Desde la llegada de los españoles, Perú se convirtió en un país sumamente católico a través de los siglos. Por una razón o por otra, por convicción o por temor a ser castigada, la población se fue volcando al catolicismo cada vez con más arraigo hasta convertirla no solo en la religión oficial del país, sino casi en la única aceptada en todos los estratos sociales.
Si alguien se atrevía a profesar otras creencias, se exponía a un gran peligro y a ser señalado ante las autoridades.
Esa tal vez sea la razón por la cual cada cierto tiempo las autoridades eclesiásticas se ven en la necesidad de organizar una actividad que reúna a la mayor cantidad de personas que sirva para reafirmar su fe y alejar tentaciones para ‘cambiar de equipo’. A estas reuniones a gran escala se le llama Congreso Eucarístico Nacional.
De qué se trata
De acuerdo con la tradición cristiana, Congreso Eucarístico Nacional es un suceso extraordinario de la Iglesia Católica en la que se le rinde culto a Jesucristo en el sacramento dela Eucaristía.
En ese sentido, una iglesia local invita a otras y a sus fieles a rezar, meditar, estudiar y celebrar todos juntos el misterio eucarístico. Generalmente, lleva un lema que identifica al Congreso.
Durante estas actividades religiosas se cuentan varias celebraciones de la Palabra de Dios, conferencias y sesiones de catequesis para jóvenes y adultos.
El primero que se hizo en Lima
El primer Congreso Eucarístico realizado en la capital del Perú se llevó a cabo del 23 al 27 de octubre de 1935. Cabe recordar que años atrás, el gobierno peruano había cambiado la ley que prohibía la manifestación de otros cultos que no sean el cristiano, por lo que esta cita fue como una reafirmación de la fe de los creyentes.
El lugar de reunión principal para todos los participantes fue la Plaza Dos de Mayo. El monumento que adorna el lugar fue cubierto con una cruz diseñada por el arquitecto polaco Ricardo de Jaxa Malachowski.
Para llevar un orden, todos los hombres que asistieron al evento se reunieron en la Iglesia de Santo Toribio y las mujeres en la iglesia de San Pedro. Igualmente, se determinó que los obreros lo hagan en la Basílica de María Auxiliadora y los profesores en la Iglesia de San Agustín.
Desde muy temprano, cientos de comitivas salieron del Templo de María Auxiliadora, tomando toda la avenida Alfonso Ugarte hasta llegar a la Plaza Dos de Mayo.
Más de 100 mil personas
Según cuentan las crónicas de la época, todo aquel que profesara la religión católica en Lima fue al evento. Tanto hombres como mujeres y niños prepararon sus mejores galas para asistir. Se estima que alrededor de 150 mil personas se hicieron presentes.
Entre las personalidades que tomaron la palabra se encuentran fray Mariano Holguín, José de la Riva Agüero, Víctor Andrés Belaunde, entre otros.
El principal punto que fue tocado por casi todos los que disertaron aquella vez fue la importancia del sacramento de la eucaristía en una sociedad limeña que estaba perdiendo su raíz católica.
Si bien se resalta la participación de muchas organizaciones, una de las más valoradas fue la presencia del Cuerpo Diplomático, miembros del Congreso Constituyente, Poder Judicial, Institutos Armados y de la Unión Católica de Señoras y Caballeros, último bastión de lo que significa ser un buen cristiano.
El evento fue apoyado por el mismo gobierno del presidente Óscar R. Benavides, que también participó del evento.
Este fue el acto católico más grande realizado en el país, pues nunca otro evento similar logró reunir a tal cantidad de gente. Además, este Congreso Eucarístico Nacional de 1935 fue significativo para muchos jóvenes que renovaron su fe y para la agrupación Acción Católica Peruana que vio al país como seguía rendido a su doctrina.
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