Nicolás Ayllón, el primer patrono católico de los indígenas del Perú

Este chiclayano quedó en la memoria de muchos por ayudar de manera desinteresada a pobres y esclavos, aunque la Iglesia Católica todavía no lo ha convertido en santo

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Ilustración de ‘Vida admirable y muerte prodigiosa de Nicolás Ayllón y con renombre más glorioso Nicolás de Dios’ del autor Bernardo Sartolo, por Juan García Infanzón, 1684. (Biblioteca Nacional de España)
Ilustración de ‘Vida admirable y muerte prodigiosa de Nicolás Ayllón y con renombre más glorioso Nicolás de Dios’ del autor Bernardo Sartolo, por Juan García Infanzón, 1684. (Biblioteca Nacional de España)

En la historia del santoral peruano hay muchos personajes que han logrado ese estatus con el pasar del tiempo. También los ha habido de toda raza y condición social como San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima. Sin embargo, uno de los que parece haber pasado al olvido es el que es considerado como el santo patrón de los indígenas del Perú, aunque todavía no tenga el reconocimiento oficial del Vaticano como santo.

Hablamos de Nicolás Ayllón, quien con sus acciones se puede haber ganado un pedacito de cielo y todavía es recordado por muchos por su dedicación a los más pobres y esclavos de la época en la que le tocó vivir.

De Chiclayo soy

La casa de Jesús, María y José fundada por Nicolás Ayllón se encuentra en Ubicada entre el Jr. Moquegua y Jr. Camaná, en el centro de Lima (Cultura para Lima)
La casa de Jesús, María y José fundada por Nicolás Ayllón se encuentra en Ubicada entre el Jr. Moquegua y Jr. Camaná, en el centro de Lima (Cultura para Lima)

Nacido en Santa María de Chiclayo un 10 de septiembre de 1632, sus padres fueron Rodrigo Puyzón y Francisca Xailón, dos indios reconocidos en la zona.

Desde niño, el pequeño Nicolás solía sorprender a los adultos que lo rodeaban por su gran inteligencia y extrema dedicación al catolicismo. Tanto que le gustaba desempeñarse como acólito en una iglesia franciscana cercana a su hogar en Chiclayo.

Así fue como, cuando teniendo tan solo ocho años, conoció al padre Fray Juan de Ayllón quien lo toma bajo su protección para educarle y darle una mejor calidad de vida.

Luego, lo acompaña a realizar labor pastoral a Saña y posteriormente viajan a Lima, y se hospedan en el Convento de San Francisco. Justamente en este lugar, el sacerdote contrae una enfermedad y muere al poco tiempo. Nicolás no se aparta ni un momento de él y lo cuida hasta el último de sus días.

Es en honor a él que el jovencito Nicolás toma el apellido Ayllón y aprende el oficio de sastre. Trabajo en el que le fue muy bien, pues llegó a ser considerado un maestro.

Aprovechando la regular fortuna que había acumulado como sastre, también se dedicó a ayudar a los más pobres y a visitar a las personas que estaban enfermas en el hospital de Santa Ana.

Al mismo tiempo conoció a Jacinta Montoya y contrajo matrimonio con ella. Cronistas de aquellos tiempos señalan que Nicolás ayudó a su mujer a cambiar de vida, pues la que llevaba era pecaminosa y frívola.

Labor de amor

Las hermanas Clarisas Capuchinas se hicieron cargo de la casa de ayuda al pobre que había fundado Nicolás Ayllón (Facebook: Nicolás de Dios Ayllón)
Las hermanas Clarisas Capuchinas se hicieron cargo de la casa de ayuda al pobre que había fundado Nicolás Ayllón (Facebook: Nicolás de Dios Ayllón)

A mediados del siglo XVII adquirieron una casa, que le había pertenecido a Miguel de Alloza y Oliván, y que usaron como refugio para niños huérfanos, jóvenes abandonados y en peligro de perderse. También a jóvenes que optaban por tomar el camino de la fe religiosa.

En este lugar, se le brindaba a los desposeídos alimento y vestimenta. Además, todos aprendían lo que había que saber sobre el culto a la virgen María y la obra de las almas del purgatorio.

Dicha propiedad se convirtió en beatario que fue conocido como ‘La casa de Jesús, María y José’. Años más tarde se convertiría en monasterio. De hecho sus restos siguen descansado en ese lugar hasta hoy.

Tras su muerte, este sitio fue administrado por las hermanas de la congregación Clarisas Capuchinas en 1712.

En su tierra natal, Chiclayo, Ayllón fue partícipe de la fundación de una cofradía de indios que tenía como misión espiritual, rendirle culto a Nuestra Señora de la Consolación.

Patrono de los indígenas

Uno de los puntos por los que se ganó la admiración y respeto de los que no tenían nada en esta vida fue porque durante buena parte de su vida intervino como mediador ante los constantes abusos a los que eran sometidos indios y esclavos.

Muchos salvaron de morir gracias a Nicolás. Es por eso que algunos lo consideran el verdadero patrono de los indígenas. Para eso usaba la famosa Escuela de Cristo, un grupo fundando en la iglesia de San Juan de Dios.

Predijo su propia muerte

En el convento de San Francisco,  Nicolás Ayllón fue conociendo todo lo necesario para lo que haría luego en su vida de adulto (Visita Lima)
En el convento de San Francisco, Nicolás Ayllón fue conociendo todo lo necesario para lo que haría luego en su vida de adulto (Visita Lima)

De acuerdo con sus biógrafos, durante muchos pasajes de su vida, Ayllón tenía visiones proféticas. Es más, hasta predijo su propia muerte mucho antes que esta sucediera.

Fue un 4 de noviembre de 1677 cuando cae gravemente enfermo haciendo cuadros de fiebre de alta temperatura y escalofríos. Un par de días después dijo a sus familiares que la misma Santísima Virgen Purísima se le había parecido en sueños y le dijo: “Hijo, ven en paz que tu casa a mi cargo queda y se llamará la casa de Jesús, María y José”, esto último refiriéndose al beatario.

Finalmente, dejó de existir tres días después, dejando un dolor profundo entre sus familiares y protegidos. A los funerales se acercaron miles de personas a las que anteriormente Ayllón había ayudado cuando estaban en el desamparo. Fueron para presentar sus respetos al hombre que no dudó en usar su dinero para ayudar siempre al más necesitado. Es aquí cuando nace la primera figura santa de origen indígena del Perú. Las exequias duraron varios días, en los cuales su cuerpo se mantuvo incorrupto.

De acuerdo con el autor Celes Espinoza Rúa en su obra “Santidad e inquisición a fines del siglo XVII: el caso del ‘siervo de Dios’, Nicolás de Ayllón” (2009), la Compañía de Jesús hizo el pedido para su inmediata beatificación y posterior santificación.

Ayudaron los testimonios de su esposa y de mucho más testigos, pero todo se vio interrumpido, pues la famosa mística Ángela de Carranza había mencionado el nombre de Ayllón en una de sus alucinaciones. Por esta y otras causas, la mujer fue acusada ante el Tribunal de la Santa Inquisición de Lima. Los testigos, que en un principio prometieron dar sus testimonios, se echaron para atrás para no tener que verse involucrados con el perverso tribunal.

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