La vacancia del expresidente Pedro Castillo agravó las relaciones bilaterales entre Perú y México. El presidente del país azteca, Andrés Manuel López Obrador, comentó sobre la crisis política peruana cayendo en una injerencia en los asuntos internos. Sus constantes críticas a la delicada situación que atraviesa el Perú obligaron a la cancillería darle 72 horas al embajador mexicano para abandonar el territorio nacional.
A la espera de la salida del diplomático Pablo Monroy Conesa se está a la expectativa de la respuesta del país norteamericano. Se espera que el embajador de Perú en México también abandone su sede de trabajo y retorne respondiendo al principio de reciprocidad que rige las relaciones internacionales. El hecho provocaría un distanciamiento entre ambas naciones que, en este caso, se ha caracterizado por sus buenas relaciones.
Cabe recordar que no es la primera vez que México le otorga asilo a figuras cuestionadas. En el 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que se ayudaría al expresidente de Bolivia, Evo Morales. Este no solo fue invitado como un asilado, sino como un amigo del gobierno mexicano, de similar tendencia política .”Evo es nuestro hermano que representa con dignidad al pueblo mayoritariamente indígena de Bolivia”, dijo AMLO
¿Qué sucederá?
La salida del embajador de México no afectaría el funcionamiento de la embajada. Los consulados continuarán operando y atendiendo a los ciudadanos mexicanos presentes en el Perú, en especial a aquellos que atraviesan dificultades tras toparse con las manifestaciones en diversas regiones. Víctor Mijares, doctor en ciencias políticas, señaló que de cerrar la embajada se estarían dañando los intereses y derechos de los ciudadanos extranjeros.
La expulsión de embajadores no es un caso nuevo en América Latina. Durante los últimos años ha sucedido en repetidas oportunidades y no ha significado el cese de relaciones entre ambas naciones. Mijares señala que esta responde principalmente a “rivalidad ideológicas”. Lo que sí sucederá será una nueva configuración en la relación entre los países encontrados, siendo en este caso Perú y México.
Por el momento se sabe, a través de un comunicado, que “la Secretaría de Relaciones Exteriores ha instruido al embajador Pablo Monroy Conesa regresar a México con el fin de resguardar su seguridad e integridad física. La Embajada de México en Perú quedará a cargo de la primera secretaria Karla Tatiana Ornelas Loera, actual jefa de Cancillería de la Misión. Asimismo, se confirmó que la embajada seguirá funcionando con normalidad.
El gobierno mexicano ha resaltado que “seguirá manteniendo los canales de comunicación abiertos con todos los interlocutores, especialmente para atender las necesidades de los mexicanos avecindados en el Perú”.
Pronta salida
A través de su cuenta de Twitter, la Cancillería indicó que la expulsión del embajador de México responde a “las reiteradas expresiones de las más altas autoridades de ese país sobre la situación política en el Perú”. Estas han sido consideradas como injerencia en los asuntos internos del país por lo que se habría violado el principio de no intervención que caracteriza las relaciones entre las naciones.
Cabe recordar que cinco días atrás la canciller Ana Cecilia Gervasi informó que los embajadores de Argentina, Bolivia, Colombia y México serían llamados a consulta por sus comentarios en torno a la crisis política que vive el Perú. Estas naciones señalaron que Pedro Castillo había sido víctima de “hostigamiento” político desde que asumió el poder el año pasado y exhortó al país andino a “abstenerse de revertir la voluntad popular expresada” en las urnas.
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