Pedro Castillo no logró cumplir los 500 días desde que asumió la presidencia de la República del Perú. Un fallido autogolpe le costó la vacancia y posterior encarcelamiento. ¿Qué nos deja como herencia su sinuoso mandato? Por el lado de la gestión económica —según la opinión de los expertos— hay muchos aspectos reprochables. Entre otras cosas, la incertidumbre política ha terminado por empujar al país a una situación poco o nada alentadora.
Infobae entrevistó a dos economistas, cada uno con una mirada distinta, para que analicen las variables de crecimiento económico, inversión privada, conflictos sociales y empleo formal.
Momento de mediocridad extrema
David Tuesta, exministro de Economía y Finanzas
¿Cómo describiría el momento económico luego del gobierno Castillo?
Se podría describir como un momento de mediocridad extrema. El MEF de la anterior gestión, creo que hizo lo justo en cuanto a gestión fiscal. Hay resultados manejables en el ámbito de la política fiscal, pero el otro elemento que significa darle confianza a la inversión privada, que debería provenir desde la cabeza del Ejecutivo, acompañado por el resto de ministerios, ha terminado llevando a un crecimiento con poco aporte del gobierno.
¿Qué papel jugó la incertidumbre política en las decisiones de inversión privada?
Mucha, porque al final depende de un gran componente que son las expectativas respecto a cómo se va a gestionar la política económica más adelante. Y claro, si es que existen señales tendientes a un quiebre institucional, a un referéndum para un cambio constitucional y se pone en cuestionamiento el modelo económico en reiteradas oportunidades, eso lamentablemente llama a perspectivas negativas de inversión.
¿Cómo considera que fue el manejo en cuanto a los conflictos sociales?
Eso es un claro ejemplo en el que se marca la perspectiva que tenía el anterior gobierno, respecto a lo que significa el respeto del Estado de derecho. Los conflictos sociales durante el gobierno del presidente Castillo crecieron en el último año de gobierno, más o menos en 10%. Si no me equivoco, cerca de 19 conflictos más que se han presentado en un año. Estamos hablando de prácticamente un récord no observado en periodos anteriores. Realmente estamos destinados a que el país tienda a perder a largo plazo.
¿Cómo ha ido el crecimiento del empleo formal en el país?
Todo muy negativo. Leyes como la de la tercerización y otras que forman parte de la Agenda 19, vienen complicando la perspectiva de recomendación a futuro. Estamos todavía en niveles muy similares al de prepandemia, con un nivel de informalidad y precarización de las más elevadas, que no observábamos hace bastante tiempo. Entonces, sin inversión privada difícilmente se pueden generar empleos.
Una oportunidad perdida
Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE)
¿Cómo describiría el momento económico del Perú en la anterior gestión de Pedro Castillo?
En corto, como una oportunidad perdida. Perú estaba en condiciones de crecer durante el 2022 a tasas mayores que las que se lograron. Y, lamentablemente, no hay mayores visos de que mejore en el 2023. Más bien las proyecciones para el próximo año, en general, están un poco más bajas de las que tenemos para este año, entre 2% y 3% de crecimiento.
¿Qué papel jugó la incertidumbre política en las decisiones de inversión privada?
Es bien claro que tenemos un año y medio de confianza en el terreno negativo, y eso en el Perú correlaciona muy bien con la evolución de la inversión privada. Empieza más bien a golpear esta falta de confianza que impide poder recuperar parte del dinamismo económico. Este año muy posiblemente cerremos con una inversión privada entre 0% o un poquito negativo. Si al difícil contexto global (inflación, guerra en Ucrania e incertidumbre sobre la economía China), le sumas la incertidumbre política local, que quizá está ahorita en su máximo nivel de confrontación política, es muy posible que tengas inversión con nulo crecimiento o negativo también para el siguiente año.
¿Cómo considera que ha sido el manejo en cuanto a los conflictos sociales en la gestión Castillo?
Los conflictos sociales, medidos por la Defensoría, vienen en aumento desde hace ya varios meses. Se ha estado produciendo menos mineral, en un contexto en que los precios volaban y principalmente a causa de los paros y estos conflictos que no se han podido solucionar, que han sido quizá los más visibles en Cuajone y en Las Bambas, durante la primera mitad del año. Ahora tienes, además, violencia en Ayacucho, ya tienes operación en Las Bambas, pero todavía tienes problemas con el Corredor Vial del Sur. Y esto no solamente te compromete la producción para este año, que es lo que ha sucedido, sino que también hace más difícil que se desarrollen las inversiones que deberíamos tener al siguiente año.
¿Cómo ha ido el crecimiento del empleo formal en el país?
Está más alto, hay más empleados en planilla que los que teníamos prepandemia. Y los ingresos para los empleados formales están más o menos cercanos a lo que se tenía prepandemia también: entre 1% y 2% por abajo en términos reales. Esto es la minoría, estamos hablando de solamente los empleados en planilla que deben estar cerca de los 4 millones de personas en una población económicamente activa de más de 17 millones. Entonces quizá más relevante es ver el resto, la mayoría. Y, en realidad, lo que uno ve es que la informalidad ha crecido.
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