Pedro Castillo evaluó indultar a Alberto Fujimori: el mensaje que le envió el exdictador recluido en su misma prisión

Un informe detalla cómo Fujimori tendió comunicación con Castillo. El exministro Félix Chero admitió que el maestro rural no tenía “ningún inconveniente” en aprobar un posible indulto

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Pedro Castillo evaluó, en octubre de este año, aprobar el indulto del exdictador Alberto Fujimori (1990-2000), detenido en 2007 tras ser extraditado desde Chile, y condenado a 25 años de prisión por las masacres de Barrios Altos y La Cantuta.

Fujimori gozó de un breve período de libertad entre fines de 2017 y octubre de 2018, cuando recibió un polémico perdón que posteriormente la justicia peruana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos anularon. Desde entonces, pasa sus días en el penal de Barbadillo, ubicado al interior de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), el mismo donde Castillo permanecerá, hasta junio de 2024, mientras es procesado por rebelión y conspiración.

“Castillo manifestó algunas veces que, si en algún momento se daban las condiciones legales y políticas, y le correspondía la liberación al presidente Fujimori, él no tendría ningún inconveniente en aprobarlo, pero nunca llegó ninguna solicitud formal de este tipo”, admitió el exministro de Justicia, Félix Chero, al semanario Hildebrandt en sus trece.

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El informe peridístico, que cita a exintegrantes del Gabinete ministerial, señala que fue Fujimori quien tendió contacto con Castillo mediante terceros. “Dígale al presidente Castillo que veo que le están haciendo lo mismo que cuando me decían ‘japonés, nipón, lárgate a tu país’. Dígale que entiendo cómo se siente”, fue el encargo del exdictador. “Y el señor Castillo se sintió identificado con eso”, relató otro exministro al semanario.

Fuentes del equipo presidencial agregaron que algunos congresistas de Fuerza Popular le ofrecieron al Ejecutivo que lo indultara “a cambio de un trato político”.

Castillo “fue una persona que llegó al poder llevando las aspiraciones populares desatendidas. El problema es que en el entorno aparecieron una serie de personajes, los ‘vivos’ del Perú, que se aprovecharon de su falta de experiencia y estoy seguro de que cometieron actos de corrupción”, añadió Chero, uno de los defensores tenaces del maestro rural que dimitió tras el fallido autogolpe del pasado 7 de diciembre.

Irónicamente, Castillo derrotó en las elecciones a Keiko Fujimori, hija del exdictador, a quien criticó por el golpe de Estado que perpetró hace tres décadas. Ahora, ambos están apresados en el mismo establecimiento.

Un Castillo tembloroso anunció, en un mensaje leído desde el Palacio de Gobierno, el cierre del Parlamento y la formación de un Gobierno de emergencia, junto con la reorganización del sistema judicial y la instauración del toque de queda en todo el país.

La escena recordó a otra similar ocurrida hace 30 años, cuando Fujimori anunciaba la disolución del Congreso y la toma bajo su control de todos los poderes del Estado. Sin embargo, mientras aquel 5 de abril de 1992 los tanques rodearon los principales edificios institucionales y los militares arrestaron a dirigentes opositores, en esta ocasión las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional dieron la espalda a la medida.

Otras revelaciones de exministros

Otros exministros consultados por el semanario narraron episodios que dan cuenta de la personalidad de Castillo. Coinciden en sus vaivenes sobre situaciones de Estado: “Conversábamos sobre varias ideas, las moldeábamos y al día siguiente aparecía con una cosa radicalmente diferente. En una ocasión lo encaré y le dije: ‘¿Cómo es la cosa acá, quién toma las decisiones, las tomas tú o las toma otra persona y no nos dices?’”, contó un extitular.

Modesto Montoya, quien ocupó la cartera de Ambiente, relató que, durante una reunión en la casa de Sarratea, el ex jefe de Estado le pidió contactar “gente más o menos respetable” para que trabaje en el Gobierno. Es de esta manera que se comunicó con los parlamentarios Carlos Anderson y Edward Málaga.

Según otro exministro, Castillo también desarrollaría un gusto por pilotear las aeronaves oficiales: “En los viajes al interior comenzó a pilotear y a aterrizar los aviones en los que viajábamos. Él pedía hacerlo y el personal aeronáutico se sentaba a su costado para darle las indicaciones. Recuerdo que a los ministros les parecía muy extraño”.

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