe cuando antes había recurrido a la OEA por una aparente maniobra de la oposición, la Fiscalía y los medios de comunicación por sacarlo de Palacio. ¿Refleja que su gobierno fue incoherente, incluso, para defenderse políticamente?

Sí, creo que en lo que se coincide es dar cuenta de lo errático e incoherente de las decisiones del gobierno. Incluso, pensando en la propia sobrevivencia de Pedro Castillo de qué era lo que más le convenía a él. Han actuado en contra de su propio interés y, por eso, el expresidente está preso. Tomó decisiones que lo han liquidado políticamente de manera totalmente innecesaria, lo que revela su torpeza, desconexión con la realidad y gran incapacidad.

¿La presentación de la primera cuestión de confianza marcó la ruta de salida del expresidente del poder? ¿Fue la peor decisión que tuvo en 16 meses?

Creo que sí porque marca un cambio de estrategia. Hasta ese momento, al Ejecutivo le iba bien asumiendo el papel de víctima. Recibió cierto respaldo de la OEA, las encuestas de opinión decían que aumentaba su popularidad y el Congreso se veía cada vez más arbitrario y que buscaba cualquier pretexto para vacarlo. Entonces, quien aparecía rompiendo la legalidad era el Congreso y no él [Pedro Castillo]. Ahí está la interrogante: ¿Por qué este cambio? Tal vez se podría deber a que se sentía acorralado por el avance de las investigaciones fiscales.

Además, en el final del régimen de Castillo había una suerte de mezcla de izquierdistas, derechistas y algunos centristas en diferentes puestos. Digamos, el círculo del expresidente terminó sin una clara línea programática e ideológica.

Exacto. Aparentemente, y tratando de buscar la lógica en las decisiones, el expresidente se habría convencido de este razonamiento [cerrar el Congreso]. Mira, creo que creyó el discurso de ‘las encuestas señalan que cada vez estás mejor, la gente odia y detesta más al Congreso porque es visto como golpista y arbitrario, entonces si confrontas vas a ganar popularidad, te vas a enganchar con tu base original y te irá mejor’. Creo que así convencieron al expresidente con este discurso y eso ayuda a entender este tipo de decisiones. Pero, como sabemos, el cálculo no fue el adecuado y el arbitrario comenzó a ser él [Pedro Castillo] y no los opositores.

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Con la caída de Castillo, ¿la izquierda quedó muy debilitada y la derecha fortalecida?

Sin duda. Creo fue un gran triunfo de los sectores de la derecha más extremista. Es decir, aquellos que decían ‘yo dije desde el comienzo que este tipo [Pedro Castillo] era un dictadorzuelo’, ‘yo dije, al comienzo, que este tipo era autoritario e iba intentar algo así [cerrar el Congreso]’. Lamentablemente, esos sectores se han visto legitimados y todos aquellos que pensaban que había que darle una oportunidad al presidente Castillo porque representaba las demandas de sectores pobres, postergados, relegados y excluidos, pues han terminado muy mal. De aquí para adelante, eso hace que la presidenta [Dina] Boluarte la tenga demasiado difícil. Ella debe, en cierto modo, su elección a estos sectores [de la derecha] predominantes en el Parlamento.

¿Usted cree que cierto sector de la izquierda pueda cambiar de posición y apoyar a Boluarte?

Creo que ella la tiene muy difícil. Digamos, hay un hecho que es muy macizo y no se puede cambiar: [Dina Boluarte] Necesita construir una relación minimamente funcional con el Parlamento, donde la mayoría de los votos se inclinan hacia la derecha. Eso parece relativamente claro. Entonces, tendrá que tomar esa decisión de hasta qué punto va tratar de llegar un acuerdo con estos sectores de derecha para tener algún margen de maniobra que le permitan hacer algunas cosas. Ese es el gran reto que tiene por delante.

¿Dina Boluarte podría seguir la línea del expresidente Martín Vizcarra? ¿Gobernar sin bancada?

Creo que ella [Dina Boluarte] tiene que analizar muy bien esa experiencia porque [Martín] Vizcarra tuvo dos momentos. El primero fue cuando confrontó al Congreso, ganó y logró disolverlo. Pero viene el otro momento, en el cual tiene una mala relación con el siguiente Parlamento que lo termina vacando. Entonces, Boluarte tiene que aprender muy bien de esas dos experiencias. Ahora, la gran diferencia con Vizcarra es que Boluarte llegar al poder en una situación de mucha más debilidad y precariedad.

No tiene partido, pero cuenta con aliados coyunturales que después la pueden abandonar.

Así es. [Dina Boluarte] La tiene difícil, pero lo que debería entender claramente es que ella es una presidenta de emergencia y, por lo tanto, debe plantearse metas como muy de atención a problemas de emergencia.

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¿Cómo cuales?

Una agenda de emergencia en el sentido que tenemos una crisis sanitaria, alimentaria y afrontamos un gran problema de seguridad ciudadana. Debe seguir con la limpieza del aparato público de estas redes de corrupción que se desarrollaron en este último año. Concentrarse en estos temas, más allá de lo aprobado por el adelanto de las elecciones generales, para tratar de ganar legitimidad y consenso a favor de estas tareas. En la medida que avance, podrá plantearse más temas ambiciosos.

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