“No más pobres en un país rico” era la frase con la que se identificaba de manera inmediata al expresidente de la República, Pedro Castillo, desde el inicio de su campaña electoral, hasta que asumió su mandato al imponerse como ganador en la segunda vuelta electoral presidencial realizada el año pasado.
Sin embargo, el significado de ese lema y slogan con el que se caracterizaba el exmandatario peruano, según explicaba en cada discurso ante la ciudadanía, tenía un mensaje claro y sencillo: el Perú es rico, por lo que no deberían existir pobres.
Te puede interesar: Dina Boluarte juró como nueva presidenta del Perú e hizo un llamado al diálogo
Todo ello, sumado a que se mostraba como un maestro de una escuela rural, líder sindicalista, hombre casado, con dos hijos, con una familia aparentemente bien constituida, perteneciente a un partido izquierdista denominado Perú Libre, logró capturar la confianza de miles de peruanos, que decidieron apostar por él y elegirlo como el presidente que “lucharía” por la igualdad económica de todas las personas.
En los medios internacionales, siempre se referían al entonces candidato como el gran defensor de los ciudadanos más desfavorecidos, sobre todo de los residentes en los Andes y la selva amazónica, donde su lema ‘No más pobres en un país rico’ consiguió penetrar con una enorme repercusión.
Te puede interesar: Pedro Castillo disolvió el Congreso de la República y fue destituido por incapacidad moral
Según el discurso que brindaba en cada oportunidad, antes de obtener el sillón presidencial, consideraba que el progreso económico en los años de bonanza en el Perú solo ha beneficiado a las clases más acomodadas y no ha resuelto las profundas brechas sociales, lo cual, según advertía, se habría convertido en una amenaza para el poder político y económico de nuestro país.
Siempre se presentaba con un sombrero de paja y un sencillo lápiz, los símbolos de su campaña, lo que permitió mostrarse ante la ciudadanía en general como un hombre sencillo y humilde, lo que brindó cierta confianza a los peruanos de que había que “reescribir la historia en el año que conmemora el bicentenario de la independencia” de Perú.
Denuncias en su contra
Al llegar como la máxima autoridad del Perú, y al instalarse en el Palacio de Gobierno, la historia no siguió el curso que miles de peruanos esperaban. Pedro Castillo cumplió en julio de este 2022 un año como presidente de la República en medio de una crisis política.
No solo se encontraba abrumado por las investigaciones preliminares que mantiene la Fiscalía de la Nación en su contra, donde se le acusa de ser cabecilla de una organización criminal, tráfico de influencias, colusión agravada, delitos contra la administración pública bajo el delito de encubrimiento personal y contra la tranquilidad pública por los casos del Puente Tarata III.
También se le involucraron demandas por ascensos en las FF.AA., la fuga de funcionarios cercanos a su gobierno, la injerencia en la compra de Biodiesel a Heaven Petroleum Operators por parte de Petroperú y obras adjudicadas, al parecer de manera ilícita, en las provincias de Chota-Cajamarca y Cajatambo-Lima. Aparentemente, Pedro Castillo quería tener el dominio en todo y con todos.
A todo ello se le sumó los nuevos casos donde se vinculaban a sus familiares y entorno más cercano en actos de corrupción con evidencias que cada domingo salían a la luz en los programas periodísticos y en los dominicales. Los sobrinos, la cuñada, empresarios y amigos que nacieron en su pueblo natal, habían tomado el control en diversas entidades del Estado.
Asimismo, se empezaron a conocer los ataques contra los fiscales que también investigan a su familia y que conllevó a la detención preliminar de 10 días contra Yenifer Paredes, hermana de la primera dama, Lilia Paredes. Incluso se detuvieron a los empresarios Hugo y Anggi Espino, además del alcalde de Anguía, quienes también están involucrados en actos contra la normativa peruana que supuestamente habría liderado Castillo Terrones.
Frente a todas sus investigaciones, el jefe de Estado optó por acusar a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, de estar coludida junto a una parte del poder y medios de comunicación de querer apoderarse del poder de manera ilegítima.
Sin embargo, la suerte del exmandatario peruano, iba a cambiar radicalmente este miércoles 7 de diciembre, al enfrentar su tercera moción de vacancia, la cual muchos congresistas estaban seguros, de obtener los votos necesarios para retirar del cargo a Castillo Terrones.
Golpe de Estado
Este miércoles 7 de diciembre, la carrera política de Pedro Castillo Terrones, tuvo un desenlace inesperado. El exjefe de Estado realizó un discurso improvisado que lo perjudico inmediatamente. Hasta el momento muchos califican el anuncio que brindó ayer en la mañana, como un “acto suicida”.
El exmandatario peruano, reveló de manera muy nerviosa, aparentemente sin una previa organización, sin asesoría y sin el respaldo de sus funcionarios o autoridades peruanas, un golpe de Estado. Su mansaje a la Nación estuvo lleno de debilidad y falta de convicción, lo cual lo llevó a su aislamiento y pronta detención.
Apenas Castillo Terrones anunció el cierre del Congreso, gran parte de sus ministros, muchos de ellos que se denominaban sus hombres de confianza, y lo defendían a capa y espada, renunciaron públicamente a través de sus redes sociales.
Paralelamente, el Congreso de la República había decretado su vacancia por 101 votos, cuando solo se necesitaban 87 puntos favorables.
Detención
El anunció que realizó este miércoles 7 de diciembre sin previa asesoría, le costó la libertad a Pedro Castillo Terrones. Horas después de dar un golpe de Estado, el ahora vacado presidente salió de Palacio de Gobierno y se trasladó a la sede de la Prefectura, en la avenida España, donde fue detenido.
Mientras tanto, la fiscalía de la Nación anunciaba medidas en su contra y el Ministerio Público confirmó que el exmandatario peruano fue detenido por el presunto delito de rebelión, regulado en el artículo 346 del Código Penal, por quebrantar el orden constitucional.
Por su lado, la Fiscalía de la Nación dispuso iniciar diligencias preliminares contra Castillo Terrones en su condición de presidente, por presunta comisión del delito contra los poderes del Estado y orden constitucional, modalidad de rebelión, en agravio del Estado.
Como parte del proceso, se dispuso realizar al detenido el reconocimiento médico legal sobre su estado de salud actual, a cargo del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ministerio Público.
Minutos antes de la detención del exjefe de Estado, la primera dama, Lilia Paredes, sus hijos y su cuñada Yeniffer Paredes, fueron captados retirando sus pertenencias de Palacio de Gobierno en bolsas. Algunas fuentes indicaron, que habrían estados dispuestos a pedir asilo en la embajada de México.
De esta manera, el sueño presidencial en Perú del maestro rural Pedro Castillo ha durado menos de un año y medio. Víctima de sus propios errores, el exmandatario fue abandonado por ministros y compañeros de partido.
SIGUE LEYENDO