Cuando quieres adquirir un nuevo producto, ya sea una prenda de vestir, algún artefacto eléctrico o algo de última generación, siempre te terminan recomendado que vayas a Polvos Azules para que lo puedas encontrar a un precio más accesible a comparación de la tienda oficial. El local comercial donde se encuentra ubicado actualmente en el distrito de La Victoria tiene una historia singular sazonada con esfuerzo y emprendimiento.
Allá por la década de los ochenta, algunos vendedores ambulantes fueron ubicados en lo que hoy se conoce como la alameda Chabuca Granda, pero con el pasar de los días estos mismos comerciantes se sintieron incómodos y se quejaron por no poder vender nada, exigiendo un cambio de dirección o que se les regrese a su lugar de origen. Los comerciantes alegaban que sus clientes aún no estaban familiarizados con la nueva ubicación y tampoco se contaba con mucha facilidad para el transporte.
Para darle solución a este problema, la misma Municipalidad de Lima, encabezada por Eduardo Orrego, dio inicio a una campaña de publicidad con la finalidad de informar sobre las nuevas zonas de venta. Hay que entender que en aquellas épocas estos mismos ambulantes eran gente de provincia que intentaba probar suerte en la capital incursionando en la venta de distintos productos y que solo buscaban emprender un negocio que les garantizara un futuro con prosperidad.
Enatru Perú, industria del transporte en aquella época, implementó un servicio de ómnibus que cubría el circuito de Lima, pasando por los mercados de Amazonas y Polvos Azules. Con el pasar del tiempo fueron construyendo un campo ferial en donde uno podría adquirir desde zapatillas importadas hasta películas en VHS y mucho más.
La piratería y el contrabando no fueron ajenos en este tipo de locales. En 1991, cuando la ciudad de Lima fue declarada Patrimonio de la Humanidad, el municipio ordenó el retiro de los comerciantes, mudanza que se terminaría adelantando por un incendio que se suscitó en dicho local. Aquellos emprendedores de la década de los ochenta ya se habían convertido en empresarios y compraron un terreno para construir el Centro Comercial Polvos Azules con una inversión de 18 millones de soles aproximadamente.
“Polvos Azules es una tradición de muchos provincianos que trabajábamos en la calle y fue creciendo. Gente que quería su prosperidad y económica sin medir el calor del sol, porque en esos años no había un techo. Nos tocó migrar y ahora tenemos un local moderno y amplio. Tiene las comodidades que un cliente de esta época requiere”, relata Rufino Contreras, comerciante del popular centro comercial.
De allí en adelante, varios emprendedores y comerciantes ambulantes han ido abriendo sus negocios en este local que actualmente se ubica entre la cuadra 2 y 3 de Paseo de la República, cerca a la Plaza Grau. Los problemas no han parado, a este centro le tocó enfrentarse a clausuras y reaperturas por diferencias con la municipalidad y el máximo reto fue hace unos años que tuvieron que cerrar sus establecimientos por motivo de la pandemia.
Muchos hasta la fecha se preguntan ¿por qué el nombre de Polvos Azules? Y la repuesta está que en la cuadra 1 del Jirón Santa se vendían unos polvos de añil para teñir las prendas, según el libro La Perricholi de Alonso Cueto.
SEGUIR LEYENDO