La Navidad es una época en la que todas las familias del mundo tienen sus propias tradiciones y las repiten una y otra vez con el pasar de los años. Esta situación les otorga un sentido de pertenencia a la tierra de donde vienen. Ya sea la comida, los adornos o cualquier otro detalle, todo sirve para pasarla bien en familia.
Otro elemento que es imprescindible en estas fechas navideñas son los villancicos que recuerdan el nacimiento del niño Jesús. Uno mundialmente famoso, sin duda es ‘Mi burrito sabanero’, un clásico infaltable en toda reunión navideña.
Y a pesar de su origen venezolano, esta canción es famosa en todo el continente americano. No exageramos con esto último, pues dentro de las innumerables versiones que han salido a través de los años están las de Paulo Cuevas, Juanes y hasta Elvis Crespo.
El origen
Esta historia comenzó hace 47 años, cuando el del Coro Infantil Venezuela, conocido como La Rondallita, grabó el tema y casi de inmediato se convirtió en un éxito en una referencia obligatoria de la Navidad en cada casa de América Latina, en España y de toda la comunidad latina en los Estados Unidos y el resto del mundo.
Es más, hasta la revista especializada en música Billborad la incluyó entre las 100 mejores canciones navideñas de toda la historia.
Sin embargo, a pesar de la fama alcanzada por esta canción, muchos desconocen que el solista de ese tema fue un niño de tan solo ocho años llamado Ricardo Cuenci, y que luego de tanto tiempo, sigue ligado de alguna manera a la música.
“Mejor en la voz de un niño”
De acuerdo con la actual directora del Coro Infantil Venezuela, Aguasanta Márquez, el maestro Hugo Blanco (autor de la letra y la música) compuso ‘Mi burrito sabanero’ en 1975 y el primero en cantarla fue el también músico venezolano Simón Díaz.
Pero al parecer a Blanco no le terminó de gustar lo suficiente y se convenció que el tema sonaría mejor en las voces de unos niños. Fue así que el maestro logró contactarse con el coro de niños y su entonces director, Raúl Cabrera.
Tras esa reunión, el profesor se encargó de realizar el montaje coral y el arreglo musical para los niños. Junto a Hugo Blanco escogen a los integrantes del coro para grabar ‘Mi burrito sabanero’. Entre ellos, eligen al corista Ricardo Cuenci de tan solo ocho años de edad.
El arte desde la cuna
Habrán pasado más de 50 años desde esa experiencia, pero Ricardo Cuenci todavía recuerda como si fuera ayer cuando tenía cuatro o cinco años y su padre era parte de un grupo de música llanera.
“Yo agarraba una cajita de fósforos, le metía clavitos y empezaba a tocar maracas porque veía a los otros tocando maracas”, recordó para la cadena BBC.
Así fue como descubrió el mundo de la música y descubrió en ella una pasión que lo acompañaría el resto de su vida. ¿Y cómo llegó a La Rondallita? Pues resulta que su padre era muy amigo de Raúl Cabrera.
Fue un día de grabación con el Coro Infantil Venezuela y Ricardo de repente escucha “El Burrito de Belén”, un tema que ya era popular en Caracas.
Entonces el pequeño artista la empezó a cantar en los pasillos del estudio y tanto Hugo Blanco como Raúl Cabrera dejaron por un instante lo que estaban haciendo para prestarle atención hasta convencerse de que esa era la voz principal que debía llevar el tema pero con un pequeño detalle. “Se tuvo que grabar como el Burrito Tabanero, porque yo no sabía pronunciar la s”, confesó.
Directo al éxito
En tiempos en el que las campañas de marketing y publicidad se manejaban de otra manera, o de plano no existían en países sudamericanos, tuvo que ser el propio Raúl Cabrera quien se encargó de su difusión, y para ello tuvo que usar todo su ingenio y sacar provecho de cada herramienta con la que contaba en ese tiempo.
Ocurre que Cabrera también trabajaba en una tienda de discos, propiedad de su padre. Justamente era él el encargado de abastecer las rockolas de todo el país. ¿Qué hizo Raúl? Pues metió el disco del ‘Burrito sabanero’ en estos aparatos y poco a poco se fue haciendo conocido en toda Venezuela y luego en el resto del continente.
No vio ni un peso
Lo que parecía ser el inicio de una fructífera carrera en el mundo de la música con La Rondallita, se convirtió en una pesadilla.
Y es que los problemas comenzaron a llegar uno tras otro. Primero con el manager del grupo. Hasta que los sacaron de un hotel durante una gira y se quedaron sin ropa para continuar sus presentaciones.
Otro detalle que no le gustó nunca fue que a pesar de la popularidad de ‘Mi burrito sabanero’ que ha mantenido a través de casi cinco décadas, nunca recibió regalía alguna.
“Nunca se nos pagó ni un bolívar partido por la mitad, ni a mí, ni a mis compañeros de La Rondallita”, recuerda con cierta amargura Ricardo Cuenci.
Pero la decepción más grande fue cuando recibió una propuesta para integrar la primera formación de Menudo, el afamado grupo puertorriqueño que hizo furor en todo el continente de la que también fue parte, el hoy estrella Ricky Martín.
Su padre se opuso en todos los idiomas a que el pequeño Ricardo sea parte de la banda. “A lo mejor a mi papá le faltó un poco de chispa… No… No…no me dejó, no me dejó y… ¡Y con Menudo!”, señaló.
Hasta que un buen día la luz de los reflectores se apagó, así como sus ganas de seguir cantando y se olvidó del Burrito sabanero y del coro. Solo se dedicó a sus cosas y a seguir su vida.
Vida de adulto
Muy a pesar de su dolorosa experiencia de infancia, Ricardo nunca se alejó totalmente de la música, pues aprendió otras labores que lo llevaron al campo de la publicidad actualmente.
“Que cada niño en el mundo escuche esa canción y se llene de alegría, a mí me llena un montón”, sentenció.
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