Lucía empezó a cuidar a otros niños cuando ella también solo era una niña. A sus tiernos 13 años le asignaron el cuidado de cuatro sobrinos, dos de ellos apenas eran unos bebés. Apenas llegó a la mayoría de edad y se casó, llegó a un hogar donde tuvo que responsabilizarse de todas las tareas domésticas como lavar, cocinar, limpiar y más. La dependencia económica que la sometía al esposo la volvió blanco fácil de humillaciones; primero llegó el maltrato psicológico, luego los golpes, hasta que decidió divorciarse con una bebé a cuestas.
Ella intentó rehacer su vida sentimental, tuvo tres hijos más y nuevamente se hizo cargo de todo lo que implica el mantenimiento de una casa y el cuidado de los niños. Durante sus dos experiencias nunca sintió el apoyo de sus parejas. Ahora le pesa no haber culminado sus estudios y no haber conseguido un empleo formal. Nunca se lo permitieron.
“Me siento como una esclava, como una empleada sin pago. Nunca pude estudiar, dedicarme a mí, toda mi vida la dediqué a otros. Incluso cuando estás enferma a las mujeres nos toca hacernos cargo de todo en la casa. Los hombres nunca te ayudan, al menos los que yo conocí, como si los hijos fueran solo míos”, lamenta la mujer de 55 años.
La vida de Lucía, como la de cientos de miles de mujeres en América Latina y el mundo, se halla circunscrita al cumplimiento de tareas asignadas dentro de los roles de género. Las tareas de cuidado históricamente han sido feminizadas, la preparación de alimentos, la compra de estos, la limpieza del hogar, el lavado de ropa, el cuidado de los bebés, niños, ancianos, personas afectadas por enfermedades y con discapacidad están colocadas sobre las mujeres por default, por lo que muchas niñas, adolescentes y adultas ven truncados sus sueños y aspiraciones para dedicarse a cuidar de sus familias. La problemática se ha normalizado por generaciones, como una especie de herencia que carcome la vida de ellas y no les permite avanzar.
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Redistribución de tareas
El Perú no es ajeno a esta realidad, por lo que el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables presentó el 27 de julio de este 2022 el proyecto de ley 2735, Ley de reconocimiento del derecho al cuidado y de creación del Sistema Nacional de Cuidados, en base a información técnica que busca que este tipo de labores sea distribuida más equitativamente entre varones y mujeres; además del respeto de los derechos de personas que requieren cuidado y quienes cuidan.
El tema de la repartición es un punto vital, ya que según la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo que el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) elaboró en el 2010, las mujeres le dedican 39 horas semanales a las tareas domésticas, frente a 13 de los varones, es decir las mujeres dedican el triple de tiempo que ellos.
Esta sobrecarga de labores de cuidado las deja con menos tiempo para la atención de su propia salud física, psicológica, horas de estudio y el desarrollo de actividades económicas.
“La ley plantea una respuesta integral para lograr transformar la actual organización social de los cuidados en nuestro país, que se soportan principalmente en el trabajo no remunerado de las mujeres. Esta situación genera barreras para el ejercicio de los derechos de las mujeres. Por ejemplo, en el acceso, ascenso y permanencia en el mercado laboral, en la participación política, en el acceso a educación, en el descanso, entre otros derechos”, explicó la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Claudia Dávila Moscoso.
Además, explicó que la iniciativa se halla enmarcada en el cumplimiento de la Política Nacional de Igualdad de Género aprobada en el 2019, que establece la implementación de este sistema tomando en cuenta el enfoque de género y derechos humanos. Y que también priorizará la atención a personas con discapacidad, niños y adultos mayores.
Otra estadística presentada fue que, según datos, de las mujeres que tienen tres o más hijos, solo el 13% tiene nivel educativo superior y más del 80% solo con nivel básico, es decir dedicarse exclusivamente al cuidado de los menores deja huellas en su acceso a educación, situación que pocas veces sucede con sus pares masculinos.
Esto fue expuesto durante el seminario internacional “Lecciones y oportunidades en la construcción de políticas públicas para el derecho al cuidado”, evento organizado por OXFAM y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán el jueves 17 de noviembre.
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Todos requieren cuidados
Por su parte, Diana Portal de la Defensoría del Pueblo, explicó que las tareas de cuidado son imprescindibles para el sostenimiento económico de los países.
Y es que estimaciones realizadas para el caso de Lima Metropolitana indican que las actividades domésticas no remuneradas representan el 23,3% del Producto Bruto Interno (PBI) de Lima Metropolitana, según información recogida por el Ministerio de Trabajo en el 2008.
“Un primer punto de partida es que los cuidados son imprescindibles para el sostenimiento de la vida y de la economía misma. Y además permite visibilizar la interdependencia humana, es decir, que nadie, ninguna persona puede sostener su vida o desarrollarse si no hay una base de cuidados”, indicó la funcionaria defensorial.
Además, hizo un llamado a promover un cambio cultural que permita que las tareas de cuidado no recaigan sobre las mujeres como una especie de designio del destino.
Alertas en el proceso de implementación
En otro momento de la conversación, Valentina Perrotta, Investigadora y experta del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-CLACSO, hizo un llamado a que las organizaciones de mujeres se mantengan alertas en un futuro proceso de implementación del Sistema Nacional de Cuidados, puesto que lo que se plasma en el papel no siempre llega a ser ejecutado tan como se planteó.
Un primer punto de partida es que los cuidados son imprescindibles para el sostenimiento de la vida y de la economía misma. Y además permite visibilizar la interdependencia humana, es decir, que nadie, ninguna persona puede sostener su vida o desarrollarse si no hay una base de cuidados
“No queremos un sistema de cuidados para que dentro de cinco años las mujeres sigan cargando con la mayor responsabilidad social de los cuidados sino para que los varones cuiden más horas diarias. Eso implica defender el enfoque feminista, monitorear desde la sociedad civil con información de calidad cómo se va avanzando en las metas y exigirle al gobierno rendiciones de cuenta que muestren el avance. (...) Una ley no garantiza un sistema nacional de cuidados, es un paso simbólico, trascendente, pero ese reconocimiento, pero si no se sostiene en política pública y presupuesto puede no transformar esta realidad. A partir de la aprobación del proyecto hay que mantenerse vigilante en la implementación”, dijo la especialista.
Actualmente, el proyecto de ley aún se halla a la espera de su discusión en la comisión de Constitución del Parlamento, para luego pasar al de Mujer y Familia del Parlamento. “Estamos a la espera que el Poder Legislativo priorice el debate de esta iniciativa y logremos su pronta aprobación”, dijo la titular del MIMP. El futuro de millones de niñas y mujeres aguarda a la expectativa.
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