La meta de sobrevivir a altitudes extremas. El montañismo no es un deporte ajeno al Perú. Es una práctica apasionante y de dedicación constante. Este reto a la naturaleza es de riesgo y te arrastra a un equilibrio mental y físico para poder sobrevivir. El escribir una historia única y sin precedentes causó que se reúnan unas expertas en esta disciplina para protagonizar una aventura que perdurará en el tiempo.
Montañistas de las regiones Áncash, Arequipa, Cusco, Puno y Lima forman parte del equipo “Hijas de la Montaña”, el cual se enrumbará en una expedición hacia la cumbre del Gasherbrum II, ubicada sobre 8035 m s. n. m. en los Himalayas, y forma parte de las 100 cumbres más elevadas del planeta. Ellas irán de manera autónoma, escalando sin uso de sherpas ni oxígeno suplementario.
Flor Cuenca, Malú Espinoza, Lixayda Vásquez, Yudith Mamani, Roberta Guzmán y Verinia Llallacachi son las peruanas que harán historia al realizar la escalada de un “ochomil”, ubicado en Pakistán.
Infobae conversó con Lixayda Vásquez y Yudith Mamani que afrontarán una de las misiones más desafiantes en su historia como montañistas. Sobre el proyecto nos comentan que nació bajo la idea de sus compañeras Flor y Malú. “Ellas nos contactan porque siempre han tenido el sueño de armar una expedición femenina hacia los Himalayas. Sabemos el riesgo que existe. La montaña es nuestro hogar, y será así toda la vida”.
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Entre la perseverancia y los prejuicios
Desde los nueve años, Yudith tiene un interés por los deportes, practicando diversas disciplinas como el fútbol, tenis y natación. Sus ganas por descubrir más de lo que conocía la llevó a realizar sus primeros ascensos en la ciudad de Arequipa.
“Una de las cosas que me marco fue llegar al volcán Yucamani en solitario. Tenía una fuerza interior que me decía que continuara. Al llegar a la cumbre, sentí una satisfacción que nadie podría entender. Una conexión tremenda. Ahora soy estudiante de Guía de Montaña. Ya no soy solo yo, también tengo que cuidar a mis clientes”.
La expedición está programada para el 15 de junio del 2023, iniciando el trekking en Pakistán. Tendrá una duración de 50 días, de acuerdo al clima en el ascenso, y la llegada a la cumbre dependerá de eso.
Tomar la decisión de profesionalizarse la expuso a un entorno donde los prejuicios y la brecha de género siguen latentes. “En Huaraz existe la escuela de Guías de Alta Montaña. Actualmente somos 10 chicas. No es fácil. De mi promoción, yo soy la única mujer. Si tienes que hacer una prueba física y de fuerza, debes responder igual que los varones. Mi objetivo no solo es capacitarme, sino enseñar a otras chicas que quieran dedicarse a esto de manera segura”.
La no aceptación de sus parientes y el cuestionar sus habilidades solo la motivaron a no rendirse. “Cuando yo decidió ser guía de montaña, mi familia no lo entendía, decían, ¿cómo una mujer puede hacerlo? En nuestra sociedad existe ese pensamiento. Nosotras demostramos con nuestras acciones. Las mujeres no estamos limitadas, podemos hacerlo y romper prejuicios”.
El otro desafío: llegar a los Himalayas con autofinanciación
Lixayda nos explica que “Hijas de la montaña” es un proyecto que requiere una fuerte inversión de dinero. “El gobierno pakistaní exige que se contrate una agencia hasta el campamento base. Hasta ese punto vamos a contar con un grupo que nos proporcione alimento y equipo. Pero, desde los cinco mil metros hacia la cumbre nos moveremos solas, por nuestra cuenta, cargando todo. También tenemos que pagar un seguro. Eso hace que la expedición sea bastante cara. Los permisos como expedición también tiene montos elevadísimos. Existe un impuesto medioambiental”.
Su experiencia como paramédico y el entrenamiento de sus compañeras puede reducir los riesgos. Pese a sus capacidades, ella tiene claro que, así como la montaña da paz, también puede ser hostil y peligroso.
“Uno de los problemas graves sería la hipoxia, el bajo nivel de oxígeno en nuestro cuerpo, que podría terminar en un edema pulmonar o cerebral. Esas serían condiciones fatales para un ser humano. Vamos a ir escuchando nuestro cuerpo. Otro riesgo sería tener mal clima en la montaña. Nosotras contaremos con un dispositivo de pronóstico de tiempo con información actualizada conforme vamos avanzando. Sabemos como transitar en un ambiente glaciar. La idea es hacerlo todo seguro. Llegar vivas allá y volver vivas a casa con buenas experiencias”.
La primera expedición femenina peruana a la cumbre del Gasherbrum II no será la única. “Queremos promover que las mujeres se unan y que busquen otras maneras de darse fortaleza, que busquen cambiar el mundo y a ellas mismas. Para nosotras, la montaña es una escuela de vida, nos ha enseñado a vivir sin prejuicios, a darle más importancia a las cosas más simples de la vida, como el aire que respiramos, el agua en momentos de sed, tener una compañera que te abrace en la cumbre. La sociedad siempre nos empuja a tener un cuerpo perfecto, a borrarnos una cara y ponernos una nueva. A la montaña no le importa eso. Te presentas ante ella desnuda, con temores e inseguridades, pero también con fortalezas. Es un efecto sanador y motivador”.
Apoya a “Hijas de la Montaña”
Esta es una misión autofinanciada para llegar a los Himalayas. Cada una de las integrantes ha tenido que proporcionar alrededor de $14,000. Ellas están buscando sponsors, en el sector público y privado, para cubrir los gastos restantes. Tú también puedes sumarte haciendo una donación por medio de Go Fund Me o haciendo click aquí.
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