“Y llegados al otro (torreón) tenía un orejón por capitán tan valeroso que cierto se podría escribir de él lo que de algunos romanos”, se lee en la Colección de documentos inéditos para la historia de España de José León Sancho Rayón. Este texto forma parte de las Crónicas de Pedro Pizarro un cronista y conquistador que formó parte de la conquista al Perú, pero ¿a quién se refería? Se trataba del guerrero que sorprendió a miles de personas.
Cahuide es el nombre del guerrero inca y aunque su historia es poco conocida en algunas partes del Perú, existen lugares en los que su vida y su valentía han quedado inmortalizados.
El guerrero que defendió con su vida el imperio incaico
La historia peruana tiene a un sinfín de personajes que son conocidos por los nacionales desde la época escolar; sin embargo, ese no es el caso del guerrero incaico.
Nació en Cusco, en medio de la capital del Tahuantinsuyo. La fecha de nacimiento es desconocida, pero según el cronista Pizarro habría sido a los inicios del siglo XVI. Cahuide era conocido por varios nombres, entre ellos, Surihuamán; sin embargo, su nombre real sería Kullash (Culla) o Titu Cusi Huallpa.
El nombre más popular con el que la historia lo recuerda es con Cahuide, que deriva del quechua Kawiri y significa ‘vigía’. Sobre sus padres, no se conoce mucho, pero se cree que también fueron orejones de la nobleza inca.
DATO: Los orejones eran familias o personas que pertenecían a un linaje noble dentro del incanato y el virreinato. Ejercían cargos de control y organización del imperio.
Sobre sus estudios no se sabe mucho, pero se cree que estudió en el Yachayhuasi del Cusco y que durante sus años de juventud decidió inclinarse hacia el servicio militar. Su desenvolvimiento lo llevó a ser capitán del ejército imperial, o como se decía en aquellas épocas, fue un ‘apusiqay’. El Inca Huayna Cápac estaba en buenas manos.
De acuerdo a las crónicas de la época, se sabe que tenía un carácter para el combate y que, además, tenía un temple singular. Esto pudo ser comprobado con la llegada de los españoles, quienes sabían de aquel guerrero orejón era una pieza fundamental para hacer frente a la conquista española y devolver todo al imperio incaico.
Sacsayhuamán, la última fortaleza de Cahuide
Luego de la toma de Cusco por parte de los europeos, el guerrero se unió a las filas de Manco Inca y luchó en la gran rebelión inca con el fin de reconquistar aquello que se les había arrebatado.
Fue nombrado uno de los principales guerreros y se le encargó la defensa de la Fortaleza de Sacsayhuamán. Manco Inca reorganizaría sus tropas para dar batalla a los extranjeros.
Fue así que llegaron los conquistadores al lugar y se dio inicio al enfrentamiento. La batalla duró varios días y las municiones se iban acabando. Sin piedras almacenadas, sin flechas y sin armas espadas y armamento obtenido de enfrentamientos con los españoles, la defensa de Cahuide se iba debilitando.
Con una adarga en el brazo, una espada en la mano y un morrión en la cabeza, el guerrero inca veía cada vez más claro el panorama. La toma de la fortaleza era inminente, pero esto no debilitaba la feroz defensa del guerrero.
“[…] Mandó Hernando Pizarro a los españoles que subían que no matasen a este indio sino que lo tomasen a vida […] A Hernando Pizarro le pesó mucho no tomarlo con vida”, fue parte de las crónicas de Pedro Pizarro.
El fornido orejón cusqueño defendió el torreón de Muyucmarca y antes de caer prisionero y someterse a las burlas prefirió defender parte de las creencias de sus ancestros. No rendirse ante el enemigo.
Fue así que se envolvió con su poncho y se arrojó desde la cima y falleció en 1536.
Luego de varios años se conmemoró su lucha. En el departamento de Arequipa se levantó un monumento en homenaje al inca Cahuide y en 1932 se acuñaron monedas de estilo neo-peruano donde aparecía el general inca.
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