Mataindios, la película peruana con 50 participaciones en los festivales, de los cuales siete han obtenido premios internacionales y dos nacionales, aún se encuentra proyectando en algunos departamentos del país para finalizar su recorrido. En uno de ellos se destaca como la mejor película peruana del Festival de Lima 2018. Este filme te lleva a conocer a los pobladores del distrito de Huangáscar de la provincia de Yauyos de la región de Lima.
Esta película se encuentra dirigida por Robert Julca y Oscar Sánchez, ambos formados en la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD). La historia de cuatro pobladores de esta comunidad que a través de la organización de la festividad del Santo Patrón Santiago Matamoros buscan darle fin al dolor del tiempo de violencia que vivieron. Entre cantos, preparación y misa realizan la fiesta en su honor.
En conversación con Infobae, Julca, director de la película y profesor de ENSAD, mencionó que a pesar de los premios que han obtenido aún no cuentan con una “repercusión nacional”. Asimismo, relató cómo ha sido el proceso y los retos del rodaje que tiene como protagonistas a los propios pobladores e incluso participan los infantes de esta localidad.
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Los protagonistas
¿Por qué decidieron que los protagonistas sean los mismos pobladores?
El hecho de trabajar con no actores es una tradición que viene del neorrealismo italiano y sucede porque se empieza a narrar historias desde los espacios. Es decir, a diferencia de Hollywood que construye y crea una historia, luego busca cómo recrear las locaciones para grabarla. Entonces, encontrar intérpretes que puedan representar esta historia y más aún actores estrellas que generen una taquilla, es complicado.
El director de la película Wiñaypacha también apostó por esta tradición…
Exacto, Óscar Catacora, que en paz descanse, cuenta sus propias historias desde sus condiciones, por lo que encuentra en sus paisajes y su gente cómo contarlo. Otro ejemplo es Ciudad de Dios y Juliana. La presencia misma del individuo tiene todo el contenido, no tiene que interiorizar ni transformarlo. Una persona que no es un actor profesional puede lograr hacer más potente su historia.
¿Cómo convencer a los pobladores de ser los protagonistas de una película?
Es un trabajo de mucho tiempo. Este pueblo que se llama Huangáscar, donde nació Óscar Sánchez, pero hace tiempo no vive ahí, solo sus papás. Es un proyecto que tenía años, antes de poder lograr los fondos económicos. Antes de grabarla, estuvimos yendo al pueblo con nuestros medios, pero poco a poco logramos hablar con los pobladores y las autoridades.
¿Cómo lo trabajaron?
Con el pueblo hicimos una especie de encuentro tipo taller, pero fue más para dialogar, perder el miedo a las cámaras, y así puedan seguir directrices de manera relajada. Asimismo, cuando nosotros escribimos la película, que es una versión distinta a esta, pensamos en muchos diálogos. Sin embargo, nos acercamos más a ellos y nos dimos cuenta de que su sola presencia tenía mucho contenido. Entonces, no les enseñamos a actuar, sino a que confíen en sí mismos.
Los llevamos hacer actividades muy fuera de su continuidad. Tirarse en el suelo, echarse, bailar o golpear la pared se vuelve un juego e intentamos que lo entendieran como tal. No queríamos imponerles tales emociones, sino que sea él mismo. No queríamos alterar ese comportamiento.
Mataindios
¿Por qué Mataindios?
Es el apóstol a Santiago (Santo Patrón) cuando los españoles querían contra los morros. Por las características del Santo Patrón se convierte en el símbolo de las batallas contra los enemigos. Entonces, Mataindios es la denominación que se les da en Latinoamérica. Sin embargo, antes la película se iba a llamar ‘Hijos de Santiago’, pero en ese tiempo estaba de moda ‘Días de Santiago’.
¿Un pueblo colonizado?
Puedo decir que tal comunidad está colonizada por una bibliografía que no le corresponde, pero ese grupo social no va a decir lo mismo, porque han construido una identidad. Desde ese punto, no te sientes colonizado, pero no significa que no lo estés. La película lo que intenta es irrumpir ese estado de confort. Es muy fácil salir de esta perspectiva por eso están los niños. (…) Entra la idea de descolonización. Creo que es cómo te apropias de algo a tu beneficio.
¿Obstáculos en el rodaje?
Tienes que cuidar mucho tu plan y día de rodaje, porque sino se alarga un día más. El ocultamiento es una estrategia para salvaguardar la continuidad de tu grabación.
¿Cómo ha sido trabajar con Óscar Sánchez?
Con Óscar aprendimos en el proceso, hemos sido muy autodidactas y tenemos un amigo en común, Marco Arauco, quien es nuestro director de fotos e hizo esta película. En el hacer aprendimos a comunicarnos para definir la película, tuvimos una estrategia de escucharnos el uno al otro para entendernos.
¿Cómo ha sido el recibimiento del público en las salas?
Todavía no tiene una repercusión tan nacional. Tal vez, sea porque es mi primera película o no la siento cuan importante es. Nunca pensé que la película representará al Perú, tiene que ver más con el tiempo, cómo reacciona con el espacio de acá a diez años. Y creo que ahí sí podría decir que la película está representando al Perú, porque continúa circulando o se sigue hablando de él. Esperamos que el tiempo haga sus propios procesos.
Un recordatorio
Una escena tiene una anécdota de tu vida…
Sí, es una historia que me contaba mi madre que cuando su abuelo perdió la dentadura y no podía masticar, su hija le masticaba los maíces y se los daba en la boca. Sin embargo, eso también me sucedía a mí. Cuando quería comer habas tostadas, pero era muy dura, mi padre lo hacía por mí y me lo daba en la boca. Por ello, teniendo como referencia esos momentos es que propuse estos hechos. Un pequeño gesto de amor.
Otra escena…
La escena del casete también es un hecho de mis padres cuando vivían en la zona andina. Ellos tenían muchos recuerdos en casete y siempre se conmovía de lo que sucedía. Esta parte también hablaba de estas ausencias.
Un trabajo familiar
Julca hizo que sus familiares, amigos y vecinos cercanos sean parte de la organización y también de los roles de la película. Es una producción familiar y eso es muy bonito, porque uno responde a las circunstancias y posibilidades.
El también profesor de la ENSAD mencionó que es una línea que reflejó el hoy fallecido director Catacora. Asimismo, nos cuenta que entre sus proyectos está otros rodajes, uno de ellos referente a la crisis sanitaria que golpeó a Perú y al mundo.
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